Despedida con un barco de lujo

Barcelona dice adiós a su último crucero en la terminal norte del Word Trade Center

El puerto desplaza la operativa al muelle Adossat para alejarlos del centro de la ciudad, y en 2026 hará lo mismo con la terminal Sur

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El World Navigator, último crucero que atraca en la terminal Nord del WTC, se aleja de Barcelona este lunes.

El World Navigator, último crucero que atraca en la terminal Nord del WTC, se aleja de Barcelona este lunes. / Manu Mitru

Patricia Castán

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Tan pequeño y lujoso que más que un crucero parecía un yate, el World Navigator de la naviera Mystic Cruises --para solo 196 pasajeros-- se ha convertido esta tarde de lunes en el último barco que operaba en la terminal Barcelona Nord del World Trade Center (WTC). El traslado de toda la operativa que se llevaba a cabo en este punto al muelle Adossat supone un nuevo paso por parte del Port de Barcelona para cumplir con el acuerdo suscrito en 2018 con el ayuntamiento. El objetivo es alejar la actividad de cruceros y ferris del centro de la ciudad, tanto por motivos medioambientales como para ganar espacios portuarios para uso ciudadano. En este caso, 630 metros de línea de muelle con 13.600 metros cuadrados, que ejercerán de espacio público tras la Copa América de Vela 2024.

Un trabajador portuario suelta amarras del World Navigator en el muelle del WTC que hoy se clausuraba.

Un trabajador portuario suelta amarras del World Navigator en el muelle del WTC que hoy se clausuraba. / Manu Mitru

El muelle que se ha cerrado, con discurso de despedida incluido, albergaba sobre todo a cruceros pequeños y de lujo, que en muchas ocasiones hacían noche en la capital catalalana. Pero tradicionalmente también acogía ferris, sumando un total de 340 escalas anuales de media. Estos últimos ya habían desaparecido en abril, cuando Baleària se trasladó al Adossat. El cerrojazo a los cruceros despeja buena parte de la actividad de pasajeros en el WTC, ya que la terminal Sur seguirá activa (aunque recibe pocos buques, unos 70 anuales) hasta final de 2026, cuando finalizará el proceso de concentración de todos los cruceros en el total de siete terminales con que contará el Adossat, aún en construcción o proyecto en algunos casos.

El presidente del puerto, Lluís Salvadó, ha considerado "histórica" la jornada, minutos antes de que el World Navigator soltase amarras, con algo de retraso. El telón ha caído en esta terminal con elegancia y discreción, puesto que el elitista buque de Mystic Cruises se parece más a los yates que hay en Marina Vela que a las ciudades flotantes que visitan semanalmente el Adossat. La zona que ha liberado "se pondrá a disposición de todos los ciudadanos" a partir de otoño, ha subrayado el presidente, tras la prueba deportiva que movilizará todas las infraestructuras portuarias.

Pacto al día

El calendario establecido con el ayuntamiento en 2018 para sacar los barcos de pasajeros de los muelles más próximos al centro de la ciudad se va cumpliendo a rajatabla con idea de "eliminar las externalidades negativas que la actividad pueda producir a la ciudadanía", ha recordado Salvadó. "Es una demostración clara de que el Port de Barcelona cumple con lo pactado", ha añadido. Hace apenas unos meses ya esgrimió ese mismo acuerdo para acallar a la exalcaldesa Colau, cuando pretendió reducir aún más las terminales pese a su compromiso previo.

En conjunto, llevar la operativa al Adossat supondrá una inversión de más de 270 millones, de los que 152 serán de procedencia privada.

Entre las acciones que ha ido impulsando el puerto para integrar en la ciudad al sector crucerístico, aprovechando su impacto económico pero tratando de minimizar sus efectos colaterales, figura también el despegue de nuevas y más modernas terminales en el Adossat que favorezcan los atraques de barcos de nueva generación, menos contaminantes, que se alimenten de combustibles de transición como el gas natural licuado para reducir las emisiones; así como la electrificación del muelle, que costará otros 80 millones de euros con el objetivo de que a partir de 2026 los cruceros más modernos se puedan conectar a la red durante su estancia en Barcelona, eliminando dichas emisiones, prometen.

Pasaje de lujo

El paulatino traslado al Adossat en este caso afectará esencialmente a cruceros de lujo, ya que estos siempre son de tamaño pequeño o mediano y podían atracar con comodidad al pie de Ciutat Vella. Desde allí realizaban escalas mucho más largas de lo habitual, ya que esta categoría se caracteriza por las experiencias personalizadas en los destinos. También es frecuente que estos buques inicien rutas (no regulares) desde la capital catalana, después de que sus cruceristas hayan pernoctado en Barcelona, normalmente en hoteles de cinco estrellas..