En el Eixample y Sant Martí

Vivir encima de una ITV en Barcelona: “Cada día tenemos colas de motos y coches viejos”

El principal reto del Eixample: la contaminación

Suben un 40% las recargas de vehículos en las electrolineras municipales de Barcelona

Vehículos haciendo cola en el pasaje Puigmadrona, en Barcelona, para acceder a una estación de ITV.

Vehículos haciendo cola en el pasaje Puigmadrona, en Barcelona, para acceder a una estación de ITV. / ÁNGEL GARCÍA MARTOS

Jordi Ribalaygue

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Mariona vive desde hace 15 años encima de la estación de Inspección Técnica de Vehículos (ITV) de la calle Diputació, en el Eixample de Barcelona. “Desde casa oigo: ‘Gire el volante a la derecha. Gire el volante a la izquierda’. ¿Cuántas veces lo dicen al cabo del día? Son centenares, desde las siete de la mañana y hasta las 10 de la noche. Lo oigo menos si cierro las ventanas, que son dobles, pero siempre escucho los motores cuando suben de revoluciones. Sé de memoria todos los pasos de la ITV”, confiesa la vecina, más asqueada que irónica. 

Una queja casi calcada se expresa en el pasaje Puigmadrona, en el barrio de Camp de l’Arpa. Allí se afinca otro taller que efectúa las mismas pruebas a automóviles y motocicletas. “A las seis y media de la mañana empiezan a dar la barrila. Ya entonces hay ruido de coches. Me levanto temprano para ir a trabajar y, a veces, no puedo salir del párking porque les hacen aparcar ahí mientras esperan turno”, protesta una habitante de la travesía, estrecha y no muy larga.

Ambos negocios pertenecen a la empresa Applus. Las molestias por el trasiego de vehículos, los humos que se diseminan, las aglomeraciones y la ocupación de la vía pública han espoleado a residentes en Diputació y Puigmadrona a crear sendas plataformas de afectados. Más allá de reclamar controles de aire y ruido y que se descongestione la circulación, instan a que los dos talleres se trasladen fuera de núcleos habitados. “Su actividad es incompatible con una zona residencial de alta densidad. Atañe a la salud de los ciudadanos”, esgrime Mariona. 

Las dos estaciones no son precisamente nuevas: en Camp de l’Arpa, la licencia municipal de actividad está datada en 1988, al margen de la concesión de apertura, que la Generalitat otorga. No obstante, el malestar ha aflorado en los últimos años, a la vez que la sensibilidad a cuenta de la polución atmosférica y la contaminación acústica ha asomado en distintos puntos de la ciudad. Tampoco resulta ajeno a las críticas que la particular caravana a la entrada de ambos establecimientos contrasta con las calles próximas que las ‘superilles’ han despoblado de tráfico

La ITV de Diputació cae justo debajo del eje verde de Consell de Cent. “El Ayuntamiento demuestra hipocresía al poner una ‘superilla’ en la calle paralela y, justo debajo, tener una actividad industrial que atrae a miles de coches al año”, recrimina Mariona, que alude a niveles de ruido “muy altos”, “vibraciones", “peligro de atropello” y atascos. “Cada día tenemos colas de motos y coches viejos con los motores encendidos”, afea. 

Pulso desde 2020

“En nuestro entorno también se han pacificado calles”, señalan los vecinos de Puigmadrona. Allí sostienen un pulso con la ITV desde 2020, cuando las largas horas de encierro domiciliario hicieron proliferar las denuncias por la alteración al descanso dentro de los edificios, tanto en Barcelona como en otras poblaciones. 

La plataforma del pasaje pide que el Ayuntamiento chequeé presuntas superaciones de lo niveles de contaminación atmosférica y acústica en las viviendas más damnificadas, que se reduzca el horario de apertura del taller y que se cierre el acceso a vehículos al negocio durante la hora de entrada y salida de alumnos en la escuela Dovella. El síndic de gregues de Barcelona, David Bondia, advirtió en 2022 de falta de seguimiento por parte del distrito de Sant Martí ante el riesgo de accidente

Una pancarta contra la estación de ITV del pasaje Puigmadrona, en Barcelona.

Una pancarta contra la estación de ITV del pasaje Puigmadrona, en Barcelona. / ÁNGEL GARCÍA MARTOS

La insistencia ha obtenido algunos frutos, reconocen los residentes: se han colocado pilonas para que no se aparque en la acera, se ha reducido la fila de coches que colapsaba la calzada y se insonorizaron instalaciones el año pasado. El Síndic de Greuges recriminó al ayuntamiento que no obligara a cesar la actividad en el taller durante las obras de adecuación, pese a existir una orden que lo exigía. Por su parte, el consistorio responde que ha verificado que el local cumple con las normas medioambientales y aprueba en los análisis acústicos.  

“Aun así, seguimos teniendo una actividad industrial al lado de casa”, oponen miembros del colectivo vecinal, que prefieren guardar anonimato. “Hay vecinos con problemas de ruido y de humos -recalcan-. Sigue siendo una nave industrial sin cambio físico, en que las paredes que colindan con la ITV no están aisladas. Y la actividad está derivando a inspección de motos. Tenemos muchas aparcadas en las aceras”. 

Además, creen que el establecimiento no se ajusta a los requisitos y a las dimesiones requeridas desde que abrió, lo que también instan a revisar al consistorio. La petición, por ahora, no ha prosperado. Hay quien sospecha que se hace la “vista gorda”. “Pides que actualicen el expediente, pero tardan mucho… Hay denuncias que se acaban perdiendo”, asegura una vecina. 

En Diputació, los vecinos dieron aviso de que la estación instaló solo parte de unas pantallas que el Ayuntamiento le requirió en 2020, tras comprobarse que el ruido rebasaba los umbrales permitidos en el interior de manzana. Sin embargo, aseguran que la queja ha caído en saco roto. “Nos hemos sentido indefensos. Vemos desidia, opacidad e impunidad”, manifiesta Mariona.

En el caso de Puigmadrona, el distrito de Sant Martí destaca que mantiene “constante comunicación” con la vecindad, “incluso en agosto”, subraya. En paralelo, el Parlament tiene pendiente aprobar una nueva ley que regule las ITV, tras tumbarse un decreto del Govern en 2020. Por su parte, Applus ha desechado responder a las preguntas de EL PERIÓDICO.

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