En el Eixample

Barcelona precinta un laboratorio acusado de propagar malos olores nocivos

Un estudio encargado por los vecinos advierte de "efectos graves para la salud" y el distrito detecta falta de seguridad, mientras la empresa apela al juzgado para frenar un cierre que cree falto de rigor

Una norma pionera permitirá a los municipios de Barcelona regular y multar malos olores

Entrada al laboratorio de pruebas citohistológicas que el Ayuntamiento de Barcelona ha precintado.

Entrada al laboratorio de pruebas citohistológicas que el Ayuntamiento de Barcelona ha precintado. / ADRIÁN QUIROGA

Jordi Ribalaygue

Jordi Ribalaygue

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El Ayuntamiento de Barcelona ha ordenado el precinto “inmediato y provisional” de un laboratorio afincado en un bajo de la calle Viladomat, donde se practican análisis de biopsias, entre otros tejidos humanos. Los residentes del bloque de la Nova Esquerra de l’Eixample donde se efectúan las pruebas clínicas responsabilizan al negocio de propagar malos olores presuntamente nocivos. 

Tras años de malestar y quejas infructuosas por el hedor, la comunidad de propietarios encargó un estudio de intrusión química y odorífera que, a principios de año, alertó de un riesgo serio para la salud de los habitantes del inmueble. Atribuyó el peligro a la “intrusión de vapores/gases/olores provenientes de la actividad del laboratorio”. Por su parte, la empresa ha interpuesto un recurso administrativo y ha solicitado medidas cautelarísimas a un juzgado para revocar el cierre del local, que juzga “injusto” y carente de rigor.  

Técnicos del distrito del Eixample, de la Agència de Salut Pública de Barcelona y de Medio Ambiente examinaron el centro de pruebas clínicas el pasado 6 de junio. Acudieron apercibidos por las cuatro denuncias que los residentes de Viladomat interpusieron a estamentos del Ayuntamiento y la Generalitat para reclamar la clausura del laboratorio. También instaron a la propiedad a rescindir el contrato de alquiler. El laboratorio afirma que lo ha renovado hace poco por 10 años.  

Proporciones desorbitadas

Las peticiones de la comunidad se basaron en los resultados del estudio que contrató, firmado por un doctor en química analítica. La pericial detectó que la carga química en el dormitorio donde se efectuaron las mediciones “supera en 77 veces el criterio de confort/salubridad del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo”. Advirtió que, aproximadamente, “es solo dos veces inferior” al umbral que se considera tóxico. “Se clasifica en el intervalo de elevado malestar con irritación, olores y dolor de cabeza, entre otros efectos”, concretó. Por el contrario, el laboratorio niega validez legal al informe. 

Algunos vecinos aseguran haber padecido episodios de migrañas e irritación ocular. “Mi hijo vino en diciembre y, al poco, tenía dolor de cabeza y náuseas. Se le quitó al irse de casa. También tuve que sacar a mi madre por la misma razón”, expone una mujer. Los Bomberos intervinieron en el bloque en 2014, cuando aconsejaron una inspección tras percatarse del hedor que se filtraba del laboratorio al patio. “Nos sentíamos mareados en casa”, recuerda una vecina.    

Patio que conecta las viviendas con el laboratorio de la calle Viladomat, en Barcelona.

Patio que conecta las viviendas con el laboratorio de la calle Viladomat, en Barcelona. / ADRIÁN QUIROGA

El dictamen del perito apreció que ocho componentes químicos superaban los valores límite ambientales dentro de un domicilio de la finca. Entre otras sustancias, la presencia de dietil ftalato se desvió del margen exento de provocar consecuencias adversas para la salud, multiplicándolo por 10,8, y el m+p-xileno lo sobrepasó en 8,6 veces. El informe avisó de que tal desmesura puede causar “efectos graves para la salud tanto de los adultos como de los menores” alojados en el piso donde se realizó el chequeo y “también del resto de la comunidad de propietarios”. 

