BARÇA, CAMINO DEL ABISMO
¿Cómo quedan Xavi, los jugadores y Laporta tras el desastre con el Inter?
Joan Domènech
Periodista
Periodista. Título de Entrenador de fútbol nivel A. Deportista vocacional. Tras retirarme como futbolista, empecé a trabajar en Mundo Deportivo (12 años, 1988-2000). He asistido a cuatro Mundiales y cuatro Eurocopas. Coautor de varios libros. Miembro del colectivo ‘Periodistes Solidaris’ y 'Amics de Johan'.
Marcos López
Periodista
Marcos López / Joan Domènech
Ese torrente de entusiasmo que desprendía el remozado Barça se ha transformado en una tormenta depresiva, a punto de enfilar el camino de la Europa League por segundo año consecutivo, lo que certifica la decadencia deportiva e institucional del club. Xavi, tras el enloquecido 3-3 con el Inter, se marchó señalando a los jugadores por "los errores individuales", mientras ellos replicaban que cada vez que el equipo "encaja un gol", como dijo el capitán Busquets, se acerca "al caos".
Y arriba, ubicado en el palco de un repleto Camp Nou, que batió el récord de recaudación, con 92.302 espectadores, queda la figura de Joan Laporta, el presidente que ve caer, y sin solución, su recién iniciado proyecto para activar el círculo virtuoso. Si desaparece de la Champions, el valor de la marca Barça descenderá y la reconstrucción será más lenta y, sobre todo, más costosa.
1.- ¿Cómo queda Xavi?
Dañado. Dañado porque tras el parón, el equipo se le ha desmoronado. Tiene su explicación. Las bajas de Koundé, Araujo y hasta Christensen han desarmado su defensa, obligándole a jugar con Piqué ante el Inter cuando estaba destinado a ser el quinto central, teniendo un papel meramente marginal. Pero no logra el técnico armar un equipo cohesionado y fiable en Europa, transparente atrás y sin dominio de los partidos.
A él, un centrocampista pausado, que escondía el balón y hacía jugar a su Barça ordenándose desde el pase y el control, le costaría tener sitio en el Barça que entrena. Un equipo exageradamente vertical donde el centro de gravedad se ha desplazados a los extremos (Dembélé parece el eje de todo) sin tejer la red de seguridad necesaria para que Gavi y Pedri, interiores de enorme calidad, pero jóvenes e inexpertos para sostener entramados así, puedan sentirse cómodos.
"Son errores puntuales, el del primer gol nos hace venirnos abajo mentalmente. El segundo es un error que no puede pasar en la elite del fútbol"
Basta ver el partido con el Inter. Dominador en la primera mitad; superado y avasallado en la segunda. "Son errores puntuales, el del primer gol nos hace venirnos abajo mentalmente", subrayó Xavi poniendo el foco en los fallos de Piqué (1-1) o Busquets y Eric García (1-2) que alumbraron el casi inevitable descenso a los infiernos. "El segundo es un error que no puede pasar en la elite del fútbol. Esto se paga caro", añadió el técnico.
No dio nombres, pero tampoco hacía falta. Se le entendía todo a Xavi, desprovisto de sus centrales favoritos (Koundé y Araujo), pagando, al mismo tiempo, la falta de jerarquía de las ‘vacas sagradas’. Debían ser ellos quienes aguantaran al Barça. Y el Barça se desplomó, precisamente, por ellos. En esta trágica semana con el Inter derrota en Milán (1-0) y empate en el Camp Nou (3-3), Xavi no ha podido desactivar los planes de Simone Inzaghi, que ha llevado el doble duelo a su territorio.
Por un razón u otra (“en Múnich nos faltó efectividad, en Milán por otras circunstancias y no atacar de la mejor manera y aquí en casa por errores puntuales”, denunció Xavi), el Barça se ha fustigado a sí mismo.
Y, de paso, ha erosionado la credibilidad del técnico, quien no ha hallado soluciones para detener el derrumbe de su equipo. Hace un año porque al Barça, como diría Messi, “no le alcanzaba”. Ahora, ni tan siquiera los refuerzos han permitido pelear con dignidad para acceder a la elite en Europa.
A la espera del clásico del domingo en el Bernabéu, Xavi se maneja firme en la Liga (es líder, con 22 puntos de 24), pero la Champions ("ha sido cruel con nosotros", confesó) le ha llevado por el camino de la perdición.
Entre las paradas de Ter Stegen (hizo seis en 90 minutos) y los goles de Lewandowski (dos) no existió un equipo que se cohesionara con solidez. Jugó Xavi con un atrevidísimo 3-4-3 como si tuviera a Koundé y Araujo, pero acabó el Barça desnudo en el área recibiendo ocho disparos a puerta y tres goles.
2.- ¿Cómo queda el vestuario?
Aturdido. Aturdido porque todo lo que creía haber avanzado en los dos primeros meses del nuevo curso ha terminado en la basura europea. Convive, además, un choque generacional en el vestuario con ‘vacas sagradas’ que enfilan sus últimos meses en el Camp Nou (Busquets, Piqué y Jordi Alba) y jóvenes, tipo Gavi, Pedri, Ansu, Eric o el lesionado Araujo, que creían estar lejos de la tóxica contaminación europea.
"Siempre hemos ido a remolque. Parece que cuando nos meten un gol es un caos"
Unido, además, a fichajes, como Lewandowski, Raphinha o el también lesionado Koundé, que venían para espantar esos viejos demonios. Pero no hay forma. El vestuario rescata las imágenes de tragedias europeas (Roma, Anfield, Lisboa, Múnich y ahora Inter) que le colocan, de nuevo, ante un dramático espejo.
