Cuentas públicas
Qué pasará si no se aprueban los presupuestos del Ayuntamiento de Barcelona
El desenlace de las cuentas municipales estará vinculado a las de la Generalitat, y la prórroga es una alternativa no traumática si no hay pacto
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La alcaldesa de Barcelona Ada Colau, junto a regidores / EFE /Alejandro García
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Toni Sust
Periodista
Escribo sobre el Ayuntamiento de Barcelona y la ciudad desde 2016. Antes lo hice sobre Política social (2011-2016) y sobre Política catalana y española (2001-2011).
Profesor asociado de Periodismo en la UPF.
Los presupuestos del Ayuntamiento de Barcelona para 2023 han pasado este miércoles el primer trámite para su aprobación, a regañadientes. El apoyo de los dos socios del gobierno municipal, Barcelona en Comú y el PSC, no bastaba para que las cuentas siguieran su trámite y se encaminaran a la votación en el pleno del 23 de diciembre, pero lo que resultaba imprescindible es que al menos una parte de la oposición renunciara a votar en contra. Así ha sido, con las abstenciones decisivas, pero muy críticas, de Junts y de ERC, socio externo habitual en los grandes temas del mandato del gobierno de Ada Colau.
Ambos grupos dejaron claro que su apoyo a las cuentas no está ni mucho menos garantizado. Si los presupuestos 2023 no prosperan, la inflación puede hacer mella en la capacidad inversora del consistorio. El gasto corriente se encarece: ofrecer el mismo servicio a la ciudadanía que este año resultará más caro el año que viene. Por ejemplo, el gasto de personal sube 28,7 millones de euros, por el IPC y también por la incorporación ya planificada de más agentes de la Guardia Urbana. Los gastos financieros suben de 15,8 a 21 millones por la deuda generada por el déficit con el que se cerraron los dos últimos ejercicios. Por todo ello, una prórroga de las cuentas supondría un techo de gasto total que obligaría a apretarse el cinturón, al menos hasta que las elecciones de mayo abran un nuevo mandato con otras mayorías.
La propuesta para el año que viene, sometida ahora a negociación, alcanza casi 3.600 millones de euros y está un 5,6% por encima de los números de 2022. El proyecto de las cuentas municipales, avanzó Jordi Martí, está planteado para anticiparse a una situación de crisis que por ahora se percibe relativamente y que va vinculada a la elevada inflación y el precio de la energía. “Hay una incertidumbre económica profunda y el presupuesto tiene que dar certeza y tranquilidad”, dijo. Entre las novedades hay por ejemplo una "tarifa plana" de impuestos, que permite fraccionar en 10 mensualidades el pago de 2 o más recibos.
La prórroga no solo tiene consecuencias para el gobierno de Ada Colau, sino también para la oposición. Un ejemplo claro se ha vivido este miércoles en la comisión de Economía: Junts pedía ayudas para clubs ahogados por la factura eléctrica creciente y el ejecutivo BComú-PSC le recordó que si se aviene a negociar las cuentas 2023 podrán garantizar propuestas como ésta. En líneas generales, unas cuentas nuevas son la vía más rápida para poder lanzar medidas anticrisis que mitiguen ya la escalada de precios que vive la ciudadanía.
Modificación presupuestaria
Si finalmente no hay pacto, la prórroga es la estrategia menos traumática para salvar los próximos meses. En año electoral, si el gobierno no tiene la mayoría suficiente, son una herramienta frecuente. Quedan 7 meses para las municipales, y no sorprende que los apoyos externos tomen distancia. Hasta ahora, Colau ha aprobado los tres presupuestos del mandato con pacto, algo que no logró con ninguno de los de su primer mandato.
Si no hay aprobación y se da la hipótesis de un prórroga, bastaría, según los conocedores del asunto, con que el nuevo gobierno de la ciudad que tome posesión a mitad de junio haga una modificación presupuestaria limitada para ajustar un poco las cifras al alza. Colau lo hizo en otoño de 2015, después de asumir la alcaldía en junio con los presupuestos aprobados por el gobierno de Xavier Trias a finales de 2014. Y volvió a impulsar una modificación en 2016, a falta de acuerdo.
La Generalitat y el consistorio
Todo apunta a que el desenlace será común en el ayuntamiento y en el Govern, con opción a extender el pacto también a las cuentas del gobierno español. Si hay pacto presupuestario en el Parlament, lo habrá en el consistorio, como sucedió el año pasado. Si por el contrario no lo hay en la Cámara catalana, Barcelona se aboca a una prórroga municipal.
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