Análisis
El incendio como metáfora
Xavier Bonal
Profesor de Sociología de la UAB.
XAVIER BONAL
Como suele ocurrir en estos casos, la muerte de cuatro personas en un incendio fortuito en un solar del Poblenou ha dado a conocer a la opinión pública la existencia de 14 asentamientos de barracas en Barcelona, 11 de los cuales situados en el distrito 22@. A las más de 400 personas de origen galaicoportugués se añaden más de 150 de origen rumano y 40 senegaleses que malviven entre las naves industriales y los solares abandonados por sus propietarios. Como bien ha destacado EL PERIÓDICO, se trata de solares en su día adquiridos por especuladores en plena burbuja inmobiliaria y posteriormente abandonados e ignorados, una vez la crisis devaluó su precio de mercado y la imposibilidad de especular con ellos.
El incendio ha hecho saltar las alarmas sobre el nuevo barraquismo en el siglo XXI, impensable hace pocos años y solo presente en la memoria colectiva de la Barcelona de los 60 y 70. Ni que decir tiene la ironía que supone que este barraquismo se concentre especialmente en la zona de la ciudad que debía ser símbolo de posmodernidad, diseño e innovación de la Barcelona del XXI.
El ayuntamiento se apresura a anunciar planes de erradicación de barracas. Por suerte, no se trata de planes policiales de simple desalojo, sino de intervenciones desde los ámbitos de salud, educación o servicios sociales. La bondad de la iniciativa, independientemente de su oportunidad u oportunismo, se enfrenta sin embargo a una severa realidad: la de la coexistencia de situaciones de extrema pobreza y marginalidad y la falta de recursos públicos para hacerles frente.
Quizá se consiga con un plan especial sofocar elincendiode los solares del Poblenou, pero difícilmente se pueda evitar la aparición de nuevos asentamientos y bolsas de extrema pobreza en otros rincones de la ciudad, porque la situación en la que viven muchas familias es límite, sin trabajo e incluso sin rentas mínimas de inserción. El anuncio del ayuntamiento es síntoma del tipo de política social de emergencia a la que vamos a asistir en los próximos años. Ante la incapacidad de responder de forma estructural a las extremas necesidades sociales de buena parte de la población, las administraciones públicas van a recurrir cada vez más a sofocar puntualmente los espacios más conflictivos y depauperados como auténticos bomberos de la emergencia social. Un plan de realojo, un refuerzo policial, una acogida de emergencia a los que no tienen techo o una repatriación intensiva son algunos de los mecanismos a los que van a recurrir las administraciones para gestionar el conflicto social que se deriva de la crisis. Pero desengañémonos, los parches del Estado social de emergencia difícilmente van a ser buenos sustitutivos de políticas sociales y laborales activas dirigidas a la inclusión social de la población. Hoy, las administraciones públicas ahorran por la vía de reducir prestaciones sociales básicas, pero a medida que el número deincendioscrezca y con ello los costes de gestionar la emergencia social, ¿habrá realmente ahorro?
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