Transporte público

Cambio de flota en TMB: ¿cómo funciona un autobús de hidrógeno?

Comparten tecnología con los eléctricos, pero su batería es mucho más pequeña gracias a una reacción química que permite generar energía

TMB pone en circulación una nueva hornada de autobuses de hidrógeno, más caros pero más asequibles a largo plazo

TMB cerrará 2024 con tres líneas de bus 100% eléctricas y el 25% de la flota de cero emisiones

Mario Canet muestra la parte trasera del bus, donde está la batería

Mario Canet muestra la parte trasera del bus, donde está la batería / Carlos Márquez Daniel

Carlos Márquez Daniel

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TMB ha presentado este lunes un nuevo bus de hidrógeno que se suma a los ocho que ya están en circulación en la línea X1 desde hace más de un año. Antes de que termine 2024, la empresa habrá adquirido 38 nuevos vehículos con esta tecnología. ¿Pero cómo funciona realmente un bus de hidrógeno? ¿Tiene ventajas respecto al eléctrico? Saca de dudas Mario Canet, responsable de innovación y nuevos proyectos de TMB.

El bus de hidrógeno y el eléctrico comparten buena parte de la tecnología, pero hay un elemento, la pila de combustible, que los hace muy distintos. La carga de hidrógeno en un bus requiere de tan solo ocho minutos, suficiente para alimentar un vehículo durante todo un día. En una pila se combina hidrógeno con oxígeno, de manera que "se recompone la molécula del agua y se genera electricidad", la que usa el vehículo para poder circular. En las pilas se desarrolla un proceso conocido como electrólisis inversa, mediante la cual el hidrógeno (almacenado en uno o varios depósitos) reacciona con el oxígeno (captado del aire ambiental).

El motor del bus de hidrógeno

El motor del bus de hidrógeno / Carlos Márquez Daniel

El hecho de que la batería se vaya recargando con esta operación, además de con el frenado, permite que sea de mucho menor tamaño que en los vehículos 100% eléctricos, donde el peso puede llegar a las cuatro toneladas mientras que aquí se queda en menos de 600 kilos. El motor de tracción mueve las ruedas a través de una transmisión mecánica sin cambio de marchas. El rango de revoluciones, señala Canet, es suficiente para llegar a los 70 u 80 kilómetros por hora, más que suficientes para el tipo de servicio que prestan.

Más barato (a la larga)

EL coste de uno de estos buses es 150.000 superior al de un eléctrico puro. Pero los de hidrógeno requieren de mucha menos infraestructura, cosa que hace que a la larga (su vida útil es de unos 15 años) resulten más económicos. "La infraestructura es mucho más discreta -señala Canet-, mientras que al eléctrico le hace falta un cargador, cosa que se complica cuando tienes 300 buses iguales, ya que necesitas una potencia enorme". El hidrógeno es la mayor reserva de combustible no contaminante que existe, por lo que parece tener un enorme futuro en la industria, la movilidad o para producir electricidad.