Estreno este viernes

Barcelona relanza el mirador de vértigo de la Torre de Collserola: vistas 360º por menos de 3 euros

La atalaya más alta de la capital inicia una prueba piloto de visitas veraniegas tras cuatro años cerrada

Reabre el mirador más alto de Barcelona tras cuatro años cerrado

Dos iconos de Barcelona, en la liga mundial de los supermiradores

Meritxell M. Pauné

Meritxell M. Pauné

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Barcelona vuelve a contar con un mirador prácticamente único en el mundo, por su altura, ubicación y titularidad. La Torre de Collserola reabre al público este viernes tras cuatro años sin visitas. Cerró por la pandemia y desde entonces solo ha acogido eventos corporativos y grupos escolares. Una laboriosa renovación de su ascensor panorámico, iniciada en noviembre, ha permitido recuperar ahora las visitas regulares y retomar la promoción.

Las vistas 360º a una altura de 560 metros sobre el nivel del mar justifican la excursión hasta esta atalaya, desconocida para la mayoría de barceloneses pese a un precio asequible a todos los bolsillos. Tras unos días de incertidumbre sobre la fecha exacta de reestreno, a causa de los ajustes en el elevador, la torre inicia un verano de apertura continuada hasta el 8 de septiembre. Se podrá visitar de miércoles a domingo de 12h a 15h del mediodía. Luego solo están programados, por ahora, 9 días puntuales de septiembre alrededor de la Diada y la Mercè.

El Ayuntamiento de Barcelona avanza a EL PERIÓDICO que estos dos meses y medio serán una “prueba piloto para estudiar la demanda”, tanto en cantidad como en tipología. “La intención es continuar ofreciendo estas visitas, pero el verano servirá para evaluar la experiencia y determinar qué formato es más adecuado a partir de octubre”, indica la empresa municipal B:SM, que comercializa los tíquets a través del parque de atracciones Tibidabo. El público estándar es local, porque de momento la antena se ha mantenido al margen del circuito turístico masivo.

Menos de tres euros para residentes

Las entradas pueden adquirirse tanto de forma presencial como a través de internet, sin necesidad de antelación. La tarifa base son 5,60 euros, aunque los vecinos que dispongan del carné gratuito Gaudir+ y los socios del TibiClub solo pagan la mitad (2,80 euros). Además, los mayores de 60 años y las personas con discapacidad tienen precio reducido (3,10 euros).

Reabre el mirador de la Torre de Collserola

Entrada de visitantes de la Torre de Collserola / Irene Vilà Capafons

Son precios muy inferiores a los que hay que pagar en el resto de famosos miradores de la World Federation of Great Towers, liga mundial de miradores a la que pertenecen por ejemplo la Torre Eiffel de París o el Empire State Building de Nueva York. Desde primavera también forma parte de este selecto club un segundo icono barcelonés, la Torre Glòries.

Así es por dentro

La visita al mirador de la Torre de Collserola arranca en la base, donde se sitúa la taquilla y los controles de seguridad, imprescindibles en una infraestructura crítica como esta. Gestiona radiofrecuencias como la TDT de televisión o las ondas FM radiofónicas las 24h del día y acoge medio centenar de trabajadores. La primera parada es el vestíbulo, recién bautizado este junio con el nombre del ingeniero Ramon Pedrerol, que dirigió las obras de construcción (1990-1992).

Reabre el mirador de la Torre de Collserola

El ascensor del mirador de la Torre de Collserola 'vuela' entre los cables tensores / Irene Vilà Capafons

Aunque sin muchas explicaciones, aquí se exponen las maquetas originales de tres de los cuatro proyectos arquitectónicos que compitieron para dar forma a la torre: los de Carles Buixadé, Ricardo Bofill y Norman Foster, que ganaría el concurso al saber ‘esconder’ el edificio auxiliar de servicios entre las dos colinas donde se alza la esbelta torre. Es la más alta de Catalunya y pertenece a una sociedad formada por Cellnex, Telefónica, Ayuntamiento y Generalitat.

