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El director Henry Selick añade la técnica del 3D a su artesanal sistema de animación en 'Los mundos de Coraline'

La película es una adaptación de la novela de Neil Gaiman

Todo a mano. Henry Selick, con una figurita de Coraline.

Todo a mano. Henry Selick, con una figurita de Coraline.

JUAN MANUEL FREIRE
BARCELONA

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Entre los infinitos trabajos realizados por el escritor de fantasía Neil Gaiman en esta década –guiones para cine y tebeos, libros para niños y adultos, por no hablar de un blog bastante activo– brilla especialmente su novelaCoralinedel 2002, que le valió premios Hugo, Nebula y Bram Stoker. Este cuento surrealista es, de algún modo, una autocrítica de Gaiman sobre su adicción al trabajo: según parece le inspiró la melancolía de su hija Holly ante un padre siempre postrado ante las teclas, sin un segundo libre para ella.

No es de extrañar que Holly se identificara con la Alicia de Lewis Carroll y quisiera, como ella, saltar a otro mundo para vivir experiencias mágicas. Holly era fan de la película sobre Alicia… Pero, ojo, no de la disneyana, sino de la firmada por el animador surrealista checo Jan Svankmajer: legendariaAlice.

En estaAlicepensaba Gaiman cuando escribió su libro y, de algún modo, la influenciasvankmajeriana parece haberse filtrado a la adaptación animada de Henry Selick, el autor dePesadilla antes de Navidad(1993) yJames y el melocotón gigante(1996). A su técnica habitual –la seminalstop-motion, o animación imagen por imagen– suma ahora Selick el recurso de las 3D, en el primer uso conjunto de ambos recursos visto por ahora.

El otro mundo

En su primera película desde la fallidaMonkeybone(2001), Selick cuenta la odisea de una niña –Coraline, que no Caroline, o la niña se enfada– que descubre en su nueva casa un túnel hacia un mundo paralelo de color y locura, donde sus padres ya no son escritores de jardinería aburridos de la vida sino seres molones, con ojos por botones. Su otro padre es un caso: lleva pantuflas con monos naranjas y canta al piano temas escritos para él por They Might Be Giants; al menos la que escuchamos –Canción del Otro Padre– sí que es obra del dúo de pop alternativo.

Insólita película infantil

Pero no es todo tan guay como parece: Coraline debe pasar por el cambio de ojos a botones si quiere permanecer en ese elíseo desbordante. Cuando se niega, los humores paternos cambian bastante. Y el paraíso se revela un poco infierno.

¿Cuento para adultos? ¿Película de terror para niños? Ambas definiciones y otras muchas podrían servir para definirLos mundos de Coraline, una película infantil insólita, que lejos de dejarse arrastrar por el ritmo acelerado al que se han acostumbrado los espectadores dePokémonse mueve a paso calmado y flotante por un mundo espectral. La película derrocha elegancia: las 3D no sirven aquí para lanzar objetos al público, sino para realzar un mundo ya en tres dimensiones; el bueno de Selick, discípulo de Harryhausen, sigue empeñado en animar sus películas según la técnica de imagen por imagen y preservar el tacto de lo hecho a mano.