LA PRIMERA ATRACCIÓN TURÍSTICA DE LA CIUDAD

La Sagrada Família comienza a levantar su colosal atalaya

Jordi Faulí, arquitecto que dirige las obras de la Sagrada Família, ayer en la nueva sala del Crucero.

Jordi Faulí, arquitecto que dirige las obras de la Sagrada Família, ayer en la nueva sala del Crucero.

CRISTINA SAVALL
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La Sagrada Família tiene actualmente su punto más alto en las torres centrales de la fachada de la Pasión, que ya alcanzan los 112 metros, altura superada por varios inmuebles de Barcelona. Entre ellos, dos del litoral que miden 154 metros: el Hotel Arts y la Torre Mapfre. Pero en el 2023, la basílica de Antoni Gaudí será el edificio más elevado de la ciudad. En esa fecha está prevista la colocación de los pináculos de la Torre de Jesucristo, que acaba de comenzar a levantarse por el equipo arquitectónico encabezado por Jordi Faulí.

Si las previsiones se cumplen, en menos de 10 años esa gigantesca atalaya tendrá su cumbre en 172,5 metros, lo que cambiará el skyline de la capital catalana. En altura, solo la superará la montaña de Montjuïc, de 180 metros, porque, según decía Gaudí, «lo que ha construido Dios no lo puede superar el hombre».

Las obras de la basílica entera no finalizarán hasta el 2026. El número final de torres será 18, de las cuales solo ocho están alzadas. Aun así, según Faulí, en estos momentos ya está construido «el 70% del templo», que cuenta con un incremento del 3% de entradas, ya que en el 2014 alcanzó las 3.260.880 visitas. «El conjunto de las 18 torres otorgará fuerza vertical a la basílica. Será plasticamente extraordinario», considera el arquitecto que dirige las obras.

Para ello, la junta constructora del templo de la Sagrada Família destina «25 millones de euros anuales», según informa Faulí. «Si mantenemos el ritmo actual, conseguiremos terminar la parte arquitectónica en el 2016, aunque todavía faltarán detalles artísticos».

La Torre de Jesucristo brotará de la sala del Crucero, que se encuentra a 60 metros por encima de la nave principal a la altura más o menos del altar. Aún lleno de andamios, este recinto con 11 ventanales se mostró ayer por primera vez, aunque por motivos de seguridad no se abrirá al público hasta que no finalicen las obras de la torre más alta. Se destinará a la proyección de vídeos y a zona de descanso de las visitas turísticas.

Esta sala no fue proyectada originalmente por Gaudí. «Pero pensó en ella como una caja receptora de luz y como el soporte para la estructura de la gran torre», concreta Faulí, quien sostiene que la construcción del templo es «fidedigna» a Gaudí.

La Torre de Jesucristo no será visible desde el exterior hasta el 2017. Y es la más destacada de las seis torres centrales con siluetas apuntadas y parabólicas, entre las que se encuentran la de María y las cuatro de los Evangelistas. «Entre todas pesarán 23.000 toneladas», agrega.

Los vitrales de las naves ya están terminados. Y en breve estarán completadas las esculturas de los portales del Nacimiento y de la Fe.