“Hemos intentado negociar y pedir soluciones durante mucho tiempo, recorriendo todo el camino sin recibir respuesta, hasta que pedimos un informe a fondo para saber si valía la pena seguir adelante”, relata un vecino. “Ahora somos conscientes de que es un peligro real. Antes podíamos sentir dolor de cabeza, pero no teníamos una prueba fehaciente de que quizá nos cueste la vida”, remacha. 

“Subsanación urgente”

El estudio químico urgió la “subsanación urgente de esta grave problemática”. Previno que la vivienda donde se tomaron las muestras y “probablemente otras” se han convertido en “espacios privados de un aire interior saludable que no permite la ocupación habitual, siendo una interferencia química muy significativa sobre el desarrollo normal de las actividades y la salud de los ocupantes”. Concluyó que es preciso “el cese inmediato de la intrusión proveniente del laboratorio”.

Funcionarios municipales acompañados por agentes de la Guardia Urbana regresaron al laboratorio este jueves para clausurarlo. El distrito del Eixample explica que se trata de una “medida cautelar mientras no se subsanen las deficiencias detectadas y que se consideran de gravedad”. El consistorio sostiene que los defectos observados “no garantizan el funcionamiento con condiciones de seguridad para las personas y el medio ambiente”.

El centro lleva más de una década al pie del edificio del Eixample. Los vecinos aseguran que la peste “siempre se ha notado” en los domicilios situados encima del laboratorio. “Ha habido épocas peores que otras, pero ha ido a más en los últimos tiempos”, dan fe.

Un vecino cierra el balcón que se asoma al patio por donde percibe el mal olor atribuido al laboratorio de la calle Viladomat, en Barcelona.

Un vecino cierra el balcón que se asoma al patio por donde percibe el mal olor atribuido al laboratorio de la calle Viladomat, en Barcelona. / ADRIÁN QUIROGA

Entre quienes viven en la escalera, hay quien dice percibir el tufo por los desagües. Otros lo sufren en los cuartos. “Vivo en el quinto y el mal olor me entra por la cocina a través del patio”, comenta una vecina. “Lo noto en el ascensor”, atestigua un habitante del séptimo. "Cada fin de semana intento marcharme para que el cuerpo descanse", reconoce una residente. "Me voy cada mañana para no estar en casa", confiesa otro.

La quincena de vecinos consultados coincide en que la peste es asidua en el vestíbulo, los lavabos y el patio de luces, por donde se disemina hasta el ático. Según el informe pericial, se esparce desde la planta baja “por estructuras comunitarias y la evacuación permanente hacia el patio de la vivienda”. 

Permisos y controles

El laboratorio esgrime que posee los permisos en regla y que ha superado diversas inspecciones sin incidencias. Un contrainforme solicitado por la propiedad del local defendió que la empresa se ajusta a la licencia del Ayuntamiento y que las medidas para minimizar emisiones de sustancias como el formol son adecuadas. A su vez, recomendó revisar el sistema de ventilación y los cierres de ventanas y puertas.

El distrito ordena al negocio “tramitar la actividad según el régimen de licencia ambiental, aportar un proyecto de ventilación del local y dar cumplimiento” a un informe elaborado por la Agència de Salut. El Ayuntamiento permite que el centro funcione bajo mínimos durante una semana con las muestras que custodia para evitar que se dañen y sin aceptar más. 

El laboratorio critica que no se le ha concedido tiempo para adaptarse al requerimiento municipal. Emplea a nueve trabajadores y, a la espera de que un juez resuelva si levanta el precinto, ha contactado con otros centros para que asuman su tarea. Es posible que la disputa originada por el mal olor se enrede en los juzgados: la comunidad estudia una denuncia por daños y perjuicios contra la empresa, que planea responder con una demanda por acoso.

Suscríbete para seguir leyendo