La edición de cuentos de Carver sin corregir desata la polémica

La escena literaria de EEUU cuestiona la decisión de la viuda del autor

JORDI PUNTÍ / BARCELONA

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La escena literaria de Estados Unidos vive días revueltos a propósito de Raymond Carver, fallecido en 1988 y uno de sus grandes autores. Tess Gallagher, viuda del escritor, anunció hace poco su deseo de publicar una versión previa del libro de cuentosDe qué hablamos cuando hablamos de amor,originalmente llamadoBeginners (Principiantes).Los cuentos de Carver, publicados aquí por Anagrama, le reportaron una imagen de escritor minimalista, de alguien que con gran economía literaria --como su admirado Chéjov-- sabe mostrar la esencia vital de sus personajes.

En sus historias, los silencios y los sobreentendidos, así como los finales abruptos, son casi tan importantes como lo que se cuenta. Pues bien, según Tess Gallagher, este minimalismo, marca de la casa, fue una invención de su primer editor, Gordon Lish, y ahora hay que restaurar la voluntad del escritor.

Gallagher esgrime razones morales, pero no hay que descartar su tendencia a exprimir el legado de Carver. Sin embargo, las dudas son razonables. En 1981, en una época de un Carver muy alcoholizado, Lish editó el libroDe qué hablamos cuando hablamos de amorpara la editorial Alfred J. Knopf. Entre sus decisiones estuvo la de recortar algunos finales de cuentos y reducir ciertos excesos sentimentales. Carver no lo aprobaba --se conserva una carta suya en que así lo hace constar--, pero el libro se publicó y fue un éxito inmediato. A partir de entonces, el escritor fue dejando el alcohol y siguió escribiendo cuentos, siempre en la misma línea.

Para llevar a cabo su restauración delCarver real, tal como ha afirmado aThe New York Times,Tess Gallagher ha contratado al agente literario Andrew Wylie, apodadoel Chacalen la profesión por sus métodos expeditivos. De momento, todo está en el aire. Algunos editores internacionales ya han manifestado que van a publicar el nuevo viejo texto, y en España Jordi Herralde es más prudente: "Esperaré a que su agente me mande el texto definitivo de esta edición y después veremos", afirma.

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