ÉRASE UNA VEZ EN... EL COLL (66)

SOS para salvar la casa del Garbancito de la Mancha

Unas grandes lonas de una empresa de derribos en la fachada de la que fuera la productora Baley y Blay, lugar que vio nacer a ‘Garbancito de la Mancha’, hicieron saltar las alarmas

Desde el Centre d’Estudis del Coll-Vallcarca hace años que piden al Ayuntamiento de Barcelona que compre el edificio y lo convierta en un centro de interpretación del cómic y la ilustración

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A1-116661204.jpg / Elisenda Pons

Helena López

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En uno de los extremos del barrio, en la frontera con El Carmel, se levanta el santuario de El Coll, una de las joyas de la arquitectura de un barrio “tan empinado que hasta las bajadas se tienen que subir”, como lo describe Josep Callejón, presidente del Centre d’Estudis del Coll-Vallcarca, quien lleva años luchando por preservar la memoria y el patrimonio de este elevado rincón de la ciudad. En el interior de esta iglesia –“documentada por primera vez en el1098”, explican-, aguarda la Mare de Déu del Coll, una talla románica del siglo XIII, “la virgen venerada más antigua de Europa, más que la de Montserrat”, presume Josep Maria Riera Sala, otro de los veteranos miembros del Centre d’Estudis. La web de Montserrat data a La Moreneta un siglo por delante, en el XII, pero en todo caso no viene de un siglo arriba, un siglo abajo; la del Coll es, sin duda, una de las vírgenes veneradas -"las que están en las iglesias, en los museos sí hay mucho más antiguas", subrayan- con más historia. 

La vista por el barrio la harán entre los dos, porque el primero tendrá que abandonarla en algún momento porque tiene una reunión importante con el ayuntamiento, precisamente para hablar del futuro de unos de los edificios importantes en la visita: la casa de Balet y Blay, en el 40 del paseo de la Mare de Déu del Coll.

"Nos hicieron esto"

De camino a la casa Balet y Blay pasan por una fuente, la antigua Font Rúbia, “la fuente original está debajo, allí encontraron escondida a la virgen, la guardaron allí para protegerla”, prosigue Riera, muy enfadado con la restauración de la fuente que se hizo hace algunos años, "estando Fandos de concejala". "Nosotros queríamos que pusieran un cristal y que se viera la fuente original, que está debajo y era una de las fuentes que proveía de agua a Barcelona, pero hicieron esto", cuentan ambos señalando la reproducción de obra.

Josep Maria Riera y Josep Callejón frente al santuario del Coll.

Josep Maria Riera y Josep Callejón frente al santuario del Coll. / ELISENDA PONS

Sobre la fachada de los viejos estudios, hoy un edificio vacío, dos grandes lonas de una empresa de derribos. En uno de los laterales, una pintada reciente “el somriure més gran, veure una furgo de la Urbana cremant”, reza. “Yo no pienso así”, se desmarca Callejón. Es evidente que ninguno de los Joseps son el autor de la misma y que sus intereses hacia el edificio van por otros derroteros: que el anunciado derribo no llegue a producirse jamás. Objetivo que no solo persiguen desde el Centre d'Estudis, sino todo también el tejido asociativo del barrio. "Aquí se creó la primera película de animación en Europa, 'El Garbancito de la Mancha'", recuerdan. No solo no quieren que se derribe sino que quieren que el ayuntamiento adquiera la finca y la convierta en el museo del cómic y de la ilustración, disciplina que marcó la historia del enclave. “Nuestro proyecto es muy grande y nuestros políticos muy pequeños”, señala el enamorado de la historia de su barrio.

Lo que piden no se aleja demasiado con lo que ya sucedió en el actual centro cívico, ubicado en uno de los edificios de Edicions Bruguera, pasado que es recordado con un gran mural a la entrada del espacio, en el 15 de la calle de Aldea, y en el propio nombre del centro cívico, llamado Centre Cívic El Coll-La Bruguera. De hecho, en el 2009 empezó en el centro cívico un proyecto de recuperación de la memoria de La Bruguera, que incluyó varias exposiciones (y el propio cambio de nombre del equipamiento municipal).

Entrada del recién restaurado albergue Mare de Déu de Montserrat, en el Coll.

Entrada del recién restaurado albergue Mare de Déu de Montserrat, en el Coll. / ELISENDA PONS

En la acera de enfrente del edificio cuyo futuro parece sentenciado pero por el que los vecinos siguen peleando, está la entrada principal al albergue de la Mare de Déu del Coll, seguramente la construcción más singular del barrio por su inspiración morisca. Impresionante albergue de la Xarxa d’Albergs de la Generalitat que acaba de reabrir sus puertas tras dos años de obras. «Los más viejos del lugar lo conocen como Can Marsans, porque es la casa que le hizo Marsans, el de los viajes, a su hija enferma, para que pasara aquí el tiempo que le quedaba», explica mientras sube la cuesta de acceso al palacio Riera.

Callejón ya se ha marchado a su reunión con el distrito, no sin que antes les deseara suerte su compañero de batallas, paseos históricos y estudios. El albergue, obra del arquitecto Juli Marial i Tey y Patrimonio Cultural Europeo no se ve desde la calle pero merece la pena subir la cuesta de la entrada para asomarse a conocerlo.