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EL PARTIDO DE LIGA

El tridente nace en Ipurua (0-3)

Un soberbio Barça fulmina al Eibar gracias a la conexión entre Griezmann, Messi y Suárez

Griezmann regresa al Wanda Metropolitano para medirse al Atlético.

Griezmann regresa al Wanda Metropolitano para medirse al Atlético. / periodico

Marcos López

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Ipurua te somete a un estrés. Se trata, en realidad, de un examen psicotécnico donde debes venir con la lección bien aprendida. No basta con jugar bien a fútbol (el Barça jugó bien) ni siquiera con correr mucho (el Barça corrió más que nunca) ni tampoco con defender de forma solidaria (Ter Stegen tuvo un ejército de soldados guardando su casa) porque si te despistas un segundo lo pagas caro. Y el tridente decidió conectarse en Eibar, la ciudad en la que nació su química. Marcó primero Griezmann, luego Messi y, finalmente, Suárez. La fiesta del trío fue completa.

En Ipurua no hay un instante de calma. Todo vuela a velocidad vertiginosa. La pausa es un elemento que no se conoce. Y apareció un equipo, el de Valverde, disfrazado como correspondía cuando visitas el hogar de Mendílibar. El partido tuvo un ritmo frenético, sobre todo en la primera parte. Pero la puesta en escena del Barça estuvo a la altura de lo que le exigía el Eibar, un equipo que convierte la conquista de un metro cuadrado para dar un pase tranquilo en toda una gesta.

No empezó como en Pamplona. O en Granada. Valverde, con el clásico aplazado, apostó por el once de gala, excepto Piqué, que estaba sancionado, por lo que le abrió la puerta del eje de la defensa a Umtiti, que llevaba cinco meses sin jugar. Con Sam quedó Lenglet, central sobrio, nada demagógico en sus acciones, capaz, además, de inventarse una gran asistencia de gol a Griezmann, que aprovechó el inoportuno resbalón previo de De Blasis.

No tocó nada el técnico en el centro del campo donde Busquets, De Jong y Arthur pueden sentirse, y se sienten, los dueños del GPS azulgrana. Rakitic es ya suplente habitual. Como Arturo Vidal. Y hace meses que dejó de ser noticia que Aleñá esté descartado de los 18 elegidos.

Enchufados desde el inicio

El Barça empezó conectado al partido. Aunque quizá sería mucho mejor decir que empezó conectado a Ipurua. Entendió el escenario y comprendió el partido, especialmente De Jong, quien disfrutó de la pradera vasca, pisando área de Ter Stegen para ser solidario en la ayuda defensiva a Sergi Roberto y pisando área de Dmitrovic convertido en ese centrocampista total, elegante, plástico, preciso en el pase, que tanto encandila al culé.

Hubo momentos de zozobra. ¿Cuándo no los hay en Ipurúa? Momentos en que el Eibar soltaba centros laterales como si estuviera tomando potes por las calles de la ciudad. Pero ahí resistió con entereza y mucha dignidad el Barça sustentado en el poderoso juego aéreo de Umtiti y Lenglet. Ambos anularon cualquier posibilidad de remate.

Imperial De Jong

Atrás hubo solidez, en el centro del campo toneladas de creatividad con un imperial De Jong, escoltado por Busi y Arthur, mientras los de arriba se entendieron, quizá por vez primera, con la mirada. Necesitaba Griezmann un partido así. Un partido para reconciliarse y no solo por su tanto inicial sino porque descubrió el lenguaje futbolístico de Messi, a quien asistió en el 0-2, además de proyectar un pase descomunalmente preciso para dejar solo al 10. El Principito asistió al Rey Leo, quien en un gesto de extrema generosidad quiso luego que su vecino y amigo Luis Suárez no se perdiera la fiesta en Ipurua.

Tuvo, por lo tanto, el Barça la autoridad futbolística que se requería para gobernar el partido al punto de que aniquiló cualquier esperanza del Eibar, que terminó rendido sin respuestas ante el apabullante dominio. Apabulló porque fue un equipo sólido, eficaz (primer remate a puerta acabó en el gol de Griezmann), y, al mismo tiempo, equilibrado. Otro nuevo Barça, nada que ver con el desastre del inicio de temporada. Tras la tragedia de Granada ha encadenado cuatro victorias consecutivas, 12 puntos de 12, sumando 11 goles a favor y solo encajando uno. Si Ipurua era un examen, que lo era, y de los trascendentes, el equipo de Valverde sacó sobresaliente. Aquí nació el tridente. 

Eibar, 0 - Barcelona, 3

<strong>Eibar:</strong> Dmitrovic (7), De Blasis (4), P. Oliveira (5), Arbilla (5), Cote (6), P. Diop (4), Sergio A (5), Pedro León (4), Orellana (5), Charles (4) y Sergi Enrich (5).