En Ciutat Vella

Los Porxos del Port en Barcelona se reivindican como eje gastronómico

La red de restaurantes creada en los últimos años junto al Pla de Palau se ve amenazada por las afectaciones a la movilidad en Via Laietana y el inminente recorte de sus terrazas

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A1-152023795.jpg / Manu Mitru

Patricia Castán

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La memoria de muchos barceloneses sitúa aún los edificios porticados de estilo isabelino ubicados frente al Pla de Palau como la vieja zona de bazares donde varias generaciones compraron electrodomésticos, relojes y otras modernidades de la época. Pero el lento declive comercial de esta oferta dio paso hace unos pocos años a un relevo esencialmente gastronómico que ya alcanzado su límite (no se dan más licencias) y se ha consolidado, con la creación de la activa asociación Porxos del Port decidida a que los visitantes disfruten esta hedonista ruta. Alertan de que el esfuerzo de estos años, sin embargo, se ve amenazado por las políticas municipales de movilidad que implican la reforma de la Via Laietana y por el inminente recorte de las terrazas covid en sus calles.

Comensales en las terrazas de la calle de Reina Cristina.

Comensales en las terrazas de la calle de Reina Cristina. / Manu Mitru

Los límites de esta emergente zona los dibujan cuatro islas de edificios, algunos como un legado arquitectónico que indianos enriquecidos en América dejarían en la capital catalana. La Casa Xifré, encargada por Josep Xifré, se levantó entre 1836 y 1840 --obra de Josep Buixareu y Francesc Vila--, en la manzana que queda entre el paseo de Isabel II y las calles de la Reina Cristina, Llauder y el Pla de Palau. En sus bajos está el carismático restaurante 7 Portes, y sus característicos pórticos, que junto como los del vecino bloque de la familia Vidal-Quadras marcan la singularidad de este rincón urbano, emplazado entre el ajetreo del Born y el de la Barceloneta.

En el establecimiento de Francesc Solé Parellada, que además es presidente de la entidad y este año conmemorará los 185 años de su negocio, numerosas fotos y dibujos ilustran la evolución de la zona. De núcleo burgués de paseo y solaz durante décadas, a área popular de trapicheo de novedades llegadas por el puerto de estraperlo en la posguerra, hasta consolidarse como una zona de comercio de electrónica y joyería en los años 60. Hasta que la feroz competencia de la venta online aniquiló los bazares y forzó la reconversión, hace más de una década, tras un triste periodo de persianas bajadas.

Nuevas etapas y cambios de rumbo

Fuentes del distrito de Ciutat Vella apuntan que en su plan de usos de 2013 esta zona se consideró de "tratamiento especial" y se promovió activamente que hubiera restauración, tras su crisis comercial. Se produjo desde entonces un progresivo desembarco de operadores, que en la actualidad suma 17 restaurantes y la reconversión de pensiones en hoteles. Desde 2018, el nuevo plan de usos pasó a considerar todo el distrito como zona única (excepto la Rambla), y dada la saturación de actividades de restauración se impusieron tantas restricciones para nuevas aperturas que en la práctica resultan casi imposibles. En cuanto a terrazas, se aplica la misma normativa que en el resto de barrios del centro.

Terraceo ante el Arousa, uno de los últimos en abrir.

Terraceo ante el Arousa, uno de los últimos en abrir. / Manu Mitru

Solé apunta que la asociación integra a la restauración pero también a las instituciones y empresas del entorno (la Llotja, la Facultat de Nàutica, Tech Barcelona...) con el objetivo común de dinamizar la zona y darla a conocer entre la ciudadanía. De hecho, aunque llegan turistas que pasean rumbo a la Barceloneta o se apean del Bus Turístic para recorrer la zona de mar, iniciativas recientes como La Cuina del Port (una ruta de tapas a precio fijo) ha constatado que buena parte de la afluencia, al menos la mitad, es local. "Queremos que los barceloneses sepan que aquí hay una buena oferta y muy variada" (de marisquerías como Carballeira y a los bocadillos del famoso Can Paixano, pasando por La Barra del 7 Portes --para platillos--, el marinero Cadaqués, el mexicano Oaxaca, The green Spot, El Japonés escondido, Arousa, el Bar y coctelería Maracaibo.... ) y descubran la zona, su historia y legado patrimonial. Uno de sus hoteles, H10 Port Vell, cuenta además con una terraza panorámica y asequible.

