Con la mitad de habitaciones

Metamorfosis turística en Barcelona: un hotel boutique remplaza a un decrépito hostal del Gòtic

La Pau levanta el telón en el edificio centenario que ocupó El Nilo tras una inversión de 10 millones para convertirlo en alojamiento "íntimo"

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Vestibulo y recepción del nuevo hotel boutique La Pau, en el Gòtic.

Vestibulo y recepción del nuevo hotel boutique La Pau, en el Gòtic. / Grupo Enjoy BCN

Patricia Castán

Patricia Castán

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Como en un programa televisivo de reformas, el antes y después del que hasta hace poco fue el hostal El Nilo, convertido ahora en el hotel boutique La Pau, es de los que dejan boquiabierto. El milagro de la rehabilitación se traduce en un alojamiento con la mitad de camas de antaño: el rancio hostal tenía 53 pequeñas habitaciones, que en la nueva etapa se han convertido en 24 holgadas y con todas las comodidades. Sus promotores han querido desmarcarse en la zona creando un espacio "íntimo" que permite desconectar del jolgorio del barrio Gòtic y a la Rambla, a unos pasos, y a la vez han cumplido con las exigencias originales del plan especial urbanístico de alojamiento turístico (PEUAT) de Barcelona, que cuando en 2017 compraron el edificio de finales del siglo XIX e iniciaron su proyecto les obligaba a decrecer en plazas turísticas.

Una de las habitaciones del hotel La Pau en la calle de Anselm Clavé, 17.

Una de las habitaciones del hotel La Pau en la calle de Anselm Clavé, 17. / GEB

La aventura de esta empresa "familiar barcelonesa", el Grupo Enjoy BCN, les ha supuesto invertir seis millones en la compra del edificio y otros cuatro en su renovación integral, que su propio equipo ha llevado a cabo, ya que el propietario --de formación economista-- es un apasionado de la arquitectura. La marca es el brazo gestor del patrimonio, que hasta ahora se componía de 56 pisos turísticos, la mayoría en Ciutat Vella y sobre todo en edificios enteros para dicho uso, ha detallado Carmen de la Maza, responsable de Sostenibilidad, durante su presentación este martes.

La resurrección del edificio centenario ha servido para hacer arqueología y devolver la vida a elementos históricos que capas de pintura y falsos techos habían escondido a conciencia. El inmueble se construyó como vivienda para militares con caballerizas en el patio interior. Entre sus posteriores vidas, es llamativo el periodo en que una empresa platanera canaria lo adquirió para madurar la fruta en sus almacenes. En los años 70 se transformaría en el hostal El Nilo, aunque en las últimas décadas había vivido una lenta degradación.

Como muestra, los comentarios que aún sobreviven en Tripadvisor, donde estaba puntuado con un 2 sobre 5 (posiblemente uno de los peores alojamientos de la ciudad), con comentarios como este: "Incluso si tu intención es ir de mochilero y únicamente necesitas un sitio donde caerte muerto, te lo tienes que pensar mucho", decía un huésped en 2018. Aludía a infectos baños compartidos, puertas de cartón, ventanas que no cierran, ruidos, suciedad y otras perlas.

Zona de desayunos del hotel La Pau, recién inaugurado tras la rehabilitación del edificio centenario.

Zona de desayunos del hotel La Pau, recién inaugurado tras la rehabilitación del edificio centenario. / GEB

La pandemia pospuso los planes de los nuevos titulares, pero una vez en materia, se han rescatado las vigas de madera y 'volta catalana' de todos sus techos, se han reproducido los dibujos que los remataban, se han recuperado los estucos originales de la escalera principal y reconquistado la altura de la planta baja. De hecho esta estuvo ocupada durante décadas por lúgubres almacenes y patio cerrado, que ahora se han abierto y dan un aire tan lujoso como histórico a La Pau, que ostenta 4 estrellas aunque ofrece el confort de un 5, y cuya tarifa mínima rondará los 300 euros por habitación y noche. En sus pocas semanas, ya han logrado la máxima puntuación entre sus usuarios, sobre todo estadounidenses y británicos.

Cara solidaria

La falta de un restaurante y otros servicios --por su tamaño-- hacen que no opte a esa quinta estrella, pero el establecimiento cuenta al lado con su restaurante del mismo nombre, impulsado hace dos años con un transfondo social y en colaboración con la fundación El Llindar. Así, el hotel también colabora estrechamente con esta entidad que propicia las segundas oportunidades laborales.

El afán de intimidad, relax y sosiego que se pretende para sus huéspedes supone incluso que sus dos terrazas (a mar, ya abierta, y a montaña, en breve) de la quinta planta sean de acceso restringido a sus huéspedes. Nada de follón ni tardeo local, teniendo en cuenta que en el entorno ya hay sobredosis de opciones lúdicas, argumenta su director, Siscu Raya.

Piscina roja del hotel boutique La Pau.

Piscina roja del hotel boutique La Pau. / GEB

Las habitaciones (seis por cada una de sus cuatro plantas, y de siete tipologías de tamaño, orientación y precio) son generosas, presididas por los techos que rememoran su historia y de líneas limpias y cálidas, con maderas y detalles ornamentales en rojo, como elemento distintivo que conecta distintos espacios del hotel, incluida su piscina colorada.

Además de insonorizado, el hotel presume de sostenible (agua osmotizada, piscina llena con agua traída de la Costa Brava, domótica, sistema de generación de energía eléctrica, política antiplásticos, proveedores locales, 'amenities' producidos en la ciudad, y muchos más) y de su apuesta por la cultura autóctona, con piezas artísticas variadas. Desde las lámparas con piezas de bicicletas recicladas de Ramiro Sobral a obras de Jordi Díez.