Se buscan 50 viviendas en Barcelona de manera urgente para alquileres sociales
En el paseo de Torres i Bages de Barcelona se encuentran los pisos de Casa Bloc y, en su interior, los parques homónimos en los que relucen pisos habitados. A menos de una calle está la sede de Hàbitat3, entidad que lleva años ofreciendo viviendas de precio asequible a personas con situaciones críticas. La fundación ahora presenta 'Busquem 50 habitatges. Et lloguem el pis', un programa con el que lanza un grito al aire y advierte de lo urgente que es encontrar viviendas para los más vulnerables.
La primicia del proyecto es sencilla: contratan un piso con un propietario y lo alquilan después a bajo precio a personas con diferentes situaciones de riesgo económico o social. "Buscamos prácticamente cada día", comenta Carme Trilla, presidenta de Hàbitat3. "La idea es que los particulares nos alquilen viviendas que no utilicen a un precio de mercado y nosotros los llenamos con personas que no pueden permitirse pagarlo", explica. El plan de la entidad es ofrecer unos 500 euros mensuales y ofrecerlo a unidades familiares a unos 90 euros aproximadamente. "El propietario únicamente nos facilita la vivienda, y nosotros nos encargamos de lo demás. Ellos no están en contacto con los inquilinos", afirma Xavier Mauri, director general de la entidad.
"Tenemos un programa de acompañamiento para garantizar una buena convivencia entre vecinos -afirma Mauri-. No diremos que no hay conflictividad pero la que hay es muy poca". La finalidad es que los pisos sirvan de paso para que los inquilinos puedan conseguir una situación de estabilidad. "Alquilar el piso a la fundación permite que podamos ofrecerlos a estos precios -comenta Trilla-. Muchas de las personas que acaban viviendo en ellos vienen de desahucios".
Comunicación fluida
Pero probablemente aquello que preocupe más a los particulares es saber quién vive en su piso. "La atención de Hàbitat3 nos da una tranquilidad muy grande", comenta Marta Pérez, una propietaria que ha alquilado su vivienda al programa de la entidad. "Yo tengo un piso en Nou Barris y no hemos tenido ningún problema. No sé quién está viviendo en él, pero la comunicación con la fundación es muy fluida. Si ha habido algún problema, lo han sabido manejar porque yo no me he enterado", explica entre risas.
Una de las garantías que ofrece el programa es la posibilidad de recuperar el piso una vez finalizado el contrato, de tres años de duración, junto a la opción de reformarlo si llega a ser necesario. "Nos interesa cualquier vivienda que ahora mismo no esté ocupada -afirma Mauri-. El plan que ofrecemos consiste en reformar el piso y financiar cierta parte a través de colaboraciones públicas". En el caso de Barcelona ciudad, el ayuntamiento se ocupa del 20% de los gastos de la rehabilitación, lo demás se paga mediante el alquiler mensual al propietario –si se llega a un pago mensual de 500 euros se descuenta cierta cantidad durante una serie de meses para cubrir los gastos. "También colaboramos con empresas de reformas sociales", afirma Mauri, "compañías que tengan programas para contratar personas con riesgo de exclusión social".
"Muchas de las personas que acaban viviendo en estos pisos proceden de desahucios "
La entidad está abierta a alquilar pisos en Barcelona y sus alrededores y sumarlos a las 380 viviendas que administra y en las que residen 1.200 personas. "El 80% de las personas con las que colaboramos renovarán el contrato", afirma el director general, quien señala que, "temas económicos a parte, muchos destacan la sensación de ser partícipes de un proyecto social". "Hay una línea de familias que ven aquello que ofrecemos más que razonable", sostiene Trilla. "La fundación tiene un papel importante, pero sin las personas solidarias que nos ayudan no sería posible", concluye.
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