Alojamientos por días

Pisos de lujo encuentran una 'trampa' para operar como apartamento turístico en Barcelona

Una comunidad de vecinos denuncia la explotación de dos de las viviendas por parte de una plataforma privada para sus miembros

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Casa Oller en Barcelona.

Casa Oller en Barcelona. / JORDI OTIX

Patricia Castán

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“En el número 658 de la Gran Via de les Corts Catalanes y en pleno corazón del Quadrat d’Or barcelonés se ubica este magnífico edificio residencial, la obra más significativa del arquitecto modernista Pau Salvat i Espasa. (…) Diez viviendas de lujo y un espectacular ático conforman la nueva transformación de este singular inmueble”. Así encabezaba una inmobiliaria el texto promocional de las exclusivas viviendas rehabilitadas en la Casa Oller, que se vendieron entre 2021 y 2023. Adquirir una de ellas no era solo cuestión de dinero (por precios que superaban el millón, en algunos casos con creces), sino que se intentó crear una comunidad que comulgase con el valor arquitectónico, histórico y patrimonial de la finca. Teóricamente, para disfrute propio y no como inversiones sin alma. Hasta que se ‘coló’ un comprador que el año pasado adquirió las dos últimas viviendas, que en la práctica está rentabilizando como presuntos apartamentos turísticos ilegales. El propietario en cuestión utiliza una fórmula de explotación basada en ceder la gestión a una plataforma privada que podría haber burlado la normativa municipal, de no ser por las muchas pruebas documentadas por los otros residentes, quienes ahora han denunciado la situación ante ayuntamiento y Generalitat. Y advierten de que no es un caso único.

Casa Oller

Imagen del folleto promocional de viviendas de la Casa Oller. / Casa Oller

El sistema de alquiler por días de estas viviendas es lo bastante original y sofisticado como para pasar desapercibido en ciudades que exigen licencia de uso turístico, como en Barcelona, donde está prohibido desde 2015 incorporar nuevas camas, en especial en el centro de la ciudad. Los afectados creen que otras plataformas están utilizando la misma fórmula, amparada en un circuito de comercialización muy exclusivo que no se visualiza en escaparates como Airbnb, donde el consistorio no pasa por alto los apartamentos sin número de registro, sancionados sin piedad.

Para entender el caso que nos ocupa, y que la comunidad ha relatado a EL PERIÓDICO, hay que conocer que los pisos de Casa Oller no son viviendas corrientes. Es esa singularidad la que le abre las puertas a su explotación más elitista. En este caso, se trata de un edificio construido a finales del s.XIX y con una intervención posterior de 1900, que integra “virtuosos motivos vegetales en forja, vidrieras coloreadas, madera tallada, esgrafiados y abundante cerámica decorada” que la hacen “merecedora de protección como patrimonio cultural”. La finca se rehabilitó recuperando en la medida de lo posible elementos históricos, pero integrando todo tipo de comodidades y “excepcionales 'amenities' como un gimnasio, una sauna, un spa y con una piscina al aire libre en el solárium que lo convierten en un edificio icónico”, glosaba la inmobiliaria Lucas Fox durante la comercialización en el folleto informativo.

Casa Oller

Piscina en la azotea de la Casa Oller. / Casa Oller

Estas “excepcionales” viviendas tienen 9 propietarios que en algunos casos residen habitualmente y en otros la utilizan como segunda residencia durante escapadas o temporadas en Barcelona. Más de la mitad son extranjeros, pero mayoritariamente realizan un uso personal de los pisos, según la comunidad. Sin embargo, los vecinos relatan que el estadounidense que adquirió los dos últimos pisos en venta dijo que serían utilizados por algunos socios del titular. En realidad, según han podido constatar, este cedió la gestión y explotación a la plataforma también afincada en EEUU Exclusive Resorts Vacations, que tiene una red de unas 350 viviendas singulares (algunas en propiedad, otras bajo contrato) cuyo uso se limita a los miembros asociados. Pero que no son un círculo de amigos, sino una creciente comunidad, de entre 4.000 y 4500 personas. "Quienes se alojan en el piso no son accionistas sino clientes", explican los afectados.

Cuotas elitistas

Para ser miembro hay que abonar una cuota inicial a partir de 195.000 dólares (por 10 años en este precio) que dan acceso a alojarse en viviendas situadas en distintos países y también a sus familiares. Existe una cuota Premium que incluso permite que los miembros puedan invitar a amigos sin tener que facilitar sus datos. Sin registro alguno.

Cada año, relata un portavoz vecinal que aglutina toda la documentación recabada durante meses, los miembros han de especificar cuántas noches quieren reservar y dónde. Por cada noche pactada se abonan 1.700 dólares más. Pero el resultado de este sistema es que los huéspedes tienen una gran rotación y frecuentemente solo se quedan una o pocas noches, según tienen registrado detalladamente, ya que hay servicio de portería y control de acceso. Es decir, un uso que en Barcelona se consideraría claramente de piso turístico, al ser estancias de menos de 30 días.

Casa Oller

Otra imagen de la Casa Oller reproducida en el folleto inmobiliario de Lucas Fox en 2021. / Casa Oller

“El uso que se hace de las zonas comunes no es el mismo”, se queja el portavoz, tras incidencias con el ascensor o el jacuzzi. Esos turistas que han pagado tanto dinero por su reserva se sienten con derecho a comportarse como en un hotel o piso turístico común, aduce.El trajín de caras nuevas es constante, como recoge su registro, que no identifica nombres sino apartamentos y fechas. "Alguno ha hecho fiestas, y aunque en general no son conflictivos, suponen externalidades negativas", opina en nombre del colectivo. Los recibe un mayordomo que se ocupa de preparar alojamiento y estancia.

El colectivo afectado se queja además de que el anonimato puede permitir alojar incluso a personas fuera de la ley, y de que han llegado a alojarse dos desconocidos en el mismo inmueble un mismo día. Al contactar con el polémico propietario para denunciar esta actividad turística no autorizada, fueron remitidos a sus abogados y la publicidad de la Casa Oller desapareció de la web de Exclusive Resorts. Hasta ese momento aparecía destacada como una joya en la que alojarse en Barcelona, como consta en las descargas que hicieron los vecinos.

Casa Oller

Jacuzzi y gimnasio del edificio. / Casa Oller

A la espera de investigación

"Art, culture, sangría", reza el reclamo sobre Barcelona, antes de dar paso a una explicación de las viviendas de tres habitaciones. La plataforma ofrece al menos otros dos alojamientos en la ciudad, uno más en el Eixample y otro en el litoral. Este operador hace alianzas con otras plataformas europeas que actúa de forma similar, han podido saber.

Las pruebas obtenidas sobre las estancias de corta duración y sus vías de promoción han sido adjuntadas en sendas denuncias al Canal d'Empresa de la Generalitat que recoge cuestiones sobre alojamientos turísticos y al Ayuntamiento de Barcelona por doble vía, en la ventanilla de quejas de seguridad y convivencia y en la de denuncias de apartamentos de uso turístico sin licencia. Fuentes municipales indican haber recibido recientemente las denuncias, que estudiarán de cara a tomar las medidas necesarias.

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