Rodalies repite como el medio de transporte peor valorado en Barcelona y su entorno

Conforme uno se aleja de Barcelona hacia los confines de la provincia, la querencia por el trasporte público va decayendo. Porque si en la gran ciudad la oferta es más que suficiente, en el caso de las comarcas, sobre todo las más perimetrales, la confianza, y la eficiencia, pierden fuerza. Según la última encuesta de movilidad en día laborable, realizado por el Institut Metròpoli por encargo de la Autoritat del Transport Metropolità (ATM), el servicio de Rodalies es el peor valorado de todos los modos de transporte posibles, con una nota media del 6,1. Pero con un importante contraste: los residentes en la capital catalana le dan un 6,4, mientras que los del Berguedà, el Maresme o el Garraf lo rebajan a un 5,6. En el otro extremo, ir a pie recibe la puntuación más alta, acariciando el 9. Como nunca.

No es ninguna novedad que la red ferroviaria de cercanías sea el farolillo rojo. Lo bueno es que todas las alternativas están por encima del cinco. Incluso del seis. La noticia optimista para Rodalies, a pesar de cerrar la clasificación, es que blande la misma nota que hace 10 años, A pesar de que en los últimos tiempos se están viviendo cortes de aúpa a consecuencia del plan de inversiones de esta década, que prevé más de 6.300 millones de euros en la musculación de las principales líneas que conectan con Barcelona.

Furor metropolitano

Ir a pie se valora más que nunca, con una nota media de 8,7 que apenas experimenta cambio dentro y fuera de Barcelona. También la bici toca techo, con una puntuación de 8,7, con un sorprendente 8,9 en los municipios del Área Metropolitana de Barcelona, por encima de las comarcas que quedan más allá. Es, de hecho, la nota más alta de toda la serie y de todos los modos de transporte posibles. Le siguen la moto e ir en coche como conductor. Se da el caso de que este furor coincide con la implantación de la bicicleta metropolitana compartida, el AMBici, aunque la encuesta no permite determinar el efecto que ha podido tener en la valoración.

El tranvía es el transporte público mejor valorado, con una calificación media de 8, tres décimas más que Ferrocarrils, que también exhibe diferencias entre dentro (7,8) y lejos de la capital catalana (7,2). Sorprende que el bus urbano de TMB, con muchas menos validaciones, esté por encima (7,3) del metro (7,1), mientras que a escasa distancia se sitúan los autobuses interurbanos (7) y el servicio de Regionals de Renfe (6,8).

Si se aplican filtros sociodemográficos, la diferencia más significativa está en el nivel de estudios de los entrevistados: a mayor formación, menor es la valoración del transporte público. En Rodalies es donde más se manifiesta: del 6,9 de los que no tienen estudios al 5,8 de los universitarios.

Oferta desigual

La encuesta de la ATM también preguntó sobre la oferta de transporte público para desplazarse dentro del mismo municipio. Las diferencias son muy importantes. Mientras que en Barcelona la nota es de 7,89, en los municipios más alejados no se llega al 5. Es decir, le dan un suspenso con un 4,96, para ser exactos. En el AMB es de 7,28 y en el resto de la región metropolitana (unas 160 localidades), de 6.18. Es decir, cuanto más se separa uno de la capital catalana, peor es la alternativa de movilidad compartida y sostenible.

Sucede lo mismo, en menor medida, al preguntar sobre la oferta para saltar a otro municipio. Curiosamente, la valoración del AMB es superior a la de la propia Barcelona (7,05 frente a 6,96) mientras que las comarcas de la frontera de la provincia marcan un 5,28. En cualquier caso, ocho de cada 10 desplazamientos de la provincia no salen de la propia comarca, y el 61% de los movimientos no superan los dos kilómetros de distancia; datos que dan muchas pistas sobre por dónde deben ir los tiros de la planificación vinculada a la movilidad.