Medida pospuesta

El plan de supervivencia de los quioscos de Barcelona descarrila antes de las elecciones

Barcelona pospone la venta de café y comida en los quioscos de prensa

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Quiosco en Barcelona.

Quiosco en Barcelona. / RICARD CUGAT

Jordi Ribalaygue

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El plan para hacer viables los quioscos de Barcelona ha topado con las tensiones entre Barcelona en Comú y el PSC, los dos integrantes del gobierno de la alcaldesa Ada Colau. En febrero, el Ayuntamiento se anticipó al anunciar novedades en los requisitos que se imponen a las concesiones de los puestos de venta de prensa; entre otras, se pretendía permitir que los negocios vendieran café y comida para llevar, así como autorizarlos a reducir el espacio reservado a periódicos y revistas para exponer otros productos. Sin embargo, el ejecutivo municipal ha desistido en instaurar la modificaciones, que los quiosqueros sienten vitales para que los negocios sobrevivan. La medida queda paralizada por ahora y pospuesta a una fecha indeterminada tras las elecciones, si bien el resultado en las urnas y la composición del futuro gobierno condicionarán si la propuesta se retoma tal cual o se retrasa aún más en caso de retocarse.  

El ejecutivo municipal no oculta que la aprobación del nuevo modelo de quioscos se ha frustrado por las diferencias entre los dos socios de gobierno. Las divergencias se hicieron patentes en las últimas comisiones municipales en que se abordó el asunto. Mientras los comunes acusaron a los socialistas de desmarcarse del acuerdo sellado con la Asociación de Vendedores de Prensa de Barcelona, el PSC culpó al partido de la alcaldesa de no haber dialogado con los sectores que se declaran perjudicados por el cambio. 

Antes de que las dos formaciones riñeran en público, el Gremi de Restauració de Barcelona refutó que los tenderetes de prensa ofrecieran café para llevar y comida envasada, como ya ocurre en algunos en el centro de la ciudad desde hace unos años. La patronal los definió de “bares encubiertos” y advirtió que podían ser una “competencia desleal” para la hostelería.  

Falta de apoyos

Fuentes del sector de los comunes en el bipartito municipal explican que la modificación en las concesiones de los quioscos ha encallado porque carecía de respaldos suficientes para entrar en vigor. Lo achacan a que “una parte del gobierno se ha desdicho del acuerdo alcanzado y pactado con los quiosqueros”.

La alusión apunta a los socialistas. Por su parte, el PSC postula que "una medida que afecta a sectores tan diversos debe tener suficientes apoyos para tirar adelante", lo que no era el caso, afirma. "En el momento de la aprobación inicial nos abstuvimos conscientes de que no había habido diálogo con todas las partes implicadas. La situación se reprodujo en el momento de llevarlo a aprobación definitiva, cuando se hizo evidente la falta de acuerdo entre las partes afectadas, lo que llevó a que fuera retirada", relatan los socialistas.

El proyecto ha embarrancado cuando quedan solo por solventar las últimas formalidades. Falta por resolver las alegaciones presentadas y elevarlo a aprobación definitiva. Estaba previsto que se despachara en marzo pero se retiró antes de debatirse en la comisión de economía del ayuntamiento. Si se introducen correcciones, habrá que reiniciar la tramitación desde cero, señalan en el ayuntamiento.  

En riesgo de extinción

La subsistencia de los quioscos corre serio peligro desde hace años. Fuentes del sector calculan que las ventas han caído más de un 60% desde 2008 en las paradas de Barcelona. Aún más, añaden que el 90% de la recaudación se obtenía mediante los periódicos y revistas, incluidos todas sus promociones. Ahora no representan ni el 40%.

El declive de los rotativos en papel, los nuevos hábitos centrados en los medios digitales y una clientela envejecida sin relevo que le tome el testigo sitúan en riesgo objetivo de extinción a los puestos de prensa. Barcelona contabilizaba 404 paradas en 2010; a principios de 2023, habían caído a 296 establecimientos, de los que 268 estaban abiertos.

Para los quiosqueros, urge que el consistorio les conceda que las publicaciones ocupen menos trozo de escaparate. Es la principal petición del sector, incluida en el plan atascado en el consistorio, y a la que fían en gran parte que los negocios pervivan. 

Por ahora, es preceptivo que el 80% de la parada se cubra con periódicos y revistas. Con la nueva norma, se preveía rebajar la obligación al 51% y que el hueco que quedase libre se llenase con otros artículos, como boletos de lotería, objetos de regalo, entradas y tarjetas de transporte y de recarga de móvil, entre otros. Los quioscos también pueden ofrecer ‘souvenirs’, aunque la regulación que ha quedado en suspenso limita que los recuerdos para turistas acaparen como mucho el 20% del establecimiento.

Los quioscos sí lograron que parte de los cambios concertados con el ayuntamiento se implantasen en 2022. Así, los tenderetes se pudieron renovar con la instalación de cajeros automáticos y taquillas de recogida de productos de plataformas de comercio electrónico, lo que abre vías de ingresos inéditas hasta hace poco.

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