DIVISIÓN DE OPINIONES ANTE UNA POLÉMICA INICIATIVA

Un alemán escandaliza con un plan de hacer una muestra con un moribundo o un cadáver

Provocador  Gregor Schneider, la semana pasada, en Suiza.

Provocador Gregor Schneider, la semana pasada, en Suiza.

PAOLA ÁLVAREZ
BERLÍN

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Esto va más allá deBodies, la exposición de restos humanos tratados químicamente que hoy se despide de Barcelona. Es la nueva y polémica idea del controvertido artista alemán Gregor Schneider, de 39 años, consistente, dice, en perder el miedo a la muerte dándole la dignidad y la protección que merece con la creación de un nuevo espacio. Pretende mostrar en público los últimos momentos de una persona moribunda o el cadáver de alguien que acabe de morir.

"La realidad de la muerte en las clínicas alemanas, en las salas de operaciones y las unidades de cuidados intensivos es terrible, es un escándalo. La muerte y el camino hacia ella sólo se relacionan hoy con el sufrimiento. La relación con la muerte como yo la he planeado puede hacernos perder el miedo", aseguraba ayer el ganador de la Bienal de Venecia del 2001 en la edición digital deDie Welt.

Insiste en que, como artista, es capaz de fabricar un espacio más humano para la muerte donde las personas podrían fallecer en paz. "Todo se haría de acuerdo con los familiares. Sería una atmósfera privada con una regulación de visitas". SegúnDie Welt,Schneider ya ha construido un primer modelo de este espacio en su taller de Mönchengladbach y ahora está esperando el momento de llevarlo a un museo, a ser posible al Haus Lange, situado en la localidad de Krefeld, al oeste de Alemania.

Candidato disponible

El director del centro, Martin Hentschel ha asegurado sorprendido a los medios que no sabe nada del plan y que Schneider no se ha puesto en contacto con él. La propuesta del artista ha sido rechazada por varios sectores de la sociedad. La prensa alemana ha recogido todo tipo de reacciones, desde colectivos de protección de pacientes que tachan el proyecto de voyeurismo, a políticos que dicen que es inhumano y que nadie debería prestarse a algo así.

Pero Schneider asegura que tiene un posible candidato. Un coleccionista de arte con el que, dice, "podría llevar a cabo el proyecto". Aun así, tendrá que encontrar también un lugar en el que hacerlo realidad. No sería la primera vez que sus planes son rechazados. Su Cube Hamburg, un enorme cubo cuya forma recuerda el exterior de la Kaaba --piedra sagrada de la Meca-- se expuso el año pasado en Hamburgo tras ser rechazado por Venecia y Berlín, que lo consideraron provocador para la comunidad islámica.

Sin embargo, las autoridades de Hamburgo lo autorizaron tras hablar con el colectivo musulmán. Ya entonces, Schneider denunció que las ciudades censuraran su obra sin hablar con quienes se suponía que podían considerarse ofendidos. En este caso, será difícil saber con quién hay que discutir.