OCHO DE OCHO
El autogol de costumbre da el triunfo al Barcelona en Lisboa (0-1)
Otro error ajeno ayuda al equipo de Valverde, que suma ocho victorias consecutivas, y echa al Sporting del liderato
Joan Domènech / Lisboa (enviado especial)
La ley del resultadismo dicta que no importa cómo es el juego ni los goles mientras se gane. Aunque el Barça nunca se abrazó a esa fe, progresa más por los resultados y por la efectividad que por el fútbol que despliega, y haría bien en tenerlo en cuenta. Como haría bien en no acostumbrarse a la ayuda de los autogoles, ficticia.
O marca Messi o marca un rival. Así va tirando el Barça. Los defensas contrarios se han convertido en el segundo máximo goleador del equipo. Igual que en Girona dos veces, el equipo de Valverde se impuso en Lisboa gracias a un autogol de Coates al intentar rechazar un remate fallido de Suárez.
El guiño de la suerte y del oficio después permitió a los azulgranas no fallar en Lisboa agarrados a la ley del resultadismo
Ese tanto afortunado decantó la balanza en el llamado juego de los errores. Cometió uno más el Sporting, que debió marcharse a casa fastidiado por un castigo que no creyó merecer, aunque tampoco chutó a portería hasta que Fernandes disparó al estómago de Ter Stegen (m 70). La producción del Barça no fue más allá de un doble intento de Suárez y Messi (m. 27) y un espectacular corte de Mathieu –sí, el mismo Mathieu del Barça– cuando Messi se plantó ante Rui Patricio. Ya lo había hecho en el primer minuto, en un ilustrativo resumen de lo que sería el duelo.
Suerte y oficio
El guiño de la suerte, primero, y el oficio, después, brindaron al Barça la octava victoria consecutiva y la segunda de la Champions que le permitió expulsar al Sporting del coliderato que compartían, alargando una racha que, pese a todo, cabe calificarla de meritoria.
Hasta que no tuvo que defender el resultado, y lo hizo a través de largas posesiones de balón, el equipo granate no fue el Barça que se espera ver. Influyó también el esfuerzodel Sporting en impedírselo por la exquisita atención de sus jugadores en una noche grande para ellos, y por las faltas si era menester.
Seis tarjetas vieron los leones antes de que Semedo y Aleix fueran amonestados, lo que soliviantó las iras de la hinchada, que por unos segundos se enfrió para tributar una ovación a Iniesta al ser sustituido.
Más de Iniesta, aún poco
Iniesta representa al Barça modélico y referencial y así lo reconoció el estadio. Pero la creciente influencia del capitán en el juego aún es inferior del nivel soñado. Sus conducciones y sus pases fueron valiosos por la ejecución y por escasos, ya que quedó en demasiadas ocasiones aislado de la cadena de pases de un Barça que sigue siendo más vertical que horizontal.
El grave problema que supuso la lesión de Dembélé aún no está resuelto. Y Valverde sigue buscando un sustituto estable
Cuando más control se necesitaba, Valverde relevó a Iniesta por Paulinho. El brasileño, que mira más al frente que al costado, se plantó en el último minuto ante Rui Patricio, pero no marcó esta vez. El grave problema que supuso la lesión de Dembélé aún no está resuelto. Aunque los resultados no noten la baja del fichaje estrella, con la carga simbólica que supuso siendo como era el recambio de Neymar. La dimensión de esa ausencia se nota en que Valverde todavía anda buscando un sustituto estable.
Cinco futbolistas han desfilado por el extremo derecho, incluido el propio Dembélé, además de Messi, Sergi Roberto, Deulofeu y Aleix, en una especie de concurso de méritos que nadie parece ganar. Acaso aproveche esa circunstancia Valverde para introducir variaciones tácticas a través de los cambios e ir retocando el ropaje del equipo, sea por necesidades, sea por voluntad.
El chico para todo
Sergi Roberto, el chico para todo, fue el 7. Y también el 8. El extremo y el interior por el mismo precio. Retaba a Coentrao cuando el Barça poseía la pelota y se colocaba de interior en las transiciones defensivas, dibujando el 4-3-3 o el 4-4-2 para reforzar, en teoría, el centro del campo. Acabó oficiando en la banda izquierda.
Ni el Barça fue incisivo en ataque ni una muralla en defensa para lo que se espera de él, por más que la exigencia de la Champions sea superior a la de la Liga. El ordenado y disciplinado repliegue no impidió los avances locales.
El Sporting supo superar las líneas azulgranas con pases verticales y aperturas a las bandas donde esperaban los hábiles Martins y Acuña para encarar. Esos duelos que mantuvieron con Semedo y Alba resultaron de lo más interesante; tanto, como ver la actuación de Mathieu, espectacular como central izquierdo. Un valladar atrás, el mejor de los suyos, lo que también dice mucho del nivel donde está el Sporting.
La ficha del partido (0-1)
<strong>Sporting de Portugal: </strong>Rui Patricio (7), Piccini (7), Coates (5), Mathieu (8), Coentrao (4), Battaglia (6), W. Carvalho (6), Martins (7), B. Fernandes (6), Acuña (7) y Doumbia (5).
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