La batalla de la carga y descarga

Ser repartidor en Barcelona no es una tarea fácil. En su día a día tienen que lidiar con recortes de zonas de carga y descarga, restricciones horarias y personas que aparcan donde no deben, así como los robos y la precariedad laboral que, dicen, derivan del auge de Amazon, que ha marcado un antes y un después en este oficio.  

Entre el año 2009 y el 2017 se eliminaron un total de 3.044 plazas de carga y descarga en la capital catalana, pasando de 13.604 a 10.560. A pesar de la disminución de puestos, Francesc, transportista desde hace 40 años, considera necesarias las restricciones para adaptarse a los cambios: “Antes había más permisividad, parabas en casi cualquier lado; claro que entonces no había carril bus ni carril bici”, dice. Eso sí, hecha en falta algunos puntos más para descargar en Paseo de Gracia y Rambla Catalunya, donde asegura “tienes que buscar la esquina que puedas" y añade: "Parece una zona más pensada para los taxis".

Al recorte de espacio se suma la obligatoriedad del uso de 'areaDUM', una 'app' que se puso en marcha en el 2015 para sustituir al antiguo disco horario, con el fin de controlar que no se superen los 30 minutos de aparcamiento. Ésta levanta opiniones de lo más diversas: algunos subrayan que gracias a ella los turismos "ya no aprovechan para aparcar", comenta Jordi mientras descarga cajas de pescado en la esquina de Bailén con Aragó. Eso sí, este control puede acarrear algún problema, ya que si la conexión a internet del móvil no le funciona correctamente uno corre el peligro de que le multen. Este problema no lo sufre Marta, quien lleva dos años como repartidora de Correos y reconoce que con ellos “hacen la vista gorda, al tratarse de una empresa estatal”.

Los enemigos del transporte

Igualmente, diversos transportistas coinciden con que, a día de hoy, el uso fraudulento de los vehículos de personas con minusvalía es lo que les quita más espacio para aparcar. Los mensajeros aseguran que son los familiares de los incapacitados quienes aprovechan que el coche posee la tarjeta de estacionamiento para aparcar en zonas de carga y descarga cuando, en realidad, no están acompañando a ninguna persona minusválida.

Otro factor que está haciendo más difícil la tarea de los repartidores es el auge de Amazon. Para Francesc, esta compañía es quien “ha estropeado el oficio del transporte, que antes era mucho más respetado”. El veterano mensajero lamenta que, si hay un accidente en la carretera y no puede entregar el paquete en el plazo establecido, Amazon le sanciona quitándole una parte de su salario. Y no solo eso, sino que el crecimiento del gigante estadounidense ha propiciado, a su vez, un incremento de los robos a los de su oficio. “Como las entregas de Amazon son paquetería pequeña, es mucho más fácil robarlas” explica, y añade: "Suele hacerlo un chico joven, que nos abre la furgoneta, coge algunos paquetes y los lanza hacia un coche que le espera con la ventanilla bajada". Al parecer, este es un tipo de hurto habitual, por lo que cada vez es más común que los mensajeros se hagan el favor de vigilarse entre ellos mientras descargan la mercancía.