La antigua instalación militar

El reto de incluir el castillo de Montjuïc en el imaginario barcelonés

La instalación persigue ganar público local y que pase de visitante a usuario habitual, especialmente con una oferta cultural sólida

En 2019, 900.000 turistas y 40.000 barceloneses acudieron al espacio; dos años después la asistencia fue de 650.000 y 80.000

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Barcelona 23/12/2022 Serie sobre Montjuic. Turistas en el castillo de Montjuic FOTO de FERRAN NADEU

Barcelona 23/12/2022 Serie sobre Montjuic. Turistas en el castillo de Montjuic FOTO de FERRAN NADEU / FERRAN NADEU

Toni Sust

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El castillo de Montjuïc corona una montaña que parece estar mucho más lejos de los barceloneses de lo que está realmente. La antigua instalación militar presenta activos evidentes: las vistas son impresionantes y recorrer un castillo siempre tiene su gracia. Son elementos que llevan a que el volumen de turistas que se acercan al espacio sea elevado.

Pero ni lo que se ve desde la azotea ni el inmueble son ganchos con los que el Ayuntamiento de Barcelona quiere profundizar en su objetivo, que es muy claro: que los barceloneses incluyan al castillo en su imaginario. Que mantengan con él una relación sólida, estable. Que lo incluyan en su mapa de actividades.  

Patio del castillo de Montjuïc.

Patio del castillo de Montjuïc. / Ferran Nadeu

En resumen, que pasen de ser visitantes a usuarios, lo que implica un uso recurrente del espacio. Nada que ver con el foráneo que pasa un día por allí, aunque este también sea interesante. Lo que se quiere evitar es la desproporción vivida hasta ahora.

Las cifras

“Hay dos derivadas. Una es la del espacio patrimonial, con el peso de una memoria histórica que hay que reivindicar, vinculada por ejemplo a Lluís Companys (presidente de la Generalitat fusilado en el castillo de Montjuïc). Otra es la de entender la cumbre de la montaña como un espacio que tiene que ser ciudadano, cultural. Hay que ver qué mecanismos introducimos para facilitar esta apertura”, afirma el delegado de Derechos Culturales del Ayuntamiento de Barcelona, Daniel Granados.

Las cifras indican que se ha avanzado un tanto en el objetivo citado inicialmente, el de apostar más por usuarios estables, lograr que los barceloneses suban al castillo. La instalación recibió en 2019, último año prepandémico, la visita de 900.000 turistas, por 40.000 barceloneses. Los datos de 2021, subraya Granados, indican que fueron 650.000 los foráneos por 80.000 los locales que se acercaron hasta allí.

Cañón situado ante el castillo de Montjuïc para prevenir ataques por mar. En realidad desde la instalación solo ha bombardeado a la ciudad.

Cañón situado ante el castillo de Montjuïc para prevenir ataques por mar. En realidad, desde la instalación solo se ha bombardeado la ciudad. / Ferran Nadeu

'Software' y 'hardware'

“Trabajamos diferentes líneas en el castillo, y también una transversal para toda la montaña, como es el ‘Viu Montjuïc’”, añade. Se refiere al programa mediante el cual una treintena de equipamientos ubicados en Montjuïc ofrecieron más de 60 actividades culturales y de ocio en octubre pasado. Era la segunda edición de la cita.

“Hay que pasar de un lógica de castillo, de piedra, el hardware, a una de software, que invite a la gente a participar”, prosigue Granados. Que lo que motive para subir al castillo no sea su visita, o no solo, sino ese concierto, o ese espectáculo.

La movilidad

La movilidad no es fácil, como no lo es en toda la montaña. Y lo que no tiene vuelta atrás, por lo menos en la visión del gobierno actual, es que el vehículo privado no es un elemento que vaya a recuperar terreno en Montjuïc, y no es fácil acercarse en coche al castillo, ni en moto. Hay que aparcar a casi medio kilómetro.

Para subir hay que coger el autobús 150 en plaza de Espanya, o bien ir en teleférico, más caro. O coger el funicular hasta Miramar y luego caminar, pero el trecho es considerable y complicado. También se puede coger el 150 o el teleférico desde el funicular. Otra opción es de futuro: esperar que se recupere el tramo del funicular que llegaba al castillo, pero por ahora no es algo que esté planeado.

