EN MENOS DE MEDIA HORA

Dembélé, golazo, dos asistencias, abrazo con Xavi y ovación del Camp Nou

Marcos López

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No estuvo ni media hora en el campo. Y tuvo tiempo para jugar en los dos costados. Empezó en la izquierda, sustituyendo a un apagado Ferran Torres. Terminó luego en la banda derecha. Ousmane Dembélé firmó el partido que más necesitaba. No solo por el golazo que soltó para tranquilizar al Camp Nou, un zurdazo que le permitió además transformar los pitos que recibió al pisar el césped por una atronadora ovación ya que casi 70.000 personas corearon felices su nombre.

Y él, tras ese imponente disparo que sacudió la portería del gol sur del estadio, se fue al encuentro de Gavi, con quien festejó ese tanto liberador, mientras Piqué levantaba sus brazos reclamando a la afición que aplaudiera al rebelde jugador francés. 

El liderazgo de Pedri

Ese gol fue el prólogo de una descomunal aparición en una noche donde el liderazgo de Pedri se hizo iniestano, con toques mágicos y pases clarividentes, dejando la sensación de asombro en el Camp Nou. Como si no se creyera lo que estaba viendo. Echándose las manos a la cabeza cada vez que el joven canario dejaba jugadas maravillosas, como ese caño con taconazo incluido, y de espaldas como estaba, a Balenziaga. Pedri encendía el interruptor de la luz y Dembélé, entretanto, a lo suyo.

No quedó contento con su golazo sino que entonces, ya instalado en la derecha, tomó prestado el disfraz de asistente para regalar dos goles. Puso uno en la cabeza de Luuk de Jong y otro en los pies de Memhis. Decisivo y generoso Ousmane, aclamado por el Camp Noy y abrazado a Xavi acabó.