Opinión | ISLAS A LA DERIVA

Olga Merino

Olga Merino

Periodista y escritora

Una salva por Ibargüengoitia

El autor mexicano dejó inconcluso un manuscrito cuando falleció en un accidente aéreo. Háganse un favor: lean lo demás  

El escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia, autor de 'Dos crímenes' y 'Las muertas'.

El escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia, autor de 'Dos crímenes' y 'Las muertas'. / ARCHIVO

Nikolái Gógol dejó sin terminar la segunda parte de ‘Almas muertas’. Charles Dickens solo había completado la mitad de las entregas previstas para ‘El misterio de Edwin Drood’ cuando se lo llevó la parca. También Jane Austen dejó a medias ‘Sanditon’. Vladímir Nabokov no llegó a culminar el controvertido ‘El original de Laura’. Y Albert Camus se estrelló contra un árbol en una carretera de la Borgoña mientras estaba trabajando todavía en ‘El primer hombre’; en el coche siniestrado, dentro de su cartera, encontraron 144 páginas escritas al correr de la pluma pero espléndidas. Cuánta energía en suspenso.

Me temo que el mundo no detendría su rotación si una servidora desapareciera antes de concluir el guiso que lleva entre manos, pero ese funesto pajarraco, la idea de morir a deshora, revolotea a menudo sobre las cabezas de los novelistas. Rosa Montero habla del asunto en su ensayo ‘El peligro de estar cuerda’ (Seix Barral): aunque la autora está más que acostumbrada a saltar de aeropuerto en aeropuerto, cada vez que emprende un viaje le asalta la congoja de que el aparato se estrelle y el libro en curso se quede sin finalizar. No por vanidad, sino porque en cada apuesta el escritor está dando lo mejor de sí mismo, y se supone que la última obra será la más lograda.

Escritor impepinable

Me consta que a Juan Tallón también le ha ocurrido en alguna ocasión, imaginar que la fatalidad lo sorprende con las manos en la masa. Por fortuna, su nueva y espléndida novela, ‘El mejor del mundo’ (Anagrama), ha llegado sin contratiempos a las librerías esta semana para inaugurar por todo lo alto la ‘rentrée’ literaria.

Viene el exordio a cuento porque fue precisamente Tallón quien me descubrió poco antes del verano a un escritor mexicano impepinable. Habíamos quedado a almorzar, y traía un libro de regalo. Lo desenvolví. Se trataba de ‘Dos crímenes’ (Machado Libros), de Jorge Ibargüengoitia. ¿Pero qué maravillosa locura era aquella? Un ‘thriller’ policíaco y tragicómico acerca de una herencia y un doble envenenamiento, cosido con hilo de seda, con unos giros ocurrentísimos y unos diálogos para mojar pan. ¿Cómo había podido vivir en la inopia, sin Ibargüengoitia?

‘Dos crímenes’ es un ‘thriller’ policíaco y tragicómico acerca de una herencia y un doble envenenamiento, cosido con hilo de seda, con unos giros ocurrentísimos y unos diálogos para mojar pan

Enseguida me lancé a por ‘Las muertas’, novela–crónica inspirada en hechos reales, en los crímenes perpetrados por dos hermanas conocidas como las Poquianchis, dueñas de varios burdeles en Guanajuato y Jalisco. Humor negro e ironía ácida para dinamitar las lacras y flaquezas generacionales de un país entero. "Sus novelas poseen la falsa simplicidad de un Wodehouse o de un Waugh sin la pompa católica", escribió sobre él Enric González.

Último viaje

Aunque la fama es un accidente tan voluble como huidizo, no se comprende bien por qué Ibargüengoitia no alcanzó en España el predicamento de otros autores del ‘boom’ latinoamericano. ¿Fue por el sarcasmo burbujeante? Vete a saber. El caso es que murió joven, a los 55 años, en la plenitud artística. El 27 de noviembre de 1983, el avión en el que viajaba, un Boeing 747 que volaba de París a Bogotá, se estrelló en Mejorada del Campo cuando el piloto pretendía hacer escala en Barajas.

El escritor mexicano, afincado en la capital francesa con su esposa, la pintora Joy Laville, había aceptado participar en un congreso de literatura hispanoamericana en Colombia un poco a regañadientes, pues le fastidiaba interrumpir el trabajo. Por la viuda sabemos que estaba enfrascado en una novela cuyo titulo tentativo era ‘Isabel cantaba’. Viajaba con el manuscrito. Se desintegró en la nada.

Por la viuda sabemos que estaba enfrascado en una novela cuyo titulo tentativo era ‘Isabel cantaba’. Viajaba con el manuscrito. Se desintegró en la nada

En el mismo y fatídico vuelo de Avianca viajaban otros escritores —el peruano Manuel Scorza, la argentina Marta Traba y su marido, el uruguayo Ángel Rama—, además de la pianista catalana Rosa Sabater. Moraleja escritural: no cojáis miedo a volar, amigos, pero id aviando esos malditos borradores. 

'Dos crímenes'

Autor: Jorge Ibargüengoitia

Editorial: Machado Libros (2024)

176 páginas. 17,90 euros

'Las muertas'

Autor: Jorge Ibargüengoitia

Editorial: Cátedra (2023)

272 páginas. 16,50 euros