Barcelona espera este verano una ocupación hotelera del 87%, sin récords pero con un mayor gasto

Barcelona vivirá un verano más de efervescencia turística, pero el Gremi d'Hotels de Barcelona pone en duda que sea una temporada de récords. El presidente de la patronal, Jordi Clos, ha estimado este jueves una ocupación estival en torno al 87%, que podría alcanzar el 89%, en la capital catalana, y considera "estable" respecto al año pasado. No obstante, estos viajeros pagarán más que hace un año, lo que puede suponer un cierto filtro a la tipología de viajeros. El líder de los hoteleros ha quitado hierro a las movilizaciones turismofóbicas del pasado fin de semana, considerándolas minoritarias y mucho menos importantes que las surgidas hace una década o las que se están dando en otros lugares.

Los hoteleros no pueden hablar de futuros precios para la temporada estival por no vulnerar la normativa de la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia. Pero sí pueden referirse a datos ya pasados, y en este sentido ha admitido que hasta el momento las tarifas por habitación han estado unos 23 o 24 euros por encima de 2023, de modo que esta tendencia podría mantenerse. Ese incremento, que también se produjo el año pasado, llevó a hablar de un turismo de más calidad. Clos ha enfatizado, sin embargo, que la capital catalana sigue con precios "por debajo" de la mayoría de destinos que están en el 'top 10' europeo.

Los alojamientos turísticos de la ciudad han vivido una primavera excepcional, con muchos momentos de llenos. No obstante, aunque la media de ocupación será muy alta en verano, el mes de agosto es más dispar según las ubicaciones. En general las cifras caen porque ese mes los destinos urbanos pierden fuerza frente a los que son meramente de sol y playa. Así que en el paseo de Gràcia, por ejemplo y según diversas fuentes consultadas, tendrán una afluencia inferior a la de los últimos meses.

El presidente de los hoteleros, que también lo es ahora de Turismo de Barcelona, ha subrayado que el objetivo de la ciudad "no es tener más visitantes sino de más calidad", para lo cual hay que "incentivar que venga gente por cosas concretas y no de forma abierta". Lo ha dicho en el marco de la presentación de dos nuevas especializaciones que exhibirán hoteles de Barcelona con oferta destacada de gastronomía o cultura.

El hotelero cree que la ciudad está trabajando para tener un mejor turismo y que los resultados se empezarán a percibir dentro de un año. Ha recordado que históricamente Barcelona había tenido un 60% de viajeros de negocios frente a un 40% de vacacionales, que en los últimos años se ha invertido. Pero que uno de los retos de la ciudad es equilibrar esa dualidad al 50%, porque en momentos en que la capital catalana está "llena" con motivo de grandes congresos como el de telefonía móvil y el visitante es prácticamente solo de negocios, la ciudadanía no percibe saturación ni molestias.

Pisos turísticos agrupados

Respecto a la intención del alcalde Collboni de acabar con los 10.000 pisos turísticos de Barcelona en 2028, de la mano de la nueva regulación del Govern que permitirá no renovar licencias, Jordi Clos ha defendido que se erradiquen solo los pisos sueltos ubicados en edificios residenciales por su impacto. Ha defendido la continuidad de la oferta que se agrupa en bloques completos para este uso, al considerar que estos no comportan problemas vecinales. El propio gremio cuenta con asociados que representan más de 40 edificios de este tipo. Y el grupo Derby Hotels, del que es propietario, abandera también varios.

El concejal de Cultura e Industrias Creativas, Xavier Marcé, antes al frente de Turismo en el ayuntamiento, y también presente en el acto, ha destacado que la voluntad del consistorio de eliminar la oferta se basa en la nueva herramienta legal que proporciona el Govern, y que en Barcelona está ligada a aliviar la crisis de vivienda.

Sobre los brotes de turismofobia, Clos considera que el volumen de la manifestación del pasado fin de semana con entre "2.000 y 3.000 participantes", pese a estar impulsada por 120 entidades --"¿cuántas personas movilizó cada una?"-- es muy inferior al de hace una década en Barcelona, y también a los que están registrando otras ciudades. Ha insistido también en que el turismo ha dejado de estar entre las principales preocupaciones del barcelonés. Y aunque asume que todo el mundo es libre de expresar su opinión, ha recriminado las acciones "agresivas", como remojar a turistas o impedir el acceso a hoteles. Con la promesa de que trabajan "para que el conflicto que genera el turismo baje al mínimo".

El director de la Agència Catalana de Turisme, Narcís Ferrer, ha apuntado que en el futuro, como figura en su plan estratégico para el territorio, "el residente ha de ser copartícipe de todas decisiones sobre turismo". Y ha enfatizado que la calidad del viajero, más allá de la factura, pasa por la desestacionalización y la desconcentración.