Primer día de cortes en la L2 del metro de Barcelona: "Toca madrugar y llevar siempre un abanico"

Desplegados como un miniejército en misión pedagógica, decenas de operarios de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) se han situado desde primera hora de la mañana de este martes en los andenes y vestíbulos de los extremos del tramo afectado por el corte de la L2 de metro, entre Paral·lel y Sagrada Família, tratando de redistribuir los flujos de usuarios que aún no se habían enterado de la interrupción del servicio durante dos meses por obras de mejora en las vías o que tenían dudas. "¿Cómo que he de coger un bus? Tengo hora en el médico y llegaré tarde", exclamaba un jubilado, irritado ante la perspectiva de coger el D50, que en las primeras horas de la mañana fue abarrotado de barceloneses y más tarde de turistas. El mismo señor confesaba que no suele hacer ese trayecto y le pilló desprevenido.

Representaba a una minoría, porque la empresa de transporte público ha invertido semanas en informar y prevenir a los viajeros, apuntaba esta mañana una de sus empleadas. "Está todo lleno de indicaciones y carteles, pero siempre queda alguien despistado que se entera cuando le hacen salir del vagón", relataba a este diario. En la estación de Sagrada Família, donde ahora finaliza la línea, el personal accedía a los vagones para comprobar que quedaban desiertos antes del cambio de dirección en el túnel. Y atendían a los que no tenían un plan B para desplazarse. A medida que el día avanzó, tuvieron que atender cada vez más preguntas en diversos idiomas.

Por fortuna, la zona afectada está comunicada por diversas líneas de bus y de metro, pero aún así la receta varía según el destino e incluso el origen del usuario. Como el de Manolo Merino, que venía de Badalona y el próximo día ya cogerá directamente la línea amarilla para evitar una conexión "muy pesada, con pasillos arriba y abajo".

Las opciones para llegar al monumento de Gaudí desde el centro son muchas y variadas, desde tomar la línea 1 hasta Clot y allí enlazar con la L2 que funciona con normalidad en ese tramo, hasta conectar la L3 desde la plaza de Catalunya hasta Diagonal y allí dirigirse en la L5 hasta la Sagrada Família, relataba con paciencia una trabajadora de TMB. También el Paral·lel tiene alternativas de sobra, aunque todas supongan "más tiempo y esfuerzo".

Estudiando las alternativas

Así opinaba Mariana D., que cuida a una señora mayor en el Poble Sec y este martes empezaba a ensayar las alternativas. "Voy a coger el D50 pero miedo me da, son muchas paradas". Si en metro eran seis, en autobús ese tramo le supone parar en 14 y tener que andar un poco más. "Toca madrugar más y llevar siempre encima un abanico, porque ya ves como está la parada", explicaba en Marina-Mallorca, donde había cola para acceder al bus y no todo el mundo podía protegerse del sol bajo la marquesina.

El servicio de este bus ha aumentado la frecuencia, pero en algunos momentos de hora punta llegó a ir hasta los topes de usuarios. Una informadora repartía folletos explicativos con las alternativas, mientras algunos viajeros se impacientaban porque un bus H10 sufrió sobre las 10.00 horas una avería en una rampa que ha obligado a quienes esperaban a trasladarse unos metros más abajo para poder subir a los otros buses, en lo que ya se intuía una jornada muy calurosa.

A la hora de comer el trasiego en esta zona y hacia el centro de la ciudad ya estaba claramente protagonizado por turistas de todo el mundo. El D50 va hasta los topes en muchos momentos, entre otras cosas porque es el que cubre toda la ruta hasta el Paral·lel y la opción sugerida en los folletos informativos, de modo que muchos extranjeros creen que es la única opción para llegar a la plaza de Catalunya pese a que también se puede llegar en el 19 desde la misma parada.

También ha habido algunos colapsos a primera hora en la línea 5 de metro, ya muy concurrida habitualmente, y que absorbió a parte de los que estrenaban rutas alternativas recurriendo a las conexiones entre la azul y la verde en Diagonal, o entre la azul y la amarilla en Verdaguer. Pero que además también ha perdido las estaciones entre Cornellà y Collblanc (por obras) hasta el 1 de septiembre.

"El primer día es el peor, pero uno siempre se acostumbra, ya se sabe que en verano siempre hay obras. En algún momento hay que hacerlas...", observaba Elisenda Sánchez, de 66 años, con empatía. "Peor lo llevarán los turistas, porque ellos no han tenido ocasión de informarse y ya van siempre más perdidos", terciaba.

Distintos afectados según la hora

A media mañana el impacto turístico todavía no se ha podido evaluar porque "empiezan a llegar ahora", señalaba una empleada del metro. Los viajeros no suelen madrugar pero en el tramo afectado se da por hecho que optarán por las conexiones que llevan del centro (Catalunya y Passeig de Gràcia) a las correspondientes transbordos, como alternativas más rápidas porque son las que sugiere Google. Una familia de colombianos apostados junto al templo evaluaban la situación para concluir que lo mejor era aprovechar el buen día para darse un agradable paseo, de poco más de media hora, frente a los 24 minutos del D50 y los 18 de la combinación de suburbanos, según las previsiones online.

Las mejoras que han provocado el corte de servicio desde hoy y durante dos meses responden a la sustitución de las fijaciones de vía para reducir las vibraciones, y también para renovar los cuadros eléctricos de estaciones de baja tensión. Se trata de una de las cuatro grandes intervenciones que afectarán al suburbano de la capital catalana durante este verano.