'La ruta invisible' de Jordi Galli: La esencia de una nación en una carretera

Pocas carreteras han hecho soñar tanto como la Ruta 66, que atraviesa EEUU de este a oeste, de Chicago a Santa Mónica, y ha inspirado a generaciones de escritores como Jack Kerouac, cuya novela 'On the road' (1957) se convirtió en referencia de la generación 'beat'. Con una mirada externa y actual, recorremos ahora esos kilómetros míticos de la mano de Jordi Galli (Barcelona, 1965), traductor, librero y editor que debuta con un relato de viajes, 'La ruta invisible'.

Galli comparte su experiencia viajera en este libro que no llega a 200 páginas sin caer en la autoficción, ni tampoco en el tono sabiondo de una guía de viajes, enfocada a enumerar los sitios a visitar: solo sabemos que viaja con su pareja (se refiere a "nosotros" a menudo) y que, más que informar, intenta descifrar los signos de esta ruta que contempla con ojos curiosos y a la vez críticos.

Un país poliédrico

Con una prosa depurada y precisa que da cabida a veces a un registro más lírico y personal, empieza la aventura con 'Temps mort', una reflexión proustiana sobre el tiempo provocada por el milagro de los viajes transatlánticos en avión que trastocan las horas y el espacio. Cada uno de los 22 capítulos trata de un tema claro y se cierra con una reflexión conclusiva del viajero. Así, avanzando en coche y parando en los moteles que puntean una ruta ahora más bien destinada a los turistas nostálgicos (la actual Interestatal 40 es más rápida), aborda diferentes aspectos de la poliédrica y compleja nación para traer a la superficie esta ruta invisible: la 66. 

El viaje es una excusa para contemplar, a partir de los objetos de la cotidianidad, las tonalidades de este país hecho de pedazos variopintos e inevitablemente marcado por la de conquista de un territorio "salvaje". En este sentido, Galli ilumina desde la actualidad los wésterns que fueron el pan de cada día en las sobremesas de los domingos durante años... del siglo pasado.

El viaje es una excusa para contemplar, a partir de los objetos de la cotidianidad, las tonalidades de un país hecho de pedazos variopintos y marcado por la de conquista de un territorio "salvaje"

No podían faltar personajes como Buffalo Bill, por ejemplo, pero también otros menos conocidos como la artista Georgia O’Keeffe, que se instaló en Nuevo México, en el Ghost Ranch, para pintar unas flores particulares. Y David L. Gallup, que fundó una ciudad con su nombre en 1881 cuya historia está relacionada con el desarrollo del tren de la mano de la Atlantic and Pacific Railroad y la explotación del carbón. 

Informaciones y anécdotas

Galli sabe combinar informaciones con anécdotas que dan sentido al paisaje surcado por esta carretera bordeada por la "estridencia visual" de los grandes anuncios de neones, rodeada a su vez de una naturaleza desmesurada, con desiertos como el temible Death Valley, cuya travesía era todo un desafío para los emigrantes que huyeron de sus tierras para buscar trabajo en la rica California durante la Gran Depresión.

Cita aquí a John Steinbeck, autor del libro más emblemático de esta migración, 'Las uvas de la ira' (1939), pero no es el único referente cultural, puesto que la obra está atravesada de literatura, arte, música, cine y arquitectura. Y es la arquitectura la que permite al autor jugar con la cuestión de la perspectiva, como por ejemplo el mirador del Gateway Arch de San Luis. En este sentido, podríamos afirmar que Galli ofrece un cuadro cubista de una sociedad marcada por la desmesura y el contraste a todos los niveles que complacerá tanto a conocedores del país como a neófitos.

'La ruta invisible'

Autor: Jordi Galli

Editorial: Quaderns Crema

192 páginas. 20 euros