Patrimonio

Barcelona repara los bancos-farola de paseo de Gràcia tras los parches virales de un artista

El Ayuntamiento reacciona arreglando algunos de los desperfectos en el patrimonio de la avenida pocos días después de que el creador Joan Juncosa los marcara con unas 'tiritas' vistosas

Un artista urbano restaura los bancos del paseo de Gràcia de Barcelona con parches grafiti

Jordi Ribalaygue

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El Ayuntamiento de Barcelona ha captado el mensaje que un artista urbano lanzó al suturar los desgarros de los bancos icónicos de paseo de Gràcia. Joan Juncosa esculpió unos parches coloridos y veteados a imitación del ‘trencadís’, idénticos al mosaico de los asientos del gran bulevar barcelonés, y los hizo a medida con polietileno para tapar los desconchados. La intención no era ocultar el estropicio, sino más bien al contrario: el tono vivo de los implantes -o ‘tiritas de Modernismo 2.0’, según el creador- alertaba de que, bajo los apaños, permanecían los destrozos. Después de más de un año sin arreglar, la difusión que el empeño del artista adquirió en redes sociales -y el reportaje que EL PERIÓDICO le dedicó días atrás- ha precedido a la reacción del consistorio para recomponer el patrimonio descascarillado de la céntrica avenida.

Si bien el gobierno municipal no reconoce que exista causa-efecto, lo cierto es que las reparaciones han llegado poco después de que Juncosa alertara de los desperfectos en unas joyas del urbanismo barcelonés, apostadas frente a algunos de los emblemas de la capital y expuestas al desgaste de una vía transitada por miles de vecinos y visitantes. “Estoy encantando con que los bancos se hayan restaurando. Era la finalidad del proyecto, poner los bancos en valor y tomar conciencia de que es un patrimonio que todos debemos cuidar”, enfatiza Juncosa.

En los últimos días, el Ayuntamiento ha ordenado revisar y limpiar los bancos de una acera y otra de paseo de Gràcia, diseñados por el arquitecto Pere Falquès. El consistorio precisa que “se han puesto tornillos que fijan la estructura y piezas de acero provisionales, porque habían sido sustraídas”. A su vez, se ha colocado un ‘trencadís’ de repuesto en las melladuras de tres bancos-farola monumentales, datados de 1906 y situados en los números 52, 62 y 86 de paseo de Gràcia; es decir, en frente de la Casa Batlló, a la altura de la Casa del Llibre y en las inmediaciones de la Pedrera. Juncosa puntualiza que quedan boquetes por rellenar en otros cinco.  

Uno de los bancos de paseo de Gràcia, acabado de restaurar y aún vallado.

Uno de los bancos de paseo de Gràcia, acabado de restaurar y aún vallado. / JOAN JUNCOSA

Piezas efímeras

El artista taponó las fisuras de ocho bancos por su cuenta, con unas piezas que define como “efímeras”. De hecho, todas esas cataplasmas ya han desaparecido, sea porque los operarios las han sustituido por pedazos de cerámica, porque se han desprendido al haberse enganchado sin cola -tan solo estaban sobrepuestas por puro encaje- o porque algún admirador del artista se las ha apropiado para presumir de una obra que ha logrado su propósito. Precisamente, fueron los seguidores de Juncosa quienes le avisaron de que unos trabajadores restañaban las roturas que había señalado.  

Joan Juncosa colocando uno de los parches en un banco desconchado en el paseo de Gràcia, en Barcelona.

Joan Juncosa colocando uno de los parches en un banco desconchado en el paseo de Gràcia, en Barcelona. / LAURA GUERRERO

Durante el verano pasado, no pasaron por alto unos urinarios vistosos colgados por el centro de la capital. Advertían de la peste a orina en ciertos rincones de la Barcelona histórica. También fueron idea de Juncosa, que niega que le mueva una intención crítica contra el Ayuntamiento ni que sus acciones se propongan apuntar con dedo acusador. “Ni entro ni salgo. El patrimonio se debe cuidar. Si no, se erosiona y se degrada. Quiero poner énfasis en que se ha cuidado generación tras generación para que nos llegara. Ahora nos toca cuidarlo a nosotros”, postula.

También en la Casa de les Punxes

La primera grieta que Juncosa divisó en los bancos del paseo de Gràcia fue delante de la Casa Batlló. “Pensé que, si en seis meses seguía igual, lo restauraría. Supuse que lo harían antes de que yo fuera. Pero el agujero era aún más grande un año más tarde. Vi que había más de uno en los bancos. Por la pátina de degradación, se notaba que llevaban más de un año así”, comenta.

No es la única operación quirúrgica con la que el creador ha cicatrizado las magulladuras que observa en la calle. No hace mucho rehizo el fuste de una columna atrozmente desfigurada en la Casa de les Punxes. La prótesis que suple a las flores de piedra machacadas aún luce llamativa, como un aviso permanente de una rehabilitación pendiente. 

Juncosa no se fija solo en el estado del arte a la intemperie en Barcelona. El menoscabo del mobiliario urbano convencional también le ha inspirado. “Tengo más de 50 puntos detectados. Lugares susceptibles de ser reparados, mejorados… Y si veo que el tiempo pasa y nadie lo arregla, actúo”, explica.

El artista admite que puede que no todos los parches con que quiere vendar las heridas de la ciudad logren el mismo efecto. “Podría pasar que algunos no despertaran interés, pero en el paseo de Gràcia se ha respondido rápido. Pone de manifiesto que funciona si se toca la tecla adecuada”, concluye.

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