En el Clot

El ruido de las tirolinas mortifica a la Gran Via: “Tenemos más molestias que nunca”

Las atracciones instaladas por el Ayuntamiento de Barcelona despiertan quejas entre los vecinos, irritados por los jóvenes que causan estrépito arrojándose a deshoras

La tirolina de Gran Via, en Barcelona.

La tirolina de Gran Via, en Barcelona. / JOAN CORTADELLAS

Jordi Ribalaygue

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No llueve a gusto de todos en el tramo liberado de tráfico de la Gran Via, entre la plaza de Glòries y la Rambla del Poblenou, en Barcelona. Hace poco más de un mes que el Ayuntamiento de Barcelona instaló dos tirolinas enfrente del centro comercial de Glòries que, si bien durante el día es atracción para familias y menores, se ha revelado en un foco de desmadre nocturno, que desvela y pone difícil a los vecinos poder pegar ojo, según se quejan residentes de esa zona del Clot.

“El resultado es que tenemos más molestias que nunca”, explica Fernando en una carta enviada a la sección Entre todos de EL PERIÓDICO. El vecino cuenta que incomoda el crujido del “rodamiento de estos artefactos”, agravado cuando quienes se arrojan por la polea no tienen miramientos de tirarse a deshoras. “Por las noches, son utilizadas por jóvenes en estado etílico que aprovechan en divertimento para su propia fiesta nocturna”, se queja este lector.

El incordio suele recrudecerse los fines de semana y entre las 21.00 y la 01.00 horas, cuando quienes se lanzan por las tirolinas no son precisamente criaturas. “En cuanto las pusieron, ya vimos que daría problemas. No le vemos el sentido de haberlas puesto en medio de la calle, en una zona que no se puede cerrar por la noche. Ponerlas en medio de la Gran Via estaba abocado al desastre. Nos da pánico lo que pueda pasar en verano”, alerta Fernando.  

Urbanismo táctico

“Ahora estamos en invierno pero, de cara al buen tiempo, será más problemático”, coincide Miquel Catasús, vicepresidente de la Asociación de Vecinos del Clot-Camp de l’Arpa. La entidad trasladó el malestar del vecindario al distrito de Sant Martí y el área de Ecología Urbana, también porque han comprobado que la atracción que se publicita como accesible no lo es para todos los menores con discapacidad. “De cara al verano, se tendría que encontrar una solución, al menos para la noche”, ruega el dirigente vecinal.

Esa especie de gran columpio es el remate acorde a la estrategia de urbanismo táctico -“con las famosas vallas, macetas gigantes y calles pintadas”, completa Fernando- con que se ha adecuado el trecho peatonalizado de la Gran Via mientras se aguarda que empiecen las obras definitivas de la avenida. Fernando expresa que los residentes creían que, abierto el túnel de Glòries, se sacudían el estorbo de encima. 

La tirolina de Gran Via, en Barcelona.

La tirolina de Gran Via, en Barcelona. / JOAN CORTADELLAS

“Pensábamos que, por fin, podríamos descansar sin el ruido generado por el tráfico rodado”, comenta el vecino, quien pide al ayuntamiento que reconsidere la instalación de los juegos. “Puede que sean un acierto en países como Suecia pero, desgraciadamente, aquí no es lo mismo, especialmente por las noches”, expresa.

Bloqueadas en horario nocturno

El Ayuntamiento de Barcelona conoce la queja de los vecinos. Afirma que se ha puesto en contacto con ellos y “trabaja para garantizar que no se producen molestias a raíz del uso de las tirolinas”. Por ahora, no avanza posibles remedios para atajar el fastidio. 

“Están mirando si puede haber una solución técnica al ruido y estamos pendientes de que nos respondan”, manifiesta Catasús. La asociación de vecinos sugirió que las tirolinas quedarán bloqueadas en horario nocturno. “No somos especialistas, pero quizá puede ser una solución. Lo que quisieran los vecinos es que las quitaran, pero hay padres y niños que las han recibido positivamente”, destaca Catasús. 

El dirigente vecinal recuerda que, en principio, la atracción es provisional. “Pero tampoco arregla nada a los vecinos porque, en teoría, las obras definitivas no empiezan hasta finales de año. Lo mejor es que empiecen lo antes posible pero, mientras tanto, se debe encontrar una solución”, urge Catasús.