Una máquina de feria para ganar rosas, novedad de Sant Jordi 2024 en Barcelona

De los siete millones de rosas que este año se calcula que darán color a la Diada de Sant Jordi, unas 500 serán gratuitas para los afortunados que consigan hacerse con una a través de la instalación de feria que el maestro florista Joan Català instalará en la Rambla de Catalunya, a la altura de Còrsega. Conocido por su técnica de elaboración de rosas eternas y de la versión de Sant Jordi de la japonesas ‘kokedamas’, Català llenará con flores una de esas clásicas máquinas de feria en las que con unas pinzas es posible ganar un muñeco de peluche.

La principal diferencia, según este florista afincado en Sant Cugat, no será el premio, en este caso rosas en lugar de osos de peluche, sino la facilidad para conseguir el premio. “Lo normal, probada la máquina, es ganar”.

La Rambla de Catalunya es el espacio asignado al gremio de los floristas en Barcelona y, como cada año, ese será el lugar en el que ver el más amplio abanico de posibilidades de cómo regalar una flor. En ediciones anteriores, hace años ya, fueron las de colores más allá de las clásicas rosa intenso, pálido, amarillo y blanco las que llamaron la atención. Ahora, las alternativas son otras.

Las rosas al alcance de unas pinzas serán de lo más canónico,  pero no el lugar en el que será posible hacerse con una de ellas. Para Sant Jordi, Català ha encargado la elaboración de 16 rosas gigantes que, según promete, llamarán a atención. La máquina expendedora será el segundo reclamo, pero en este oficio, su especialidad, por la que es conocido entre sus colegas, es otra.

Hace seis años, en un viaje Japón descubrió la técnica de la ‘kokedama’, un arte floral con más de 500 años de tradición en el país del sol naciente. Las ‘kokedamas’ son plantas sin tiesto. La técnica consiste en elaborar una bola de turba, arena de río, una capa experior de musgo (eso último es lo que significa ‘kokedama’) y convertir ese pequeño mundo en el hogar de un arbusto o una flor, como si fuera el asteroide b-612 en el que habita el Principito de Antoine de Saint-Exupéry. El siguiente paso que dio Català tras conocer esta técnica fue el de la transformación de flores en, por ejemplo, rosas eternas, a través delicada técnica en la que la savia y el agua de la planta es sustituida por un preservante natural, de modo que cada ejemplar puede ‘sobrevivir’ décadas sin perder un engañoso aspecto de lozanía.