Renovación obligatoria

Las empresas de ascensores afrontan el ‘boom’ de reparaciones con falta de personal

La escasez de nuevos profesionales calificados dificulta la contratación de 100 a 300 trabajadores al año en el sector, encargado de desplegar la norma que obligará a reformar tres de cada cuatro elevadores en Catalunya

Tres de cada cuatro ascensores deberán reformarse en Catalunya en los próximos años

Un ascensor en una finca en Barcelona.

Un ascensor en una finca en Barcelona. / JORDI OTIX

Jordi Ribalaygue

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Las empresas dedicadas a la instalación, la revisión y el mantenimiento de ascensores afrontan un incremento de la carga de trabajo en los próximos años. El real decreto que aumenta los requisitos en seguridad obligará a reformar tres de cada cuatro elevadores en Catalunya, entre 151.500 y 161.600 aparatos, a tenor de la estimación del Gremi Empresarial d’Ascensors de Catalunya. En función de si la inspección ordinaria detecta carencias a subsanar, la adaptación a la orden puede solventarse incorporando alguna pieza sin que apenas deba alterarse la rutina del edificio o puede conllevar obras de calado para sustituir instalaciones clave, con costes que fluctuarán entre los 500 y los 40.000 euros. Pese a que la actividad crecerá impulsada por el cambio normativo, las compañías se encuentran con escasez de personal capacitado.

“Nos gustaría contratar, pero falta gente”, señala el presidente del gremio, Pere Piñero. “Estamos como otros sectores que tampoco encuentran suficiente personal técnico”, completa Beatriu de la Fragua, gerente de la organización que agrupa unas 80 del centenar y medio de empresas ascensoristas radicadas en Catalunya. Las compañías agremiadas cubren el 90% del mercado. 

El Gremi d’Ascensors calcula que el sector necesita entre 100 y 300 contrataciones anuales en Catalunya. “Quedarían fácilmente absorbidas por las empresas. Ahora nos movemos en un centenar de incorporaciones a través de cursos”, concreta De la Fragua. 

Por su parte, la federación de industria de UGT se opone a la regulación dictada por el Ministerio de Industria, de la que no ha participado. "No va a generar empleo, sino que lo va a destruir, y tenemos dudas de lo que va a suponer en cuanto al servicio que se presta al ciudadano", expresa Nardi Fuertes, secretario de acción sindical de UGT FICA en Catalunya.

Falta de vocación

Si bien avisa de una "falta general de personal en el sector”, el Gremi d’Ascensoristes añade que “hace tiempo que las empresas se encuentran en esta situación”. “Por lo tanto, ya prevén las puntas de trabajo o las jubilaciones, por lo que el cumplimiento de la nueva normativa no se verá afectado, como tampoco se ven afectados los mantenimientos ni los servicios que las empresas ofrecen a sus clientes”, equipara la asociación.

En cambio, UGT no ve posible asumir más faena con las plantillas actuales, por lo que aboga por "parar la instrucción técnica para que no se sobrecargue más a los trabajadores", indica Fuertes. "Mucho me temo que lo que se pretenda es que se haga con el personal que hay. Los trabajadores ya tienen ahora exceso de trabajo. Si se les carga más, puede significar un problema muy importante de seguridad laboral", alerta.

La asociación empresarial alude a la falta de aprendices. “A los jóvenes les cuesta escoger el oficio de ascensores como preferencia. Y eso lo notamos”, atestigua De la Fragua. Aparte, es una profesión poco feminizada. “Nos gustaría contar con más personal femenino, hay muy pocas chicas en el sector”, detectan en el gremio.  

Un ascensor en una finca de Barcelona.

Un ascensor en una finca de Barcelona. / JORDI OTIX

Aparte de la dureza y la dedicación que el trabajo requiere, UGT ve un problema en la formación. "Lo que las empresas deben hacer es fomentar la contratación a través de la formación. Para que sea atractivo, los chicos y chicas que estudian deben ver que es un sector de futuro, porque muchas veces no lo ven. Es precario, duro y requiere una formación que no se refleja en el salario", desmenuza Fuertes.

Existe un grado medio y otro superior de Formación Profesional para obtener la titulación de técnico de instalación y mantenimiento de ascensores. Por su parte, el gremio otorga un certificado profesional, con cursos sobre el oficio y que profesionales con experiencia laboral pueden homologarse. “Es un trabajo calificado, no lo puede hacer cualquiera”, advierte De la Fragua. “Requiere previamente de una calificación y unos conocimientos. Está bien que sea así, pero si no tenemos jóvenes que quieran ser ascensoristas…”, lamenta.

La demanda que las empresas atienden apenas sufre altibajos. La legislación estipula revisiones preventivas cada cuatro meses en viviendas unifamiliares o inmuebles con no más de 20 viviendas y mensuales en los demás supuestos. Además, son ineludibles las inspecciones periódicas cada dos, cuatro o seis años, según el tipo de edificio. 

“Continuamente tenemos trabajo, porque los ascensores se deben inspeccionar y modernizar”, alega De la Fragua. “No estamos esperando a que el trabajo venga”, resuelve Piñero. “Es muy regular -apostilla-. Antes se hacía mucha más instalación en edificios nuevos, pero ahora no se construye tanto. En todo caso, mantener el parque al día da mucha faena”. Hay unos 202.000 elevadores en funcionamiento en Catalunya, incluyendo bloques de viviendas, equipamientos públicos, edificios de oficinas y otros inmuebles.

Plazos amplios

En cualquier caso, el sector no prevé una avalancha de controles y remodelaciones a partir del 1 de julio, cuando la instrucción técnica entra en vigor. Las reformas no serán exigibles hasta que lo determine la próxima inspección programada. Aun entonces, el margen para ceñirse a la norma será amplio: se brinda entre uno y 10 años de dispensa para amoldarse a las novedades, según la clase de arreglo y la antigüedad de la máquina.

El período más largo para acometer la remodelación se concede a la sustitución de guías y la mejora de los contrapesos. Cambiar las guías para suplir las que son cilíndricas, de raíl o de madera cuesta al menos 25.000 euros, tasa el gremio. La entidad empresarial advierte de que, cuando el reglamento sea vigente, “el ascensor podría quedar parado por no haberse pasado la inspección en el plazo que toca o por dejar vencer el término de corrección de los defectos que se detecten en el acta” de revisión.

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