Espacios descuidados

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Repasamos algunos de los 'puntos negros' de la icónica montaña de Barcelona, en la cuenta atrás para el centenario de la 'Expo' que la remodeló

BARCELONA 21/12/2022 Barcelona Série sobre Montjuic. Restos del Funicular del 1929 FOTO ELISENDA PONS

BARCELONA 21/12/2022 Barcelona Série sobre Montjuic. Restos del Funicular del 1929 FOTO ELISENDA PONS / ELISENDA PONS

Gisela Macedo

Gisela Macedo

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La montaña de Montjuïc esconde, entre sus laberínticos caminos, algunos lugares que ni siquiera conocen muchos de los ciudadanos de Barcelona. Lugares abandonados, descuidados o que en algún momento hubo voluntad de recuperar pero se quedaron sin el rescate prometido. Repasamos algunos de los 'puntos negros' de este espacio a la vez icónico y desaprovechado de la capital catalana.

Funicular del 1929: ruinas y basura

Comenzamos el recorrido visitando los restos del antiguo funicular que se inauguró en el 1929 con motivo de la Exposición Internacional de Barcelona. El centenario está a solo seis años vista. Un acontecimiento que trajo el redescubrimiento de Montjuïc, con la inauguración de espacios que aún perduran, como la Fuente Mágica, el Teatre Grec y el Palau Nacional, que ahora alberga el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC). No tuvo la misma suerte el funicular, que se puso en funcionamiento a finales de 1928 e hizo su último servicio al finalizar el evento. 

Restos del Funicular del 1929  en Montjuic

Restos del Funicular del 1929  en Montjuic / ELISENDA PONS

Restos del Funicular del 1929 

Restos del Funicular del 1929  / ELISENDA PONS

Casi 100 años después, sus restos continúan a día de hoy en la montaña en un estado lamentable. Entre la arbolada y junto a un camino que pasa por el monumento a Frederic Mistral, puede apreciarse la rampa que durante tan poco tiempo trasladó a los viajeros hasta el MNAC. Si nos acercamos, la escena deja una vista poco agradable por la gran cantidad de basura que la rodea: condones, muchísimos condones (ya que Montjuïc es también zona 'cruising'); latas de cerveza, cartones de vino, botellas de cristal, colillas... Hasta una almohada y una caja vacía de Sildenafilo, un medicamento para la disfunción eréctil. 

Dos amigas de Lleida que han venido a pasar unos días de vacaciones observan las vistas desde un balcón de la avenida dels Montanyans, justo en el punto donde desembocaba el antiguo funicular, y desde donde también se pueden apreciar los restos. “La mierda sí que la veo, pero no tenía ni idea de que existían estas ruinas”, afirma una de ellas. 

Otra pareja que se sienta cerca de las ruinas, en el paseo Jean Forestier, comenta que ninguno de los dos tenía ni idea de la existencia de estos restos, y eso que uno de ellos trabajó durante "muchos años" el Teatre Lliure, justo al lado. También aseguran que nunca se han movido por Montjuïc más allá de la zona del MNAC, y que desplazarse por esta montaña les parece “un poco lio”, aunque “toda la vida ha sido así”. 

Restos del Funicular del 1929 en Montjuïc

Restos del Funicular del 1929 en Montjuïc / Gisela Macedo

Restos del Funicular del 1929 en Montjuïc

Restos del Funicular del 1929 en Montjuïc / Gisela Macedo

Fuentes del Ayuntamiento de Barcelona aseguran a este diario que "está prevista" la limpieza de esta zona "con la nueva contrata de Servicios de Limpieza", y que existe una propuesta para hacer un Plan Director del Patrimonio del 29 donde "se estudiará la viabilidad de la recuperación de la memoria histórica de elementos como este".

Pantano de la Foixarda: promesa del 2019

Caminando cinco minutos desde los restos del funicular, llegamos a ver desde arriba el Pantano de la Foixarda. Aunque si nadie advierte de ello, uno casi no se da cuenta de su existencia. Es una laguna intermitente -no siempre tiene agua-, y tampoco se puede acceder a ella. En la parte de arriba hay colocadas unas vallas metálicas para impedir el paso.

En el 2019, el Ayuntamiento de Barcelona cedió su gestión para los siguientes cuatro años a las entidades Paisatges Vius y Hàbitats, para que se encargaran de cuidar y recuperar la biodiversidad del embalse, y conseguir que estuviera siempre lleno de agua limpia. A día de hoy, basta con pasear por la zona para ver que nada de aquello llegó a hacerse realidad.

Guillem Mas, director de Paisatges Vius, explica en una entrevista con este diario que nunca llegaron a firmar ningún convenio, y que el consistorio no hizo la parte que le tocaba para que el proyecto comenzase. “Iba todo muy lento. El ayuntamiento tenía que hacer unas obras para que pudiéramos entrar a la zona con seguridad, porque está junto a una cantera donde hay peligro de desprendimientos”, cuenta. 

