El seminudismo aflora a solo una semana de que se ejecute su veto

ya es verano en Barcelona, aunque el calendario indique lo contrario, a juzgar por la indumentaria de muchos de sus paseantes. A solo una semana de la entrada en vigor de la nueva ordenanza que prohíbe el nudismo y el seminudismo por las calles de la ciudad, cientos de personas -sobre todo, turistas- andan estos días con el torso al aire, en bañador o ropa similar en pleno centro de la ciudad. Ignoran o fingen ignorar que la falta de cierto recato en el vestir comportará sanciones de hasta 500 euros en el plazo de ocho días.

La normativa que veta incluso el seminudismo entra en vigor el próximo día 29, tras un año de debate y discusión entre los grupos municipales, que llevó a su aprobación en el pleno del pasado 29 de abril con el voto a favor de PSC y CiU.

La medida pretende acabar con la espiral de exhibicionismo iniciada hace un par de veranos, cuando el calor abrasador y la tolerancia impusieron la práctica del torsonudismo incluso en pleno paseo de Gràcia. Inicialmente, el ayuntamiento defendió la tolerancia, pero al ver la rápida expansión de esta práctica optó el estío pasado por repartir folletos informativos donde recomendaba vestir con corrección.

Tras el escaso efecto de la medida hace un año, se llegó a la conclusión de que había que introducir el asunto de la vestimenta en la ordenanza municipal. Esta ambición no es tanto censora o represora como garante de que la imagen de la ciudad no se degrade, es decir, de que no se confunda a Barcelona con una localidad de playa. Y también responde a las quejas sobre temas de higiene vertidas tanto por hosteleros como por la ciudadanía que se ve obligada al cuerpo a cuerpo en los concurridos transportes públicos, por ejemplo.

CAMPAÑA / Desde la semana pasada, el ayuntamiento ha abierto el proceso de información pública. Una campaña algo modesta, de momento, porque se apoya en el reparto de 15.000 folletos especialmente en la zona más próxima al litoral. La concejala de Seguridad, Assumpta Escarp, asegura que esta novedad en la ordenanza se está incorporando también en los folletos que cada año se distribuyen por los hoteles y puntos de información turística para adoctrinar al visitante sobre las reglas del juego en materia de ordenanza cívica. La edil agrega que se está estudiando la posibilidad de instalar carteles que alerten de la prohibición, como se ha hecho en municipios marítimos como Sitges.

La realidad de la calle es que, de momento, la mayoría de visitantes no tiene ni idea de la prohibición, como constató el viernes este diario entre los muchos turistas -y algunos locales- que lucían bañador con camiseta, o bien el torso al aire en plena calle. Alguno hasta tomaba el sol de esa guisa en un banco del paseo de Gràcia.

Y eso que la prensa internacional se ha hecho eco con cierto regocijo de la novedad reguladora en Barcelona. Escarp ha sido entrevistada por medios hasta ahora poco -o nada- interesados en la actualidad municipal, como son la agencia France Presse, el rotativoThe New York Timeso los londinensesHerald TribuneyDaily Telegraph. En el diario neoyorquino sorprendía que hasta ahora no hubiese norma al respecto, mientras que los londinenses, hartos de represión en su país, casi lamentaban la censura en los días en que sus conciudadanos pueden liberarse.

La polémica está servida, contando con la oposición de ICV-EUiA y ERC, que rechazan fiscalizar la indumentaria, mientras que el PP la querría aún más restrictiva.

Escarp asegura que se implantará con cabeza, alertando primero al infractor, que si persiste será multado desde el mismo día 29, advierte.