Remodelación
Fabrick, de una industria téxtil del siglo XIX a un edificio de oficinas que busca enraizarse en Gràcia
Los herederos de un negocio textil abierto en Milà i Fontanals en 1812 reforman el inmueble que se erige donde hubo una masia
Las obras de la Abaceria dejan al descubierto el suelo ennegrecido del Vapor Puigmartí, incendiado en 1876
![El edificio Fabrick, en Milà i Fontanals con Monistro.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/04d47adb-e9e8-4f38-8a03-3c33be4b38cd_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
El edificio Fabrick, en Milà i Fontanals con Monistro. / Marc Asensio
![Toni Sust](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/504b191c-7bc0-4f9c-b189-bed355d04e20_source-aspect-ratio_default_0.jpg)
![Toni Sust](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/504b191c-7bc0-4f9c-b189-bed355d04e20_source-aspect-ratio_default_0.jpg)
Toni Sust
Periodista
Escribo sobre el Ayuntamiento de Barcelona y la ciudad desde 2016. Antes lo hice sobre Política social (2011-2016) y sobre Política catalana y española (2001-2011).
Profesor asociado de Periodismo en la UPF.
Hace más de dos siglos, en 1812, Mariano Juliá Valls compró una casa en Gràcia y abrió allí un negocio textil. De un primer telar se pasó a una fábrica textil que hace mucho que es historia. Una fábrica en la que se elaboraban hilos de algodón para coser y bordar y redes de pesca. En el recinto trabajaban 300 personas entre obreros de fábrica y oficinas.
Todo eso tuvo lugar en el inmueble que se ecuentra en la esquina de la calle de Milà i Fontanals con Monistrol, lados mar Besòs. Ahora, allí, los herederos de Mariano Juliá, tres hermanos con ese apellido, Alicia, Javier y Mauricio, dirigen el negocio, que mutó de fábrica a acoger pequeños talleres industriales para terminar en lo que es ahora: un edificio de oficinas de alquiler que persigue fortalecer sus raices en Gràcia y con el tiempo abrir iniciativas similares en otros distritos de Barcelona.
![Uno de los espacios del edificio.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/287b4313-294d-489e-b097-dba95b9de2e7_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Uno de los espacios del edificio. / Marc Asensio
La evolución
La fábrica, cuentan los hermanos, agrupados en el grupo inmobiliario Monistrol, cesó su actividad en 1959. Seis décadas después, llegó la pandemia del covid, que en el edificio de Milà i Fontanals 14 tuvo un efecto similar al de otros similares: algunos inquilinos empezaron a irse.
La propiedad fue reformando los espacios que quedaban vacíos, y empezó a planificar una remodelación del inmueble que sobre todo afecto a su fachada, de la que, por ejemplo, se retiraron los aires acondicionados, colocados por decenas. Cinco millones de euros de presupuesto se previeron para esa remodelación, que por ahora ha costado tres y medio, y el millón y medio restante se dedicará a reformar el segundo edificio Fabrick, que está al lado. Fabrick no es un coworking, sino que alquila espacios enteros. Alberga a 60 empresas en su sede de Gràcia
Fabrick Sants, Fabrick Poblenou
La idea, una vez se haya completado la remodelación del segundo edificio, es una expansión con otros proyectos similares en otros barrios y distritos, para extender la marca Fabrick, con la voluntad, explican Alicia y Javier Juliá, de mantener una relación con el espacio donde están. Es algo, cuentan, que en Gràcia ya hacen, lo de estrechar lazos con el entorno.
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