El barrio tira
La mitad de las mudanzas dentro de Barcelona se quedan en el mismo distrito
Los tres barrios con los hogares más jóvenes y más envejecidos de Barcelona
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Barcelona gana población por primera vez desde 2020 gracias a la inmigración
Meritxell M. Pauné
Periodista y jefa de 'Gran Barcelona'
Periodista especializada en información local de Barcelona y Catalunya. Responsable de la sección 'Gran Barcelona' desde septiembre de 2022. Antes, en los diarios TOT Barcelona y La Vanguardia, entre otros. Profesora de Periodismo digital en la UIC tres cursos y puntualmente del máster del Observatori de la Cobertura de Conflictes. Colaboradora en prensa vecinal ('Carrer', 'Cap a peus') tertulias de televisión y radio (betevé, Catalunya Ràdio, Ràdio Estel...), libros de historia local ('Retrats per la memòria', 'Objetivo Venus', 'Josep Maria Huertas Claveria i els barris de Barcelona') e investigaciones académicas (Observatori de la Cobertura de Conflictes, Periodismo UAB).
La rotación de vecinos ya forma parte de la cotidianidad en Barcelona. Los barceloneses que viven toda la vida en el mismo domicilio son hoy exóticos, tanto si son propietarios como si son inquilinos. En cualquier gran bloque de pisos, es infrecuente que se conozcan todos los que viven tras las puertas. Las estadísticas municipales del padrón dan cuenta, entre otros muchos datos, de las mudanzas que se producen en la capital catalana.
Muchas, además, tiene lugar dentro de la ciudad: en 2022 se registraron 100.014 cambios de domicilio en los que las cajas no llegaron a salir de las fronteras municipales. Además, los empadronamientos permiten emparejar los distritos de salida y de aterrizaje para comprobar las distancias de estos traslados. Un cruce de informaciones del que aflora una clara conclusión: los barceloneses tienden a quedarse en su propio distrito cuando buscan nuevo hogar en la misma ciudad.
Del total de mudanzas barcelonesas, 47.286 se produjeron sin cambio de distrito. Es decir, casi la mitad. Un dato que no es incompatible con los procesos de expulsión de residentes por encarecimiento o turistificación que denuncia el movimiento vecinal, pero que da a entender el apego del barcelonés a su entorno inmediato. Si puede y quiere quedarse en la capital, prefiere permanecer cerca de dónde ya vive. Cuando quiere pero no puede, conflicto a la vista.
En cada territorio la tendencia se difumina o se acentúa. Las razones escapan a la foto estadística, pero se intuyen opuestas en los barrios más ricos y los más pobres: un vecino de un piso denso del Raval tiene difícil costear un piso en una zona acomodada, mientras que un residente pudiente de Tres Torres es lógico que busque una morada del mismo nivel que la precedente. En otros casos como Sant Andreu o el Poblenou, el factor identitario no es nada despreciable.
Más rotación en el centro
El centro de la ciudad presenta grados de rotación relativamente bajos. En Ciutat Vella el 41,1% de los vecinos que empaquetaron sus pertenencias las llevaron a otra vivienda del mismo distrito. Casi el mismo porcentaje se fue al Eixample (16,3%), Sants-Montjuïc (11,6%) o Sant Martí (10%), tres áreas que contienen algún barrio limítrofe con el casco antiguo.
Las mudanzas intra-distrito ascienden al 40,7% en el caso del Eixample. Por su centralidad, un amplio porcentaje de mudanzas se reparten por los barrios limítrofes. La permanencia de los vecinos también está por debajo de la media en les Corts (37,8%) y Gràcia (37,4%), que en comparación centrifugan más vecinos.
En cambio Sants-Montjuïc (47,6%), Horta-Guinardó (48,4%) y Sant Andreu (48,2%) se acercan mucho a la media. Los tres tienen precios inmobiliarios más contenidos que el centro, lo que podría explicar una significativa captación de exvecinos del Eixample y de Ciutat Vella. También hay un trasvase notable desde Gràcia y Nou Barris hacia Horta, mientras que Sant Andreu capta nuevos vecinos de Nou Barris.
En el otro extremo de la tabla, sobresalen tres distritos con un arraigo vecinal muy alto. Tres territorios con rentas muy diferentes entre sí son los que más residentes conservan: Sant Martí con un 53,4%, Sarrià-Sant Gervasi con un 55,7% y Nou Barris con un vistoso 60% de mudanzas dentro del propio perímetro. Los dos distritos que limitan con el río Besòs, sin embargo, contienen barrios muy dispares en precios y calidad de vida, por lo que podrían producirse expulsiones por gentrificación o desapego que no detecta el radar de la estadística municipal.
El diezmo de Ciutat Vella
Otro cruce de datos aporta luz a los movimientos dentro de Barcelona: mudanzas sobre el total de población. Y es que 10.000 vecinos que cambian de piso no tiene el mismo impacto en Ciutat Vella que en Sants-Montjuïc, que empatan en números absolutos pero se distancian en la proporción. En el corazón antiguo de Barcelona hizo las maletas el 10% de los residentes en 2022, mientras que en el antiguo distrito industrial fueron el 5,9%. El distrito más inmóvil en este sentido es Les Corts, con solo un 4,6% de población entre cajas.
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