Protesta contra la masificación

Vecinos de Barcelona cortan el tráfico hacia el Park Güell contra una ‘macroparada’ de taxis: “Será para turistas”

Los convocantes piensan detener la circulación cada sábado mientras el Ayuntamiento no los convoque para buscar alternativas a la ampliación de cuatro a 12 plazas de estacionamiento para taxistas

La Barcelona sin apartamentos turísticos, por Carol Álvarez

Jordi Ribalaygue

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Numerosos conductores han dado media vuelta este mediodía en la estrecha carretera del Carmel, donde la circulación se ha visto alterada -a ratos, interrumpida- por una manifestación que ha ocupado parte de la calzada de entrada al Park Güell. La marcha ha reunido a medio centenar de vecinos del Carmel, Can Baró y La Salut, en una nueva muestra de hartazgo por la masificación turística en los barrios exteriores al centro de Barcelona. Los congregados han desechado el plan del Ayuntamiento de trasladar ocho paradas de taxi de la Rambla Mercedes a la entrada del parque monumental por la vía que repta hacia el Carmel, donde ya existen cuatro plazas de aparcamiento y pasarán a contarse 12. Temen que genere más embotellamiento y agrave los problemas ya habituales de saturación, tanto de tráfico como en el transporte público. 

Los convocantes han avisado que, como han hecho esta mañana, prevén repetir los cortes en la carretera del Carmel cada sábado, entre las 11.00 y las 13.00 horas. Exigen una reunión con la teniente de alcalde de movilidad, Laia Bonet, para deponer la protesta y negociar para que el estacionamiento reservado a taxis frente al Park Güell no crezca. Aducen que se incrementa pensando en exclusiva en los visitantes de paso por Barcelona. 

“Queremos una alternativa que no sea aumentar la infraestructura para el turismo”, ha postulado Andreu Ribas, portavoz de las entidades que habían llamado a movilizarse. Los organizadores advierten que la ampliación de la parada para taxistas no atiende a una demanda vecinal. 

Los concentrados han desplegado una carpa para servir vermut y un aperitivo en mitad del asfalto en la subida al Park Güell y los búnkeres del Carmel, las dos atracciones externas al núcleo de la capital que han motivado protestas por los efectos del turismo masivo sobre la rutina de los barrios. Los manifestantes han dejado paso a los buses de barrio que tomaban dirección de bajada. Al mismo tiempo, algunos de los presentes se han plantado con una pancarta delante de los autocares de touperadores que enfilaban la cuesta hacia el aparcamiento. Visto el obstáculo, grupos de turistas se han apeado para recorrer a pie los últimos metros hasta el parque, también para descender del monte al acabar la visita. Los Mossos y la Guardia Urbana han mediado con los congregados para que uno de los dos carriles quedara despejado.

Unos manifestantes interrumpen el paso a un autocar de un touperador en las inmediaciones del Park Güell, en Barcelona.

Unos manifestantes interrumpen el paso a un autocar de un touperador en las inmediaciones del Park Güell, en Barcelona. / ZOWY VOETEN

Ampliación "insostenible"

“Nos quejamos de un problema de movilidad generado por el turismo”, ha expresado Ribas, que ha juzgado “insostenible” ensanchar la zona de taxis junto al Park Güell. “Aparte, tenemos los buses de turistas que colapsan la carretera aparcando en sitios no permitidos para ahorrarse el tique del garaje”, ha criticado Ribas, partidario de “reducir la infraestructura para los turistas”. “Si aumentan la parada, vendrán aún más taxis y habrá más colapso. En este caso, es mejor no actuar que ciertas actuaciones”, ha remachado.

El movimiento vecinal de La Salut estima que las ocho plazas que se anularán en el barrio atraen unos 2.000 vehículos al día. Marco Martone vive enfrente del espacio de estacionamiento que el Ayuntamiento prevé trasladar en julio al Carmel. “Llevamos ocho años sufriendo un colapso diario, de lunes a domingo, desde las 10 de la mañana a las ocho de la tarde. En sábado y domingo, no podemos descansar”, atestigua.

“Significa que hay colas de 20, 24 o 30 taxis apretando los cláxones -prosigue Martone-. Es invivible. Teletrabajé un tiempo pero tuve que volver a la oficina, porque debía estar con las ventanas cerradas y me moría de calor. El ruido supera los 70 decibelios, no podemos estar tranquilos en todo el día ni respetan a los vecinos. Si no lo quiero en mi casa, tampoco lo quiero en el Carmel”.

"Nos sentimos expulsados"

“Estamos hartos y nos sentimos expulsados”, confiesa Xavi Elson. Revela que es uno de los padres multados por la Guardia Urbana por llevar a sus hijos al colegio cruzando el Park Güell en bicicleta. Asegura que nunca le había pasado y cree que es una “venganza” tras las protestas por el cierre del recinto para el desfile de Louis Vuitton. “El Ayuntamiento no solo no pone solución al problema de la turistificación, sino que aún cede más espacio, a pesar de decir que estamos en colapso”, recalca. 

Turistas a pie hasta el Park Güell durante el corte de la carretera del Carmel, en Barcelona.

Turistas a pie hasta el Park Güell durante el corte de la carretera del Carmel, en Barcelona. / ZOWY VOETEN

Los manifestantes abogan por que el consistorio contrate operarios para evitar que los autocares de touperadores desembarquen a los pasajeros fuera del párking. También reclaman que haya informadores en buses que los visitantes suelen atestar en las líneas 24, V19, 116, 119, 114, 22 y 86, también para garantizar el acceso a los vecinos.

El transporte colectivo ha dejado de ser para los vecinos y ha pasado a ser para los turistas. Es un problema que, sobre todo, sufre la gente mayor”, denuncia Jaume Codina, vecino de Can Baró. “Y no pasa con todos, pero muchos turistas que suben al bus no pagan”, recrimina.

Aurora Núñez da fe de que se topa con los autobuses abarrotados cuando baja al centro de la ciudad y trata luego de regresar a casa. “Puede pasar un bus que no pare porque va lleno y que no puedas entrar al siguiente porque va igual. No queremos hacer uso del coche, pero se hace imposible”, lamenta. Pide repensar el peso que Barcelona otorga al turismo: “Con la masificación, hacer vida de barrio se hace imposible y deja de ser tu barrio”.