Un gran vinilo en la pared recuerda las atalayas hermanadas en la superliga mundial y ameniza la espera del ascensor, que sin duda impresiona a cualquier visitante. Es una caja acristalada sujeta por la pared trasera, que en 2,5 minutos vuela 135 metros hasta el mirador. Oficialmente está en la planta 10 (de 13), pero su posición equivale a una 38ª planta. Los exhaustivos controles que ha superado obligan a un esfuerzo de racionalidad para sobrellevar la ligera vibración y la impactante verticalidad del viaje.

Reabre el mirador de la Torre de Collserola

Vista desde el ascensor del mirador de la Torre de Collserola / Irene Vilà Capafons

Hasta 70 kilómetros de radio de visión

El mirador, en cambio, es una sala triangular con todo el perímetro acristalado. Sin aperturas y con una barandilla que separa el suelo pavimentado de una cornisa transparente, permite disfrutar de las vistas sin tentar al vértigo. En un día claro ofrece un radio de visión de hasta 70 kilómetros en todas direcciones, es decir, que permite divisar desde la línea de playas hasta el Cadí-Moixeró.

Reabre el mirador de la Torre de Collserola

Reabre el mirador de la Torre de Collserola / Irene Vilà Capafons

La duración de la visita depende de la capacidad de abstracción del visitante. A diferencia de los rascacielos urbanos, que permiten ver el movimiento de coches, grúas y personas como si la ciudad fuera un Scalextric, el punto fuerte de Collserola es la visión de conjunto que ofrece. Por ejemplo permite constatar la densidad metropolitana, la privilegiada centralidad del aeropuerto de El Prat o de las Tres Chimeneas de Sant Adrià, el potencial de colinas como Sant Pere Màrtir o el empuje de las ciudades del Vallès. También es uno de los pocos puntos desde los que fotografiar a la vez el Camp Nou y el RCDE Stadium, que ya no parecen tan alejados.

Los amantes de los detalles pueden entretenerse, eso sí, con los dos binóculos retro que hay en el mirador, accionados con monedas de un euro. ¡Sin duda un recurso útil para seguir las regatas de la Copa América! Para ir todavía más allá, una veintena de carteles azules indican los kilómetros en línea recta hasta una veintena de ciudades y puntos geográficos de Catalunya y del mundo, desde Badalona o Formentera hasta Honolulu y el Kilimanjaro.

Memoria viva

Montse Carner, responsable de Relaciones externas de la Torre, conoce todos los secretos de este balcón tras 27 años en la empresa. Explica que la planta panorámica acoge una docena de eventos al año, siempre de pequeño formato porque el aforo es de un centenar de personas: “Hemos tenido cenas, presentaciones de productos, cócteles con DJ… ¡Incluso una boda, hace años!”. El público familiar no suele ser el target principal, puesto que las vistas no atraen especialmente a los niños. En cambio, sí que cautiva a colegios profesionales, universidades y centros de Formación Profesional. Gustavo Dueñas, dedicado a la seguridad en la torre, recomienda a todo barcelonés que vaya a descubrir la atalaya. Él mismo desconocía que está abierta a visitas hasta que entró en la plantilla hace 17 años. Y eso que vivía cerca, en la Vall d’Hebron. “De noche es espectacular”, remacha.

Reabre el mirador de la Torre de Collserola

Reabre el mirador de la Torre de Collserola / Irene Vilà Capafons

Cómo llegar

La torre cuenta con un aparcamiento a disposición de los visitantes, por herencia histórica, aunque hoy en día lo más recomendado para el público es llegar en transporte público. La opción más lúdica es aprovechar la Cuca de Llum, el funicular que sube al Tibidabo, para disfrutar primero de las vistas en la plaza de acceso del parque y luego caminar 15 minutos por un sendero de Collserola bien acondicionado que permite de propina conocer la Font de la Budallera.

Otra posibilidad, más económica porque queda cubierta por los abonos ordinarios de transporte, es subir a la sierra con el funicular de Vallvidrera y rematar el trayecto con el autobús 111. En los dos casos, por la proximidad de opciones de restauración y ocio, permite montarse un plan veraniego de medio día e incluso de día entero por menos de 20 euros.

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