Barcelona prohibirá el alquiler de habitaciones por menos de un mes

El ayuntamiento quiere impedir un "aumento desorbitado" de la oferta turística en la ciudad

Ajusta el PEUAT a nuevas necesidades, tras reducir a 1.460 las nuevas camas en cuatro años

Habitación de alquiler en Barcelona.

Habitación de alquiler en Barcelona. / Joan Cortadellas

Patricia Castán

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Cuatro años después de la implantación el plan especial urbanístico de alojamiento turístico (PEUAT) en Barcelona, que hizo correr ríos de tinta sobre la conveniencia o no de frenar el crecimiento de la actividad en la capital catalana, llega la prometida actualización que mantiene su esencia pero ajusta algunas disfunciones y se afina para evitar nuevas sentencias judiciales contrarias. Como plato fuerte, prohíbe las habitaciones turísticas por días en pisos particulares. Porque haberlas, haylas (constan unos 7.700 anuncios al respecto), pero hasta hace poco eran alegales, pendientes de regulación.

Habitaciones bajo sospecha

El Govern aprobó en agosto pasado el decreto que admite esos hogares compartidos por días, pero el consistorio barcelonés puede decir cómo. Y ha decidido que no las admitirá con uso turístico, es decir para menos de 31 días.  La razón es el temor a que bajo ese paraguas se cuelen muchos pisos turísticos ilegales, en los que en realidad no reside ningún propietario y que se anuncian por habitaciones para disimular, a sabiendas de que los pisos sin licencia están muy perseguidos.

La teniente de alcalde de Urbanismo Janet Sanz ha explicado que permitir las habitaciones turísticas en toda la ciudad (se estima que los anuncios detectados equivalen a 14.000 camas sobre todo el Ciutat Vella y el Eixample) implicaría que potencialmente 670.000 hogares pudiesen albergar viajeros solo presentando una declaración responsable. Opina que pondría en riesgo la convivencia, favorecería a las mafias que anuncian habitaciones y en realidad operan como pensiones, y alteraría el mercado de la vivienda y su función social.

La medida da al traste con las reivindicaciones de los ciudadanos que complementaban sus ingresos por esta vía, pero trata de evitar un auge “desorbitado” al respecto.

No obstante, sí se mantiene el alquiler temporal de habitaciones (para más de un mes o de larga duración), que normalmente acogen a estudiantes o trabajadores temporales, regulado por la ley de arrendamientos urbanos (LAU) y el Código Civil, y no por el plan especial de alojamiento.    

Nuevas zonas y restricciones

El tapón aplicado desde el 2017 se traduce en un crecimiento sostenido del alojamiento turístico, con un saldo neto de 1.460 plazas (un total de 154.261 según datos de agosto pasado). Al detalle, se ha logrado reducir tímidamente (940 camas menos) la oferta del centro de la metrópolis, a la par que se ha logrado crecer en zonas periféricas, donde de entrada solía haber poco interés por parte de los operadores hoteleros. Así, las 2.400 plazas nuevas se ubican sobre todo en el 22@ norte, Nou Barris, Sant Andreu y Sants.

Precisamente, ese sector norte del 22@que permitía ganar plazas “equilibradamente” con otras actividades del distrito tecnológico ha crecido lo suficiente (pasando de 410 a 1.207), como para que el ayuntamiento blinde ahora la zona y no consienta nuevas camas de ninguna tipología salvo que haya bajas previas.

Ajustes para residencias y hoteles

En materia de residencias de estudiantes que no estén en suelo de equipamiento, se mantienen las condiciones comunes a otros alojamientos, pero no se permitirán aperturas en las llamadas zonas de crecimiento y mantenimiento, excepto si se reconvierte un alojamiento turístico previo. En el resto de zonas más periféricas, solo se contemplan con limitación de densidad radial entre residencias.

Otros cambios destacados son, como habían pedido los hoteleros, que las grandes rehabilitaciones ya no obligarán a recortar el 20% de las plazas previas en la zona de decrecimiento (esencialmente, el centro). Que los nuevos establecimientos solo podrán encajarse en calles de más de ocho metros de ancho, y que la regulación de los pisos turísticos de Ciutat Vella pasará a ser como la del resto de la ciudad, reubicándose solo en edificios completos con ese uso.  

Nuevo mapa y plazos

La actualización del Peuat ha sido aprobada inicialmente en comisión de gobierno y entra en tres meses de exposición pública para ser debatida y tal vez retocada, a la vez que se crea una comisión específica sobre la regulación de los hogares compartidos. Se espera que se apruebe en el plenario antes de verano y de que entre en vigor la norma catalana.

El actual censo del alojamiento en la ciudad muestra un total de 75.015 plazas en 436 hoteles, 58.368 en 9.541 pisos turísticos, 10.775 en albergues juveniles y 6.460 en hostales y pensiones, entre otras.