En Sant Martí

La inquietud por la caída de árboles obliga a revisar las palmeras de un colegio de Barcelona

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RIESGO | La sequía amenaza con más caídas de árboles en Barcelona

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Unas palmeras sobresalen tras la tapia de la escuela Antoni Brusi, en Barcelona.

Unas palmeras sobresalen tras la tapia de la escuela Antoni Brusi, en Barcelona. / JORDI COTRINA

Jordi Ribalaygue

Jordi Ribalaygue

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El accidente mortal provocado por una palmera al derrumbarse hace un mes en el Raval, sumado a las caídas de un almez y la copa de un plátano en la última semana en distintos puntos céntricos de Barcelona, han hecho prender la inquietud por la estabilidad del arbolado de la ciudad. Parques y Jardines ha examinado 914 palmeras datileras en las últimas semanas, todas de la misma especie y semejantes a la que mató a una chica de 20 años. En los próximos días, el Ayuntamiento prevé revelar el resultado de las inspecciones, que han conllevado talar ejemplares en los que se ha identificado signos de riesgo de desplome por estrechamientos o síntomas de estrés hídrico por falta de agua. No obstante, el chequeo extraordinario tras el siniestro no ha hecho remitir la alarma en algunos casos.

Ocurre en la escuela Antoni Brusi, en el distrito de Sant Martí. Sobre los patios se alzan cinco palmeras: tres se hallan en el huerto del colegio y otras dos, junto a la entrada de las aulas de educación infantil. Una familia se ha expresado preocupada por el estado de los árboles del centro. Tras manifestar su desasosiego a diferentes estamentos, el Consorci d’Educació de Barcelona se ha comprometido a revisar las palmeras esta semana, coincidiendo con el inicio del curso. Las clases se retoman el miércoles. 

La familia que ha tramitado la reclamación explica a EL PERIÓDICO que algunas de las palmeras del patio “presentan muchos agujeros en sus troncos”, lo que le hace sospechar que estén “plagadas”. “Que sepamos, no han sido regadas durante el verano, dado que la escuela está cerrada, por lo que entendemos que tienen estrés hídrico a causa de la sequía”, deduce. Apostilla que las cotorras que sobrevuelan el lugar son indicio de que han anidado en las palmeras.

“Estos tres factores son, precisamente, los que el gerente de Parques y Jardines indicó que podrían explicar el desprendimiento de la palmera que causó la muerte de una joven”, recuerda la familia. Opina que la tragedia del Raval, precedida por otro desprendimiento mortal en el parque de la Ciutadella en 2020, es motivo suficiente para “retirar estas cinco palmeras lo antes posible e, idealmente, antes del inicio del curso”. 

“Es ilógico mantener este tipo de arbolado en un espacio donde a diario juegan centenares de niñas y niños”, postula la familia. A su vez, recalca que las palmeras no ofrecen mucho alivio en los días soleados. Apostilla que, como paliativo, se colgó una carpa para que diera sombra en la zona de educación infantil. “La presencia de las palmeras en los patios de la escuela supone un riesgo muy real y totalmente innecesario, incluso si estuvieran sanas”, esgrime.

Dos de las palmeras del patio de la escuela Antoni Brusi, en Barcelona.

Dos de las palmeras del patio de la escuela Antoni Brusi, en Barcelona. / JORDI COTRINA

El Consorci no intuye riesgo

Por su parte, el Consorci d’Educació -ente participado por la Generalitat y el consistorio- comenta que cuatro de las palmeras del Antoni Brusi son de la especie ‘Phoenix canariensis’ (palmera canaria) y una es una ‘Washingtonia robusta’ (palmera de abanico mexicana). “Ninguna de ellas es de la especie ‘Phoenix dactilyfera’, como la que cayó en el Raval, que son las más susceptibles a roturas por estrés hídrico”, destaca. 

A la espera de las comprobaciones que efectúe esta semana, el consorcio blande que “no existe el mismo peligro de caída” que en el Raval y la Ciutadella, dado que las palmeras de la escuela son de otro tipo. “Además, se trata de cinco ejemplares sanos”, sostiene. 

El organismo defiende que los daños visibles en el tronco son “superficiales”. “A falta de inspección exhaustiva, no suponen un peligro estructural para la palmera”, diagnostica. En esa línea, evalúa que las hendiduras “pueden ser pequeñas heridas de hace bastantes años, cuando aún se podaba con crampones y por efecto de algún pájaro”. Remarca que “se hacen podas periódicamente, retirada de nidos y las revisiones pertinentes para minimizar” amenazas.

El consorcio agrega que los cinco ejemplares de la escuela no se han regado este verano. “No se ha hecho porque las palmeras adultas nunca se riegan, y menos en episodios excepcionales de sequía como el que nos encontramos”, aduce. Se trata de un principio que entronca con la política habitual de Parques y Jardines, que esparce agua solo en los árboles plantados hace menos de cuatro años en la ciudad. No obstante, el consistorio ha suavizado la medida justo después del accidente del Raval, cuando empezó a regar las 914 datileras sometidas a análisis.

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