EN EL PLENO MUNICIPAL
Barcelona aprueba la compra del gimnasio social Sant Pau
Tras años de lucha en todos los terrenos imaginables, el pleno de Barcelona ha aprobado este viernes la compra del Gimnasio Social Sant Pau a propuesta de la CUP, con los votos a favor de todos los grupos, excepto la abstención del PSC y el PP. La propuesta aprobada tiene tres puntos. El primero, "la compra por parte del ayuntamiento, el consorcio de la vivienda o la Generalitat" de la finca situada en el 46 de la ronda de Sant Pau para garantizar la continuidad del gimnasio "dentro de la instrucción de precios del ayuntamiento y siempre que la propiedad quiera vender". El segundo, destinar la finca a la construcción de vivienda protegida respetando el gimnasio y la casa-fábrica preexistente. Y, el tercero, hacer una prueba piloto para probar nuevas fórmulas para la construcción y gestión de la vivienda pública.
Con pequeños matices, lo aprobado este viernes era lo que los cooperativistas del gimnasio -y el tejido asociativo del Raval, Sant Antoni y Poble Sec- querían preguntar a la ciudadanía en la multiconsulta prevista para esta primavera, que finalmente no es celebrará.
El Sant Pau es un gimnasio muy vinculado al tejido asociativo del Raval, al que acuden sin pagar cuota decenas de personas sin recursos. Un lugar que abrió un tercer vestuario para mujeres 'trans' para que todo el mundo se sintiera cómodo en sus instalaciones. Donde se organizan desde clases de boxeo para menores migrantes no acompañados hasta talleres de natación para mujeres musulmanas con sus pequeños, en los que se pueden bañar cubiertas (con la misma lógica de todos se sientan cómodos). "Después del Casal dels Infants, somos la entidad que más gente está atendiendo en el Raval", ha reivindicado siempre Morera. Por ello, y porque trabajan juntos en varios proyectos, el Casal formaba parte de la comisión promotora de la iniciativa.
'Masoveria' urbana contra la gentrificación
Los que llevan años defendiendo el espacio, que estuvo a punto de ser desahuciado, luchaban, además, por plantar cara a la gentrificación ante la reapertura del mercado de Sant Antoni y la creación de una súpermanzana en su entorno. "La vivienda pública es lo único que puede contrarrestar ese poder gentrificador, además de un tejido social vivo", resumía en la presentación de la propuesta de construir vivienda pública sobre el gimnasio Ernest Morera, uno de sus promotores. Su propuesta está perfectamente definida: un modelo híbrido que combine vivienda de gestión municipal con una cooperativa de 'masoveria' urbana.
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