Falta de lluvia
La sequía ya ha matado a 500 árboles en Barcelona en lo que va de año
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Jordi Ribalaygue
Periodista
Periodista especializado en información local de Barcelona y el área metropolitana. Ha trabajado en El Mundo, EFE, Público, Ara, Tot Barcelona y medios locales de Sant Adrià de Besòs y Badalona. Ha colaborado en la redacción del libro 'Objectiu Venus', sobre el barrio de La Mina.
La sequía está causando estragos para nada comunes en Barcelona. Al aspecto amarillento que han adquirido praderas y parterres por las restricciones al riego, se suma una cifra inusual de árboles secos en la ciudad. Son unos 500 ejemplares muertos en lo que va de 2023 a causa de la persistente ausencia de precipitaciones, estima el Instituto de Parques y Jardines del Ayuntamiento.
El jefe del área de gestión del arbolado de Barcelona, Joan Guitart, ha reconocido que son “muchos” los ejemplares que se han identificado como secos en los 10 distritos de la capital. En esos casos, la brigada municipal se encarga de talarlos.
“Si fuéramos a años atrás, eran poquísimos los que morían secos”, ha expresado el responsable de Parques y Jardines, tras participar en el congreso nacional de la Asociación Española de Arboricultura, que reúne a expertos en la materia. “Siempre morían por otra razón, ya fuera por viejos o por una cuestión de riesgo en que, al hacer una revisión, se veía una podredura y requería ser talado. Si tuviéramos un régimen normal de lluvias, se darían muy pocos casos” de muertes por falta de agua, ha señalado.
Caída de un almez
Este jueves, un almez de grandes dimensiones cayó en la calle Aragó. Es el sexto ejemplar que se sabe que se ha derrumbado en la ciudad en los últimos dos meses. A principios de agosto, el desplome repentino de una palmera mató a una joven de 20 años. Obligó a emprender un chequeo extraordinario, saldado con 540 datileras condenadas a ser arrancadas.
Guitart ha explicado que Parques y Jardines analiza las causas de la última caída. Por lo pronto, se ha diagnosticado un problema en las raíces del árbol. También se estudia si habían anidado hongos. En todo caso, no parece a priori que el accidente se deba esta vez al estrés hídrico, es decir, a la escasez de agua por falta de lluvia.
El Ayuntamiento tiene registrado que 156 ejemplares se han venido abajo en la ciudad desde enero. “Más o menos, estamos en las cifras de años anteriores”, ha comparado Guitart. El responsable ha considerado que el número de desprendimientos de ramas y troncos en Barcelona no es anormal. “Con unos 300.000 árboles dentro de la ciudad y 1,4 millones en todo el municipio, que haya alrededor de 100 fracturas es relativamente poco”, ha defendido.
Barcelona examina el arbolado cada dos años. El control se reparte de tal forma que se estudian cinco distritos al completo cada año. A raíz del percance con el almez, se han tomado muestras para investigar en el laboratorio la presunta presencia de hongos. “También se revisó el entorno para que no se diera otra situación similar. A priori, no se observó nada que requiriese actuación, con lo que podemos estar tranquilos. Pero, cuando tengamos el informe definitivo de lo que ha sucedido, si implica que deba hacerse una revisión extraordinaria, la haremos”, se ha comprometido Guitart.
Evitar la alarma
A su vez, el directivo municipal ha rogado no alimentar la alarma suscitada tras el siniestro mortal del pasado agosto. “Hay un porcentaje muy pequeño de caídas fortuitas pero, en general, los árboles no caen”, ha esgrimido. Ha asegurado que Parques y Jardines trabaja para mejorar el mantenimiento y que los derrumbes imprevistos “se den lo menos posible”. Al mismo tiempo, ha blandido que se producen menos muertes por aplastamiento de árboles que “por caídas de rayos o atropellos”.
En todo caso, Guitart ha remarcado que el “gran tema” es el impacto de la sequía en el arbolado. “Nos coge un poco a contrapié cómo está incidiendo en todo el Estado y en Europa -ha admitido-. No hay estudios avanzados para determinar qué especies la sufren más. No están suficientemente detallados para saber qué está pasando y si padece más un almez que una encina”.
A su vez, ha subrayado que la carencia de precipitaciones no siempre conlleva riesgo de caídas. “En unos casos, implica muerte; en otros, sequedad de algunos ejes y, en otros, que se sequen ramas o el eje principal”, ha diferenciado.
El directivo de Parques y Jardines ha añadido que el estrés hídrico no está siempre detrás de los desplomes de los últimos meses. “En algunos casos, se produjo el choque de un coche, que supuso la fractura en el mismo momento o horas después. En otros, el problema es que se ha subido la cota del suelo respecto a cuando se plantó. Hablamos de ejemplares de hace 20 o 40 años, el cuello de la raíz ha quedado enterrado y se ha podido dar una podredura”, ilustra Guitart. Añade que hay causas que no se pueden detectar en una inspección, “como en el caso de la última caída”, ha apuntado.
Guitart ha recordado que los beneficios de plantar árboles superan a los de prescindir de ellos. “Si queremos vivir en las ciudades y en entornos de sequía, debemos tener árboles. Si no, las temperaturas serán estratosféricas”, ha postulado.
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