Los nichos derrumbados en Montjuïc

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Toni Sust

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Algunos llevaban dos meses allí y otros, varias décadasEn total eran 358. Disfrutaban la paz eterna, sea o no consciente, con bonitas vistas. El caso es que nada les perturbaba. En algunos de los habitáculos había una sola persona, en otros, toda una familia. Y la tranquilidad se resquebrajó. El 15 de septiembre del 2017, a las siete de la mañana, un bloque de nichos del Cementerio de Montjuïc se vino abajo.

En total, casi 70  tumbas se precipitaron al suelo. Algo presagió lo sucedido: dos días antes, a primera hora de la tarde, los responsables del camposanto observaron una gran grieta, que se había dibujado en el bloque ubicado entre las calles de Sant Antoni Abat y Sant Joaquim Abat. Qué pena, dijo un portavoz, teníamos previsto repararla pero no llegamos a tiempo.

Enterrada sin incinerar

El viernes, la zona quedó acordonada y el sábado algunos familiares ya se toparon con que no podían visitar a sus muertos. Una señora compungida, que acababa de enterrar a su madre, montó un escándalo considerable: “La enterramos entera, no quiso ser incinerada”, decía lamentándose. Fue el primer día en el que los familiares descubrieron con sorpresa y cabreo que no podrían acceder a la zona.

A la vista del estado de los bloques, fue necesario derribar más de 70 tumbas adicionales. La cifra total de nichos que o bien se fueron abajo o bien fueron demolidos fue de 144. En los casos en los que la maniobra fue controlada, no ha habido problema de identificación: los restos que estaban en ellas fueron retiradas a tiempo y no hay duda de su identidad. En el resto, el asunto ha resultado mucho más complicado. A estas alturas, hay cierta diversidad de las versiones. Para el abogado Josep Maria de Palacios, que, junto con Miguel Durán, el expresidente de la ONCE, representa a unos 20 familiares de 56 de los sepultados, lo sucedido tiene puntos en común con la historia que se cuenta en la película ‘Guantanamera’, en la que el traslado de una difunta se ve complicado por la burocracia cubana.

Identificación por el ADN

De Palacios es crítico con la gestión que Cementiris de Barcelona y el ayuntamiento en general ha hecho del caso. De entrada, los familiares de los que estaban enterrados en los nichos denuncian que no han sido correctamente identificados, pese a que el abogado recuerda que la empresa funeraria municipal sostiene que ya no quedan dudas. Según De Palacios, solo seis de los muertos de sus defendidos han sido identificados por la vía del ADN. A otros se les pudo poner nombre por otros métodos. Algunos, con toda probabilidad, nunca podrán separarse de otros difuntos que reposaban en nichos cercanos. Mezclados para siempre. Según De Palacios, no hay fecha para analizar lo que define como “restos inconexos”.

Para el abogado, no pasó por casualidad: desde el principio denunció que los restos humanos mezclados con los de los nichos fueron retirados con una excavadora sin presencia de profesionales cualificados. Dos antropólogas llegaron días después para intentar identificar todo lo identificable.

Además del uso de la excavadora, las familias creen que la culpa de Cementiris de Barcelona recae en la falta de mantenimiento, en la que ven la causa principal del derrumbe. Presentaron una querella por de profanación de cadáver, daños, prevaricación, malversación y falsedad documentalNo ha sido admitida. Sigue viva la vía administrativa, y el abogado se muestra convencido de que al final llegará una indemnización compensatoria superior a las cifras que se están manejando. Porque el consistorio ha cerrado acuerdos con varios de los familiares.

Colau nunca ha llamado

Como otros asuntos peliagudos en este mandato, el tema recayó en uno de los concejales que más marrones se ha comido durante el mandato, Eloi Badia. Los afectados nunca han recibido comunicación alguna de la alcaldesa, Ada Colau, pese a que intentaron contactar con ella.

Fuentes del ayuntamiento explican cuál es su balance: de los 144 sólo existe derecho a indemnización en los que no fueron demolidos controladamente, es decir, unos 80. Se han cerrado 41 acuerdos; siete familiares contactados no han llegado a presentar una reclamación y en 14 casos no se ha hallado familiares de los muertos. En otros 18 el acuerdo está por cerrar.

Nuevos nichos en el 2020

El consistorio ha pagado ya más de 487.000 euros. Se abona más en los casos de mayor destrucción del nicho y en los que el entierro es más reciente. El pago medio ha sido de 13.000 euros; el más alto, de 21.000 euros; el más bajo, de 4.500 euros. Los nichos se empezarán a reconstruir  en unos meses y en principio deben estar acabados en el primer trimestre del 2020. Para volver a las noches de paz sin grietas ni derrumbes, y quién sabe si con alguna condena judicial. 

Las películas

'Guantanamera'  (1995)

Y la semana que viene, ‘La tormenta de hielo’: el intercambio de parejas y de partidos de los candidatos a las elecciones municipales en Barcelona.