crisis inmobiliaria y comercial
'The New York Times' se hace eco del cierre de tiendas emblemáticas en Barcelona
Un centenar de comercios históricos cerrarán este año en la ciudad, mientras en los barrios proliferan los negocios de subsistencia regentados por extranjeros
La alarma por el cierre de comercios tradicionales en Barcelona se internacionaliza. El diario 'The New York Times' se ha hecho eco en su edición online de la situación y alerta de la pérdida de identidad que esto representa para la ciudad. "Pequeñas tiendas están siendo expulsadas de distritos históricos por la inundación de marcas internacionales, que son las únicas que se pueden permitir pagar la escalada de precios de los alquileres", explica el prestigioso diario a sus lectores. Fuentes consultadas por el diario confirman que un centenar de tiendas emblemáticas de Barcelona cerrarán sus puertas este año como consecuencia de que sus propietarios no pueden afrontar el alza de los alquileres. En toda España, resalta la publicación estadounidense, unos 200.000 comercios están abocados al cierre, según la asociación de autónomos UPTA.
Josep Maria Roig, dueño de la pastelería fundada en 1872 La Colmena, denuncia "una pérdida criminal del patrimonio de una ciudad que está desapareciendo bajo marcas internacionales y perdiendo su historia". Roig, que ha visto como su alquiler aumentaba de 1.000 a 7.500 euros, representa al colectivo preocupado también por su futuro.
Ilustra la información de 'The New York Times', El Indio, de la calle del Carme, que se suma a Musical Emporium, en La Rambla; la camiseria Deulofeu, en la plaza de Sant Jaume, por ejemplo. Y es que la demanda y la oferta no tienen en cuenta una bonita fachada o un nombre, solo cuentan las ventas y las expectativas de ingresos del 'botiguer'. Grandes cadenas internacionales son las única capaces de conseguir facturaciones suficientes para amortizar el coste de los alquileres en el centro de la ciudad.
TAMBIÉN EN LOS BARRIOS
En los barrios de Barcelona se está produciendo un efecto similar al registrado en el centro de la ciudad, pero que no se ve reflejado con tanto énfasis en los medios de comunicación, ni siquiera en los locales. Los comercios de toda la vida dan paso no a comercios de marca sino a tiendas de subsistencia, generalmente regentadas por ciudadanos originarios de otros países. Son de emprendedores con expectativas de beneficios pequeñas y, al parecer, los únicos capaces de asumir el riesgo de un negocio con rentas de alquiler que raramente bajan de los 1.000 euros para un pequeño local. Fruterías, comercios de electrónica, tiendas de alimentación o bazares son los nuevos protagonistas del panorama comercial de los barrios de Barcelona fuera de los nodos comerciales.
Mientras, en el centro, el precio de los alquileres hace que solo grandes firmas, generalmente multinacionales, sean capaces de abrir locales con costes mensuales a precio de mercado. Mientras medios extranjeros se hacen eco del cambio, es precisamente el alza del turismo el que ha propiciado también que esa mutación se esté consolidando, al calor de las ventas a esos visitantes y de las leyes del libre mercado.
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