Burocracia

Barcelona impulsa una ordenanza para facilitar que la innovación no se frene ante ciertos obstáculos legales

La normativa establecerá las bases legales para realizar pruebas piloto en un tiempo y espacio determinados, lo que se denomina 'sandbox' regulatorio

El Gobierno aprueba el banco de pruebas para la banca digital

De izquierda a derecha, Michael Donaldson, comisionado de Innovación del ayuntamiento, la ministra Morant y el alcalde Collboni, este miércoles en Ca l'Alier

De izquierda a derecha, Michael Donaldson, comisionado de Innovación del ayuntamiento, la ministra Morant y el alcalde Collboni, este miércoles en Ca l'Alier / El Periódico

Carlos Márquez Daniel

Carlos Márquez Daniel

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En un pueblecito al norte de Estocolmo se creó una nueva línea de autobuses que habría pasado desapercibida si los vehículos no fueran autónomos. Pero había un problema: la legislación sueca no permitía que un coche o un autobús circulara sin conductor, así que la empresa de transporte tuvo que meter dentro a un operador que se pasaba el día sin hacer absolutamente nada. Aquello era una prueba piloto. Y la ley fue un obstáculo. Este choque de realidades entre un 'test' y la normativa vigente es lo que ahora Barcelona quiere solucionar de la mano de una nueva ordenanza que permita pruebas piloto en entornos reales. Lo ha anunciado este miércoles el alcalde Jaume Collboni, que ha avanzado el deseo de "crear espacios, físicos o virtuales, en los que las cosas pasen y se pueda evaluar luego el resultado" para que luego incidan de manera positiva en la ciudad.

"Mañana mismo (el jueves) firmaré el decreto para iniciar la tramitación de la ordenanza. Queremos tener un instrumento normativo que haga posible y ágil la instalación de 'sandbox' en Barcelona", ha manifestado Collboni, en referencia a las pruebas que se realizan, en un tiempo y un espacio limitado, dentro de un marco legislativo adaptado para la ocasión y supervisadas por una autoridad pública. La noticia va de la mano de la presentación de la 'Guía para entornos controlados de pruebas', elaborada por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, cuya titular, Diana Morant, ha compartido este miércoles acto con Collboni en Ca l'Alier, antigua fábrica del siglo XIX ahora convertido en templo de la tecnología contemporánea. En el 22@, por supuesto.

Ir de la mano

Más allá de adaptar la normativa local para que se pueda realizar un 'test', del sector que sea, la idea del proyecto es también acompañar a los postulantes en el largo camino burocrático de permisos y límites legales. Porque más allá del marco municipal, luego están las leyes autonómicas, las estatales y las europeas. "La idea es ir de su mano para facilitar que puedan terminar desarrollando su idea", relata una de las personas que está redactando la ordenanza. "Apostamos por hacer de la ciudad un espacio natural de experimentación, donde poder testear productos, servicios y metodologías innovadoras que generen valor público y comporten más bienestar social y calidad de vida a nuestra ciudadanía", ha añadido Collboni.

El edificio de Ca l'Alier, en el distrito 22@

El edificio de Ca l'Alier, en el distrito 22@ / Ferran Nadeu

El 'sandbox' regulatorio es, al fin y al cabo, un atajo burocrático. Todos los presentes en la jornada celebrada en el Poblenou han coincidido en que el papeleo es el principal quebradero de cabeza a la hora de intentar innovar. Pero en esta ocasión no solo se trata de echar una mano a los que no saben a qué ventanilla picar. Y más allá de la excepcionalidad legal, está también el deseo de, si las cosas van bien, incluso modificar las leyes para permitir que esa innovación pueda incidir en la sociedad.

Los límites

Volviendo al ejemplo del bus de Estocolmo: si resulta que funciona, se podría cambiar la normativa y permitir vehículos autónomos para determinados servicios de transporte público. En resumen: se prueba un producto o un servicio en un tiempo y un espacio determinado, soslayando ciertas normativas (con límites claros como la protección de datos), se miden los resultados, y, si son positivos, se identifica de qué manera se pueden implementar.

La ministra Morant y el alcalde Collboni, a las puertas de la antigua fábrica de Ca l'Alier

La ministra Morant y el alcalde Collboni, a las puertas de la antigua fábrica de Ca l'Alier / ACN

El Ayuntamiento de Valencia ya lleva meses puliendo su propia ordenanza de 'sandbox' regulatorio. Paula Llobet, concejala de Turismo, Innovación e Inversiones de la ciudad del Turia, ha explicado que la normativa se aprobó en abril y ahora ya está en sus últimos compases de exposición pública antes de poder aplicarse. El suyo, por lo que ha explicado en Ca l'Alier, es un modelo liberal del invento: "Toda Valencia es un laboratorio urbano, cualquier barrio y cualquier calle de la ciudad. El nuestro no es un 'sandbox' sectorial, estamos abiertos a la movilidad, los residuos, el turismo, la gestión del agua..., todo, con la idea de acelerar la transición verde y digital".

Los profesionales invitados al acto han dado una visión algo más realista de la situación. Más allá de coincidir en la urgencia de agilizar los trámites, tengan que ver o no con la innovación, han pedido un mayor y mejor colaboración público-privada y generar un entorno de confianza. También han compartido muchas dudas. Ha sido el caso de Maria Terrades, directora del Parc Científic de Barcelona: "No sabemos en qué nos puede ayudar el 'sandbox', pero está claro que nos falta crear espacios de laboratorio, facilitar el trabajo de los científicos y conectar las ideas de distintos actores que no se conocen pero que quizás pueden confluir en un mismo proyecto".

Clara Navarro, cofundadora de Ship2B Foundation, ha celebrado que se hable de innovación, pero ha recordado que hay "muchos pasos antes y muchos trámites complicados que tienen que solucionarse". "Saber a quién tienes que llamar, qué regulación te aplica... hay mucho camino antes de alcanzar el 'sandbox'".

Pau Garcia, a la izquierda, durante su intervención en la jornada de Ca l'Alier, este miércoles

Pau Garcia, a la izquierda, durante su intervención en la jornada de Ca l'Alier, este miércoles / Carlos Márquez Daniel

Pau Garcia, cofundador y director de Domestic Data Streamers, ha invitado a romper con el binomio entre innovación y tecnología: "Me gustaría que la innovación se relacionara con las historias que hay detrás, que tienen que ver con la calidad de vida de las personas y no los tecnicismos. Hay que abrir más espacios para las narrativas y los retos urbanos". También ha hecho referencia al fracaso con una interesante reflexión sobre cómo se silencian las pruebas que no salen bien. "El fracaso es una opción necesaria, un camino que no se tenía que tomar. Pero no se hace público; ¿dónde están las cosas que no han funcionado?