Sergio Peris-Mencheta: "Soy objetor de conciencia a conciencia"

CARRERA TELEVISIVA. 33 AÑOS. NACIDO EN MADRID. TRABAJÓ EN 'AL SALIR DE CLASE', 'LOBOS' Y 'LOS BORGIA', ENTRE OTRAS SERIES

ANTENA 3 TV / 22.00

--Pocos recuerdos tendrá usted del 23-F. Tenía 6 años.

--Nada. Y mis padres tampoco me explicaron gran cosa.

--Para rodar Los Borgia

--He recurrido mucho a internet, que es lo tengo más a mano, y me he bajado documentales de la época. En los ensayos también aprendí mucho porque José Luis Martín (productor ejecutivo de Cuarzo y guionista de la tv movie) estaba todos los días en el rodaje y le preguntábamos muchas cosas. También he tirado de archivo familiar. Yo también soy hijo de las dos Españas, así que me dije: "Vamos a ver cómo lo vivieron los que eran más rojetes y los que no lo eran tanto".

--Los productores aseguran que la película revela aspectos poco conocidos del golpe.

--Para mí, y supongo que también para mucha otra gente, el 23-F era Tejero y su frase "todo el mundo al suelo". Sin embargo, la trama está inspirada en el libro El golpe del CSID, que cuenta muchas más cosas. Los que se lo hayan leído ya saben que el golpe se había gestado más en los servicios de inteligencia y no respondía tanto a una cuestión meramente militar.

--Su personaje, Zárate, ¿de qué lado está?

--En el de los servicios de inteligencia. Él lo que quiere es provocar el golpe de Estado y ofrecer una alternativa, un gobierno de concentración con partidos de muchos colores. Eso termina de calentar los ánimos en la sección más militar, que quería que todo cambiara radicalmente después del 23-F.

--Habrá vuelto a ver el vídeo del Congreso de los Diputados...

--Claro. Siempre nos fijamos en detalles nuevos. Uno de los hombres que más nos ha inspirado a todos fue Gutiérrez Mellado. ¡Qué tiempos! Nosotros estamos en la sociedad del bienestar y lo más que hacemos es pelearnos con los mandos de la Playstation o con los de la tele para cambiar el canal.

--¿Han contado con la colaboración de algún militar golpista?

--Sí, varios. Y alguno, que ahora es coronel, vino al rodaje y se ha volcado en ayudarnos. Un día que vino a comer, le saludé al estilo militar y me dijo: "No me bajes ese dedito. El dedito pulgar también se levanta". Y la verdad es que lo dijo con un tono... que yo pensé: "Glup, el coronel acaba de hablar".

--¿Cómo se siente uniformado?

--Absolutamente incómodo. Aunque he de reconocer que lo primero que hice en mi vida como profesional fue un anuncio para las Fuerzas Armadas. ¡De legionario! Yo cobré y punto. Nunca se lo dije a mi padre. Cuando me preguntó qué había hecho, le di largas. Menos mal que el anuncio no salió en la tele. Era una cosa de comunicación interna. Soy objetor de conciencia a conciencia.

--Mucha gente cree que recuperar la memoria histórica es abrir heridas de manera innecesaria.

--Para mí, desenterrar unos huesos es como desenterrar un manillar de bicicleta. Ojo, estoy hablando de lo físico, lo material. Lo que sí creo es que hay un deber con esas personas que quieren saber dónde están sus seres queridos. Es algo que también pasa en Argentina. Hay gente a la que le gustaría saber dónde está su padre o su abuelo. Es una manera de rescatar el pasado. Es lo mismo que si vas al Registro Civil y preguntas quién fue tu bisabuelo. Con todo eso estoy de acuerdo. Ahora, el tema de los huesos....

--¿El papel de militar le libera del fantasma de Al salir de clase

--Ha hecho usted la pregunta. Ya tiene la respuesta (risas).

--¿Es una pesada losa?

--No, lo guardo con cariño. Lo que sí es cierto es que en esa época no pude hacer nada más. Tuve que rechazar otros proyectos por falta de tiempo. Al final, pedí que me mataran.