“El objetivo era revalorizar el lugar y convertirlo en un espacio natural para la biodiversidad en medio de la ciudad. Garantizar que llegara agua limpia para anfibios, y que desde fuera los visitantes pudieran observar la fauna y también hacer visitas organizadas. Técnicamente, hacerlo es posible. El estudio está hecho, el ayuntamiento sabe que se puede hacer”, asegura.

Además de las obras municipales que nunca se llevaron a cabo, Mas añade que los vecinos tampoco se lo pusieron fácil en su momento: “Había que resolver un tema de gestión de arbolado, y una asociación de vecinos nos dijo que si se cortaba un árbol, se liaría gorda. El problema es que aquí había demasiados actores, demasiada burocracia, y al final les informamos de que ya no nos interesaba formar parte del proyecto”, argumenta.

Pantano de la Foixarda

Pantano de la Foixarda / Ajuntament de Barcelona

Desde el Ayuntamiento de Barcelona reconocen que este espacio lleva cerrado desde enero de 2020, ya que durante el temporal Gloria se produjeron desprendimientos y no se puede acceder a la zona por motivos de seguridad. Casi tres años después, el consistorio explica que "se está definiendo en este momento el proyecto ejecutivo" para arreglar el espacio.

Escaleras 'del Joker': mirador poco atractivo

Si vamos en dirección al Poble Sec, junto al campo de fútbol de la Satalia, nos encontraremos con el siguiente lugar 'mal resuelto' de Montjuïc. Algunos lo llaman 'las escaleras del Joker', y se refieren a aquellas que conducen hasta el Mirador Blasco Garay -aunque, más que un mirador, son unas "buenas vistas" al final de numerosos escalones, aunque son pocos los que se detienen a observarlas una vez llegan a la 'cima'.

Ana Menéndez y Laia Colet, portavoces de la Asociación de Vecinos de la Satalia, han explicado a este diario que, en verano, estas escaleras son un punto donde "se propician los atracos" a turistas. Asimismo, señalan la falta de mantenimiento de la zona: las plantas que hay a ambos lados necesitan "una poda más a menudo", y la limpieza en los alrededores "deja mucho que desear", afirman.

Asimismo, aseguran que la AVV lleva tiempo pidiendo un bus de barrio para mejorar la accesibilidad de la zona de la Satalia: "Vemos que el bus a demanda está teniendo muy buena aceptación en barrios como el nuestro, así que lo hemos pedido. Creemos que es algo importante". Una petición que se suma a la de construir otra estación de funicular intermedia entre el paseo Miramar y el Paral·lel, para dar cobertura a la parte alta del Poble Sec. "Mejoraría la conectividad con el metro para la gente mayor y personas con problemas de movilidad", subraya Menéndez.

Escalera del Joker en el Mirador Blasco Garay en Montjuic

Escalera del Joker en el Mirador Blasco Garay en Montjuic / ELISENDA PONS

Faro de Montjuïc: inaccesible

Cambiamos de ubicación y nos trasladamos a la otra lado de la montaña, la que mira al mar. Aquí encontramos el Faro de Montjuïc, al que no se puede acceder porque el camino que lleva hasta él está cortado. Este faro tiene su fecha de origen en el año 1906, cuando se construyó para sustituir tanto al faro del Llobregat como al antiguo faro de Barcelona.

En aquél entonces, el Faro de Monjuïc constaba de una lámpara de petróleo sobre una estructura provisional, que en el 1922 fue sustituida por el faro actual, de cuyo diseño se encargó el ingeniero Josep Cabestany. A día de hoy, el faro continúa funcionando, pero lo hace de forma automática y no vive ningún farero en él.

El Ayuntamiento de Barcelona asevera que tanto el camino como el faro son responsabilidad de la Autoridad Portuaria, y que está cerrado "por motivos de seguridad", "porque pasa por delante una vía de tren de mercancías del puerto". También asegura que recuperar este espacio para el uso ciudadano "dependerá" del Proyecto Peu de Montjuïc del Plan Litoral, y de los acuerdos de conectividad entre el Ayuntamiento y el Port de Barcelona.

Faro de Montjuïc

Faro de Montjuïc / Ajuntament de Barcelona

Cuevas del Morrot: historia tapiada

En la misma ladera de la montaña, cerca del Faro, podemos ver el quinto y último espacio "olvidado" de este recorrido por Montjuïc: las cuevas del Morrot. Durante la Guerra Civil algunas de ellas se utilizaron como almacenes o polvorines, y después se convirtieron en techo precario durante el boom chabolista en la montaña. De hecho, en la década de los 50 llegaron a vivir en Montjuïc hasta 30.000 personas en un total de 6.090 infraviviendas censadas, entre barracas, tiendas y cuevas.

Actualmente, las cuevas están tapiadas "por motivos de seguridad", según el ayuntamiento. Además confirma que, a día de hoy, tampoco existe ningún proyecto para hacer visitable ni museizar este espacio.

El Morrot, visto desde el Telefèric de Barcelona.

El Morrot, visto desde el Telefèric de Barcelona. / FERRAN NADEU

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