Los taxistas

Áxel González, técnico municipal encargado del castillo, subraya el de la movilidad como un factor a mejorar: “Ni los taxistas saben llegar”. Los navegadores tampoco ayudan. Pero en parte esto más que un problema es algo también positivo para evitar la saturación de vehículos del pasado: “Había muchos malos hábitos”.

González se expresa en términos similares a lo de Granados sobre el futuro que la ciudad quiere para el castillo de Montjuic. “Los 40.000 barceloneses que vinieron en 2019 quedan diluidos en el magma turístico, aunque como cifra de visitantes de un equipamiento cultural es considerable”, afirma.

Acceso al interior del castillo.

Acceso al interior del castillo. / Ferran Nadeu

La pandemia

Que esa cifra se doblara en 2021 hasta los 80.000 locales, y que en 2022 la previsión de cierre esté en 75.000 barceloneses es, subraya, positivo: “Algo estaremos haciendo bien”. Sí, también la pandemia, y la salida del confinamiento, llevaron a la ciudadanía a recorrer su territorio: “Mucha gente redescubrió Montjuïc”.

A tenor de lo que argumenta González, la apuesta del consistorio es clave para tener unos frutos u otros: “Si no hacemos un esfuerzo para ir a buscar a la población local, esto acabará siendo solo una atracción turística”

Sobre el 'Viu Montjuïc' destaca que la primera edición sumó 40.000 visitantes, en tanto que la de este otoño, la segunda, subió a 70.000. Otro frente en el que ha crecido la afluencia es el de las escuelas y servicios educativos: en 2022 cerca de 6.500 niños se han acercado al castillo. “Cinco veces más que en 2017”. “Hay que poner el castillo en relación con la ciudad, la naturaleza, el parque. Lo que cuesta es que la gente de aquí repita. La asignatura pendiente era poner el castillo en el imaginario de la ciudad”, el objetivo citado más arriba como objetivo central del consistorio.

Uno de los puntos en los que se quiere avanzar, y ya se ha hecho, es en el de ofrecer apuestas conjuntas de elementos de Montjuïc. Así, se estudia una ruta conjunta del castillo y el cementerio, de un par de horas de duración.

Las tarifas

La entrada general al castillo cuesta 9 euros, 6 si es reducida (para niños de ocho a 12 años, personas en paro, usuarios del bus turístico y poseedores de la tarjeta rosa). Es gratuita para los menores de ocho años así como todos los domingos a partir de las 15h y el primer domingo de mes todo el día.

La entrada general con guía cuesta 13 euros, y reducida con guía, 10. Visitar el castillo es gratuito también para los inscritos en el programa ‘Gaudir Més’.

También se puede comprar una entrada combinada con la del Museo etnológico, por 10 euros (7 si es reducida) y con el Jardín Botánico, por el mismo precio. El precedente de la entrada combinada del castillo y el jardín botánico, cuenta el técnico, es positivo: entre 15.000 y 20.000 personas la compran cada año.

Lo importante y lo accesorio

“La visita al castillo no es lo más relevante. Lo que nos interesa es posicionarlo entre la ciudadanía, que la gente sepa que aquí pasan cosas y que son para todos. Queremos transformar al visitante en usuario”, añade González, que admite que no es un objetivo sencillo: “Esto es como un bar. Un bar para turistas tiene una lógica. Un bar local pide un esfuerzo de fidelización. Y ese es el gran reto. Llegar a más gente para retenerla. No seré triunfalista: falta mucho por recorrer”.

Al tiempo que habla de incrementar ese grupo, señala que no es un asunto que se reduzca a los números: “Tampoco nos interesa la lógica cuantitativa, sino la cualitativa. Y si ahora volvemos a las cifras prepandémicas es que algo no estamos haciendo bien. La idea es crecer o por lo menos mantenernos”.

Todo ello, concluye, no excluye la aportación de la visita de los turistas, con ritmos distintos a los locales. Por ejemplo, los primeros acuden en horario laboral al castillo, por lo que hay tiempos para las dos audiencias. 

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