Pep Parés: «En el 2011 habrá más pobres en Barcelona»

El Grup d'Educació d'Amnistia Internacional Catalunya recibió ayer noche el premio Proteus d'Ètica al mejor proyecto pedagógico por transmitir y defender, desde hace 26 años, los valores de los derechos humanos en las escuelas y en todo el ámbito educativo. Pep Parés (Sant Feliu de Codines, 1949) es activista desde hace 10 años, y presidente desde el 2007.

-¿Los escolares están concienciados en valores éticos?

-Algunos sí, más por actitudes de la familia que por el colegio. Hablamos de respeto a los demás, de unos valores que tendrían que estar impresos de forma transversal en el propio ambiente de la escuela. Hay maestros concienciados, con sensibilidad. Trabajan con nuestra web que es interactiva. Los derechos humanos deberían ser una asignatura desde párvulos hasta la universidad.

-¿Sus grandes preocupaciones?

-Concienciar. La pena de muerte y la violencia contra las mujeres son los problemas mundiales más graves. La pobreza propicia la violación máxima de los derechos humanos. Amparados por los pactos internacionales, queremos llevar a los tribunales a los causantes y a los que se benefician de ella. En Barcelona hay demasiada gente desamparada sin trabajo. En el 2011 aún habrá más personas pobres.

-¿Están sensibilizados los Mossos en derechos humanos?

-Ofrecemos sesiones de formación en la escuela de Mollet. Hasta ahora ha habido una implicación importante por parte de la conselleria. Hemos colaborado como observadores en su código ético. Falta un organismo con autonomía para investigar casos de abusos y poderlos presentar a la fiscalía, como sucede en otros países. Afortunadamente estos casos se han reducido desde que hay videocámaras en las comisarias.

-¿Cuántos socios tiene Amnistía?

-7.500 proceden de Barcelona, la ciudad española más solidaria. Hay más gente apuntada a entidades altruistas que luchan por un mundo mejor. En España somos unos 60.000.

-¿Cuál es su lucha en Barcelona?

-Presentamos un informe de irregularidades sobre menores acogidos en centros terapéuticos, como sedaciones forzadas, pacientes atados en una silla durante horas, aunque no sea la norma sino la excepción. Luchamos para evitar el uso de las armas eléctricas. Aún no se utilizan aunque los Mossos tienen siete.