Una pareja cena en la pequeña terraza de La Barra del 7 Portes.

Una pareja cena en la pequeña terraza de La Barra del 7 Portes. / Manu Mitru

Para ello realizan actividades divulgativas, como la de tapeo, dos veces al año, y otras iniciativas en el periodo navideño. Quieren impulsar también una radiografía de la zona, para saber a ciencia cierta cuántos vecinos residen (los bloques integran hoteles, un bloque de apartamentos por temporada y oficinas) y cuáles son sus necesidades y retos.

Más apoyo institucional

Ese esfuerzo de compactar y relanzar la zona contrasta con las trabas institucionales, se lamentan. La más evidente afecta a las terrazas, dado que las licencias fueron muy restrictivas en las calles peatonales de las dos calles interiores que se cruzan. Durante la pandemia se ampliaron con permisos extraordinarios (las llamadas 'terrazas covid'), pero el ayuntamiento está denegando la gran mayoría de las solicitudes de continuidad en este distrito, como informó hace unos días este diario. Esta es una de las zonas especialmente perjudicadas.

Fuentes del grupo Sagardi, con varios establecimientos en este eje y en el vecino Born, critican esa mano dura, al considerar que la oferta actual (con las mesas 'extra' aún sin retirar) sigue siendo "moderada" en relación al espacio público y el tráfico peatonal en la zona. Por contra, los veladores y bidones con taburete en la calle resultan clave para que la zona funcione en la temporada estival, defienden.

Ambiente en la terraza del Bar restaurante Maracaibo.

Ambiente en la terraza del Bar restaurante Maracaibo. / Manu Mitru

Solé subraya que otra de sus preocupaciones son las afectaciones a la movilidad que implica la reforma de la Via Laietana, como arteria clave para llegar a la zona. "Si queremos que nos vengan a visitar desde el resto de la ciudad y Catalunya las conexiones han de ser fáciles, no podemos quedar aislados", se queja. La entidad reclama al distrito y al área de Comercio que se tenga en cuenta el daño que todas las decisiones urbanísticas pueden hacer a su actividad.

Los Porxos del Port están alineados en Barcelona Oberta, que aglutina a los ejes de las zonas más céntricas o turísticas y que ha llevado ante la justicia la transformación de la Via Laietana, que perderá carriles de circulación.

La historia de las edificaciones

La Casa Xifré se considera una de las muestras más interesantes de la arquitectura burguesa neoclásica barcelonesa. Josep Xifré, un rico indiano, hizo construir un conjunto de diez casas independientes, cada una con escalera propia y patio central, vinculadas por los pórticos de las fachadas del Pla de Palau y del paseo de Isabel II. Como elementos decorativos destacan las representaciones del Comercio, la Industria, la Marina, Mercurio, Neptuno y América que esculpió Marià Campeny en las esquinas de la fachada.

Este conjunto abrió la veda, pero en 1839 los hermanos Vidal-Quadras, que habían hecho fortuna en Cuba, compraron en subasta un solar en el paseo de Isabel II y encargaron a Antoni Rovira Riera un edificio al estilo de la primera. La construcción de 1842 ocupa toda una manzana, con planta baja, tres plantas, buhardilla y azotea. En la planta baja, se construyeron pórticos formados por 13 arcadas más una en cada lateral. Cinco años después de su edificación, la familia abría la Casa de Banca Vidal-Quadras. En la actualidad, los bajos tienen locales de restauración y coctelerías, mientras que en los pisos hay alquileres por temporada.

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