Xavi dirigió la mirada hacia el error individual poniendo en valor “la excelente primera mitad” del equipo. "El gol de ellos, el 1-1, nos ha descolocado. Hubo más pérdidas, más descontrol, nos han hecho mucho daño en las contras", confesó Busquets, que se vio superado por la energía y el vigor del equipo italiano.
"Lo habíamos avisado", había apuntado antes el técnico sin entender las causas de ese súbito desplome de la segunda mitad, tal si fuera el duelo liguero contra el Celta. "Ya sabíamos de la entrada de Barella en la segunda línea". Lo sabía el Barça, pero no lo desarticuló como se vio en el 1-1, prólogo de la tragedia.
"Siempre hemos ido a remolque. Parece que cuando nos meten un gol es un caos", añadió el capitán azulgrana, quien devolvió, de forma cuidadosa, el mensaje hacia Xavi. “No hemos estado precisos ni bien colocados tácticamente, por eso sus contras”, subrayó ‘Busi’ en un cruce de reproches para justificar el caótico empate (3-3).
Tras su doble error en el 1-1 del Inter, el Camp Nou silbó a Piqué. Era la foto del divorcio con las 'vacas sagradas'
Hasta Eric García coincidió en ese diagnóstico. "En la segunda parte ha habido mucho descontrol. Al final tomamos el riesgo de jugar con tres atrás y en ese intercambio, con las pérdidas en el centro del campo, hubo 15 minutos en que nos han matado", aseguró el joven central, que salió en la foto del 1-2 de Lautaro. "Ese descontrol nos perjudica porque nuestro juego se basa en hacer bien las vigilancias, en tener al rival encerrado en su campo", apuntó Eric.
Antes, y nada más fallar en la jugada del 1-1, Piqué cedió un balón hacia atrás y el Camp Nou, que se había entregado al Barça, empezó a silbarle. El sonido del divorcio en un vestuario que no para de recibir golpes en Europa, donde el rostro de tanta depresión queda simbolizado en los errores de Piqué y Busquets. O el retrato de un equipo en pleno proceso de construcción, a quien Europa le viene grande. Demasiado grande.
3.- ¿Cómo queda Laporta?
Paralizado. Paralizado queda la segunda etapa de su círculo virtuoso. Paralizado y enfadado queda él porque vender futuro con las palancas para tener presente inmediato no le permite, sin embargo, escapar del pasado más terrible para el Barça. Al presidente, que guardó silencio en el Camp Nou tras el 3-3 que coloca al equipo al borde de la Europa League, se le truncan los planes que había diseñado.
El club tenía diseñada una hoja de ruta económica para llegar a cuartos. Si no se mete ni en octavos, el Barça perderá cerca de 40 millones unido a una erosión en la imagen de marca
Apostó en verano por "vender activos" para tener desde el inicio un equipo sumamente competitivo. Tanto que habían diseñado una hoja de ruta económica para estar, al menos, en cuartos de final de la Champions. Quizá no llegue ni a octavos. Y más allá del dinero que dejará de ingresar el club (podrían ser casi 40 millones), el principal problema es que habiendo fichado 12 jugadores en apenas ocho meses entre el mercado invernal y veraniego, el Barça no puede ni asomarse a la elite europea.
Ha invertido en ese período 200 millones de euros para levantar a un equipo que continúa en el suelo. Obligado como dijo Jordi Cruyff, director deportivo, a "levantarse" lo antes posible porque el domingo toca clásico en el Bernabéu contra el Madrid.
Vendió el presidente parte del futuro con las palancas para tener presente inmediato, pero no le permite, sin embargo, escapar del pasado más terrible para el Barça
Le ha tocado el grupo más difícil de la competición. ¡Por supuesto! Le han castigado las bajas. ¡Claro! No tenía Xavi a tres centrales que podían ser titulares: Koundé, Araujo y Christensen. Pero tampoco el Inter disponía de Lukaku, Brozovic y Correa, que se quedaron en Milán por lesión. No existen, por lo tanto, argumentos para ablandar la posición de Laporta, cuyo mensaje optimista chocó con la triste realidad de la Champions.
El Barça se acerca a un peligroso retorno a las penumbras con su destierro a la Europa League unido al próximo exilio a Montjuïc
Siente que le ha dado todo a Xavi en un enloquecido verano. Y un año después, el Barça está casi peor porque transita hacia el abismo cuando quedan dos jornadas para acabar la fase de grupos. El retorno a las penumbras se acerca porque la vuelta a la Europa League se une al exilio en Montjuïc fijado para la próxima temporada cuando el Camp Nou sea demolido.
A Laporta le toca ahora gestionar la decepción que supone estar transitando por la cornisa al comprobar que formar un equipo no es solo coleccionar grandes jugadores. Se necesita algo más. Y el problema para el presidente es que el Barça es tan tierno como poco maduro, frágil atrás, frustrando así sus deseos de llegar lo antes posible a la elite europea.
La bofetada es que el círculo virtuoso no se podrá poner en marcha con la celeridad que pretendía y exigía el dirigente, con el consiguiente daño para la imagen de marca del Barça. Falta ver ahora cómo digiere Laporta ese inesperado 'shock', que va por encima incluso de las pérdidas económicas porque el equipo no sale del pozo deportivo.
Cuando apostó por Xavi, que era el cartel deportivo de la candidatura de Víctor Font, Laporta compró también tiempo para la reconstrucción deportiva. El problema es que el tiempo comienza a jugar en contra, a punto de consumarse el segundo desastre europeo consecutivo.
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