Efectos de la pandemia

El verano con un 50% de turismo reanima las visitas a los iconos de Barcelona

Los equipamientos culturales alcanzan entre un 40 y un 60% de la afluencia habitual, mientras tratan de seguir estimulando al público local

Río de visitantes en el parque Güell esta semana.

Río de visitantes en el parque Güell esta semana. / Ferran Nadeu

Patricia Castán

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El termómetro turístico del verano que se acaba deja en Barcelona una botella medio llena, que para algunos resultará medio vacía en función del impacto económico al que estaban acostumbrados hasta 2019. Con una llegada estimada del 50% de viajeros respecto a la prepandemia, los balances de visitantes en los iconos culturales y turísticos van parejos a dicho porcentaje, aunque oscilan entre el 40 y el 60%, según las tipologías. Comienzan a coger oxígeno tras un 2020 negro, con la vista puesta en mantener el interés despertado entre el público autóctono durante los largos meses en que se ha viajado poco pero se ha profundizado en las joyas locales o de proximidad.

Muchos de los espacios más visitados de la ciudad no han cerrado sus balances estivales, aunque tienen estimaciones de los últimos meses y una clara percepción de crecimiento, que ha alcanzado sus mejores cifras este agosto. Desde Turismo de Barcelona, que trabaja con datos de todos ellos y sondea regularmente al sector, destacan en líneas generales que los equipamientos públicos que gestiona el el Institut de Cultura de Barcelona (Icub) han vivido un repunte de afluencia en julio y agosto hasta alcanzar en conjunto la mitad que en 2019. En este paquete se incluyen enclaves de gran tirón, como el Museu Picasso, el castillo de Montjuïc o el Born CCM, pero también los museos de Ciencias, del Diseño, Etnológico y otros, o el Monasterio de Pedralbes. En el caso de los espacios privados, los datos mostraban caídas del 65% a principios de verano, que han acabado suavizándose también hasta el 50% aproximado, añaden.

Una visitante en el Museu Picasso.

Una visitante en el Museu Picasso. / Ferran Nadeu

Los datos turísticos parecen fluir correlativos a las afluencias de los espacios culturales. Algo que podría no haber sucedido teniendo en cuenta que el visitante de este verano era más joven (31,9 años de media según los últimos datos en este ámbito, correspondientes a julio) porque ha sido el primero en atreverse a viajar, con el ocio como principal motivación y conocimiento previo de la ciudad, ya que era repetidor. Aunque a lo largo de agosto se ha registrado más turismo familiar, sobre todo del resto de España y de Francia.

Su presencia, que como ya avanzó el Gremi d’Hotels de Barcelona ha elevado la ocupación hotelera al 70% las dos últimas semanas de agosto (teniendo en cuenta que la mitad de plazas siguen cerradas), ha sido como una transfusión para muchos equipamientos culturales.

La curva de dos años

Los balances globales del Icub reflejan la singularidad de los dos últimos dos años. En la última semana de agosto de 2019, en plena normalidad, sus equipamientos sumaron 63.630 visitantes. La misma fecha de 2020 fueron 11.675, mientras que este año han sido 33.602, más de la mitad de la prepandemia. En el acumulado hasta esa fecha, se ha pasado de casi 2,1 millones a 550.865 y 680.672. El auge se cimenta en más meses de apertura y en la inyección de viajeros reciente.

El director de Memoria, Historia y Patrimonio del Ayuntamiento de Barcelona, Carles Vicente, enfatiza que si la situación sanitaria no se complica la tendencia es “hacia la recuperación, con cifras bastante positivas” en los últimos meses. Siendo prudentes, espera acabar el año con entre un 50 y un 60% de los registros a los que estaban acostumbrados en la red del Instituto de Cultura.

En los meses de sequía turística, el público local ha llegado a representar más de tres cuartas partes. Pero si a principios de año la proporción era del 90% de visitantes locales, este agosto ya ha sido de 80% de turistas, ante el desembarco de viajeros. Vicente destaca que la pandemia ha generado un retorno de barceloneses a museos y centros culturales –sobre todo el primer domingo de cada mes, con gratuidad-- que “se debe mantener con actividades y programación de calidad. Algo posible en el caso de los espacios públicos, por las aportaciones extraordinarias de la administración, pero que puede ser más complicado para algunos recintos privados con ingresos mermados.

Turistas en la zona del MNAC, en Montjuïc, donde también han vuelto los vendedores ambulantes.

Turistas en la zona del MNAC, en Montjuïc, donde también han vuelto los vendedores ambulantes. / Ferran Nadeu

Yendo al detalle de las instalaciones, el despegue de agosto se ha dejado sentir sobre todo en el castillo de Montjuïc, que en agosto ha alcanzado hasta el 70% de la afluencia habitual, mientras que el año pasado se estuvo “un 80% por debajo”. En 2019 superó los 600.000 visitantes, y este año acabará por encima de la mitad porque su ubicación y vistas lo han convertido en un imprescindible para primeras visitas a la ciudad.

En el caso del Museu Picasso, destaca que en estos momentos ya ha superado las 160.000 visitas de todo el 2020, aunque lejos queda el millón de los tiempos prepandemia. En unos y otros, las colas han dado paso a visitas mucho más fluidas.

Desde Barcelona de Serveis Municipals (BSM), explican que de los entre 80.000 y 98.000 visitantes mensuales registrados hasta abril en el Park Güell se ha llegado a los casi 300.000 este agosto, liderado por un 22% de franceses empatados con españoles, seguidos por un 10% de holandeses.

Equilibrio de público

El MNAC, que ha plantado cara a los malos tiempos con una potente programación que incluye nuevas salas de la guerra civil, suele tener equilibrados sus flujos de visitantes locales y foráneos. Pero indudablemente ha sufrido tanto la caída del turismo como la de grupos de estudiantes. En 2019 sumó 837.694 asistentes, que el pasado año fueron 210.465 y hasta la fecha alcanzan los casi 177.000, a falta de incorporar algunos conceptos. Este verano han estado a un tercio de la afluencia habitual.

Su administrador, Víctor Magrans, explica que en lo que va de año un 63% han sido barceloneses, pero si se atiende a julio y agosto las cifras absolutas engordan y la proporción de extranjeros pasa del 12% al 40 y el 75%, respectivamente.

Visitantes al Museo de FCB y sus instalaciones, este viernes.

Visitantes al Museo de FCB y sus instalaciones, este viernes. / Ferran Nadeu

La Sagrada Família, el número 1 sin rival, ha rehusado dar un solo dato. Pero en otro peso pesado de los imanes barceloneses, el Museu del Barça (que incluye visita al Camp Nou), a falta del recuento final de verano estiman que se ha alcanzado el 40% del volumen de antes de la covid-19. En 2019 fueron el tercer espacio más visitado de Barcelona, con 1,6 millones de visitantes. Fuentes del club indican que sus porcentajes son en un 85% turista nacional, frente al 15% foráneo, este verano marcado por un aumento de franceses.

Otro elemento que muestra una curva hacia la recuperación lo aporta el transporte. Fuentes de TMB indican que el Bus Turístic (cerrado hace un año) volvió a operar en julio con 11 vehículos, que en agosto y ante la demanda crecieron hasta 19; mientras que otros transportes de ocio como el teleférico han multiplicado por seis su actividad respecto al triste 2020.

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