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Ronda Universitat, la estación de buses encubierta

Buses en ronda universitat

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Felipe Valenzuela

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Unas 51 líneas de autobús se mueven cada día por los 400 metros de la ronda Universitat de Barcelona. En una jornada cualquiera, decenas de autobuses se amontonan en la ronda: unos conductores aparcan para descansar, otros para descargar y los demás se detienen a doble fila. El abundante tráfico de vehículos trae consigo problemas sonorosde espacio y de contaminación atmosférica, la ronda se ha convertido en una estación de autobuses que no cuenta con los servicios y equipamientos necesarios para serlo.

"El ayuntamiento se piensa que en la ronda ahora solo hay pisos turísticos, pero somos más de un centenar de familias que estamos hartas de la situación actual", lamenta Màrius Armengou, portavoz de SOS Universitat, plataforma vecinal nacida a partir de esta problemática, que ya se arrastra de hace tiempo. Mientras este vecino se explica, siete vehículos (autocares y buses urbanos) intentan hacerse paso para entrar en la avenida.

Una estación sin servicios

Justa en la entrada de la plaza de la Universitat hay una parada por donde pasan seis autobuses urbanos. De golpe, llegan seis vehículos que se paran a doble fila, uno detrás de otro. No pueden acercarse a la acera porque hay un autocar estacionado. "Tenía que ponerme en medio de la calle para coger el antiguo bus 66, los autocares se ponían al lado y para que el conductor me viese tenía que cruzar con el coche del bebé, si no lo perdía", explica una usuaria. La ronda Universitat se ha convertido en una estación de buses que no cuenta ni con servicios de lavabo o de espera. "Cuando estaba embarazada, debía meterme dentro del Foto K (una tienda de fotografía ubicada en la ronda) para refugiarme del sol mientras esperaba; tenemos las paradas de los buses que llevan a Mataró, Premià o Sitges pero no hay servicios de estación, nos moríamos de calor esperando a los buses", concluye esta mujer.

Los autobuses urbanos se paran a doble fila porque las aceras están invadidas por autocares privados

La plataforma denuncia que muchos conductores estacionan y abandonan los vehículos. Algunos van a comer algo y otros paran para ir al lavabo. Para esto último deben acceder a los locales de la avenida ya que las paradas no están adaptadas. En Pont Reyes, una tienda de electrodomésticos situada en la esquina de Ronda con Balmes, también están hartos. "Aquí se detienen los turísticos durante tres horas como mínimo", explica Sergi Serra, propietario del local. "Por ellos, otros vehículos se deben parar en doble fila para bajar pasajeros o mercancía. Ahora mismo hay uno parado, si te fijas en la matrícula y vuelves en tres horas, estará el mismo."

Serra -que al tener un escaparate el local debe abonar un impuesto municipal, dinero que se pierde si cada dos por tres hay grandes autocares estacionados en frente- llamó un día a la policía. "Vinieron y multaron a los conductores porque la empresa no se hace cargo, a pesar de ser ella quien les manda parar si no hay pasajeros suficientes. Durante una semana no se pusieron, pero volvieron y allí los ves", concluye.

El ayuntamiento, consciente de la problemática

Mientras Armengou explica lo molesta que se ha convertido la ronda, un autobús de la línea B3 se para a la altura del cruce con Balmes. El conductor se baja, pero el motor no se apaga y así sigue durante más de 15 minutos. "Eso de allí es un motor diesel. Todo el humo que sale sube por la fachada y nos llega a los balcones, y mientras el ayuntamiento se felicita por su política contra la contaminación", explica Armengou.

A pesar de eso, la relación plataforma-consistorio no es del todo negativa. El portavoz del grupo afirma que han mantenido reuniones con el gobierno municipal. "Hemos estado en contacto con Mercedes Vidal Janet Sanz (responsables de movilidad del ayuntamiento). Son conscientes de la problemática, y nosotros del hecho de que este gobierno se lo encontró en medio de la legislatura". Pero no están del todo satisfechos con la implicación de otros personajes políticos. "A Gerardo Pisarello no le hemos visto ni el pelo -explica Armengou-. Es el regidor del distrito y por mucho que nos digan que existe, nosotros no tenemos ninguna prueba. No ha mostrado el más mínimo interés".