Un clásico para disfrutar

Tal vez algún día no muy lejano, lo último que lean los jugadores del Barça antes de salir al Camp Nou sea un mensaje eternamente unido a Cruyff: «Salid y disfrutad». La frase que escuchó el dream team en Wembley aquel 20 de mayo de 1992 y que simboliza el cambio de la historia azulgrana. Ese mensaje no estará escrito en el pasillo que conduce al césped, como sucede en Liverpool con el cartel de «This is Anfield» que los futbolistas tocan con los dedos al bajar las escaleras. No hace falta. El alma de Johan impregnará el clásico de principio a fin y, como siempre pero más que nunca, el Barça afrontará el cara a cara frente al Madrid (20.30 h, Canal+ Partidazo) con ese aire voraz e indestructible que le acompaña y que nadie mejor que Messi, Neymar y Suárez representan. El fútbol como una forma de vida. Ganar divirtiéndose.

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La figura de Cruyff presidirá el clásico. Serán muchos los gestos que honrarán su memoria, después de una semana marcada por el dolor y un sinfín de muestras de reconocimiento de todos los rincones del mundo. Desde Múnich,  Guardiola, más cruyffista que Cruyff, volvió a expresar su enorme gratitud:  «Fue el hombre más influyente en el fútbol. No tenía miedo. Me lo dio absolutamente todo, fue como un padre para mí». Esta noche le corresponde al Camp Nou escenificar esa admiración y el sentimiento de pérdida que sufren muchos culés con el adiós del ideólogo de un Barça que ha acabado conquistando el mundo siguiendo su huella. 

‘GRÀCIES JOHAN’

No hay mejor homenaje para Cruyff que el fútbol y qué mejor que un Barça-Madrid para recordarle. El campo por delante de todo. Y, por supuesto, del palco, una zona con la que casi siempre tuvo conflictos, y que ofrecerá una imagen inédita. Unos por devoción, otros por obligación, habrá un pleno nunca visto, con Bartomeu y los siete expresidentes vivos (Carrasco, Montal, Núñez, Gaspart, Reina, Laporta y Rosell) uno al lado del otro, que no unidos. Un logro institucional que propiciará por ejemplo la coincidencia entre quien le otorgó la condición de presidente de honor (Laporta) y quien provocó que devolviera la insignia (Rosell). Pero quienes mejor representarán a Johan serán su esposa Danny y su hijo Jordi, que regresarán al estadio que hace tiempo que no pisaban.

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El club se ha esforzado en cuidar todos los detalles, igual que ha hecho estos días con la organización del memorial por el que han desfilado 60.000 aficionados. Habrá un mosaico con el lema ‘Gràcies Johan’ y los jugadores vestirán una equipación con ese mismo mensaje sobre el pecho en lugar del escudo de campeones del mundo. El equipo realizará una dedicatoria especial. Ya lo hizo cuando se conoció su enfermedad (‘Ànims Johan’) en una camiseta que Busquets entregó después al técnico firmada por todos. Es probable que sea Jordi quien recoja el recuerdo sobre el mismo césped. El Madrid ha mostrado su predisposición para participar sin condiciones en el homenaje, siguiendo el gesto de Florentino, uno de los primeros en acudir al memorial y en expresar el respeto y la admiración hacia Cruyff. «Hay personas que no deberían morirse nunca», proclamó.

"Espero ver un Camp Nou a reventar y caliente de verdad" (Luis Enrique)

Lo que suceda después en el campo será decisión de los futbolistas. Y ahí entra en juego el minuto 14, uno de los símbolos de Cruyff, y un momento especial para recordarle parando el partido como ya ha ocurrido esta semana en otros estadios. Pero ninguno con esta trascendencia ya que será retransmitido en 184 países. 

«Estoy seguro de que lo que mas desearía Cruyff es que ganemos a través de un buen fútbol, dando un buen espectáculo y mereciéndolo en el terreno de juego», aseguró Luis Enrique, el jugador a quien Cruyff fichó del Madrid con la carta de libertad y con quien no pudo coincidir tras ser despedido. «Desgraciadamente, yo no tuve la oportunidad de disfrutar de él como entrenador», lamentó, ensalzando la filosofía que él trasmitió y que se mantiene. Curiosamente, en el otro banquillo también habrá alguien al que intentó reiteradamente traer al Camp Nou cuando jugaba en el Girondins: Zidane. Núñez y ‘su portera’ se opusieron. Guiños de la vida, en su homenaje póstumo estará en el campo, aunque sea como rival.   

GOLPE DEFINITIVO

Bajo esta carga emocional, en un Camp Nou «de gallina de piel» que diría Johan, el Barça afronta el clásico en una situación inmejorable. A 10 puntos del Madrid  (el Atlético está a 9) tiene la Liga muy cerca y la sentencia en la mano. Incluso Luis Enrique, poco dado a hacer cuentas más allá del siguiente partido, admitió que un triunfo significaría «asestar el golpe definitivo» al Madrid y dejar al Atlético como único rival. Y para lograr este objetivo apeló a la ayuda de la grada: «Espero ver un Camp Nou a reventar. A reventar. Y caliente de verdad. Espero ver a la afición en su máximo nivel».

En el campo, el terreno que más quería y más respetaba Cruyff, en un reunión inigualable de grandes futbolistas, estará el último que le hizo sentirse como un rey y emocionarse. Tenía que ser Leo Messi. Quién si no. Y un día 14. Con el penalti indirecto que hizo que el mundo le recordara en vida. «Me ha dado una gran alegría», confesó. Messi no necesita nada para ser siempre Messi. Tiene un reto numérico, el gol 500, una cifra más de las muchas que va dejando en su carrera. Pero nadie mejor que él para homenajear a Cruyff como más le habría gustado. Y a su lado Neymar, Suárez, Iniesta, Piqué, Busquets, una de sus debilidades... Todos comparten su sentido del fútbol: «Salid y disfrutad».