conflicto
El comercio alerta de las "graves" consecuencias de la crisis del taxi para la economía y la imagen de Barcelona
Todavía bajo los efectos de un 2017 agitado para el turismo en Barcelona, la nueva crisis abierta desde el frente del taxi vuelve a proyectar al mundo una "imagen alarmante" de la ciudad. Así lo creen los comerciantes de los principales ejes comerciales más turísticos aglutinados en Barcelona Oberta, que han expresado su preocupación por las consecuencias que esta movilización está teniendo y tendrá. El colectivo ha enviado un comunicado a todas las Administraciones reclamando soluciones para "recuperar la normalidad".
Sus ruegos han ido dirigidos a ayuntamiento, al Ministerio de Empresa, a las direcciones generales de Turisme y Comerç de la Generalitat, a los grupos municipales de la oposición y a Turismo de Barcelona. En la nota dicen ver con gran preocupación "la situación de parálisis en el centro de la ciudad y en el aeropuerto creada por la crisis de los taxistas".
El colectivo, que aglutina al comercio de Barna Centre, el paseo de Gràcia, la Rambla y el Born, entre otros ejes, opina que "independientemente de los mecanismos de resolución del conflicto, es indispensable recuperar la normalidad y evitar el grave perjuicio que provoca en la actividad económica y en la imagen turística de Barcelona". No han estimado la supuesta afectación que pueda tener en las ventas. El Gremi d'Hotels ha apuntado que no han registrado anulaciones en sus reservas.
Actuar con diligencia
El presidente de Barcelona Oberta, Gabriel Jené, ha destacado a este diario que es necesario que el ayuntamiento mueva ficha. Asegura que a la espera de la decisión judicial sobre el reglamento del Área Metropolitana que blindaba la proporción de un vehículo VTC por cada 30 taxis, "hay que actuar con diligencia para que la ciudad funcione".
"La alcaldesa Colau ha de preservar el espacio público y la imagen de la ciudad", ha enfatizado, lamentando la estampa de "revolución" que ofrecía ayer viernes el aeropuerto.
En su opinión, la presencia de prensa extranjera en la zona de las movilizaciones y la contundencia de las imágenes de parálisis y de las agresiones afectarán de nuevo a la imagen internacional de Barcelona. Tras los efectos de la turismofobia, el atentado y la inestabilidad política del 2017, la capital catalana está recuperando poco a poco el fuelle turístico y el comercio teme que volver a mostrar conflictividad o problemas de servicios sea perjudicial.
Los hoteleros avisaron hace un par de semanas de que las reservas seguían por debajo del verano pasado y agosto se presentaba con incertidumbres y pendiente de las reservas 'last minute'.
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